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jueves, 12 de septiembre de 2013

OSEJA DE SAJAMBRE: MUSEO ETNOGRÁFICO DE DON JUAN MANUEL GONZÁLEZ PIÑÁN

SIRO SANZ GARCÍA

Hace ya tiempo me aconsejaba vehementemente  el P. Eutimio Martino de Vierdes, visitar el museo etnográfico alojado en una casa de Oseja. La visita se posponía una y otra vez, hasta que en el verano de 2013 una feliz conjunción de circunstancias lo hizo posible. Un servidor que ha visto ya muchos museos rurales, esperaba encontrar un local, portalada, cuadra o corral adaptado para exponer sin orden y concierto multitud de objetos  y utensilios que hace 40 años aun tenían uso diario en las tareas agrícolas y ganaderas de la sociedad campesina montañesa. La sorpresa fue grande al percatarme en el interior que la misma casa se constituía  toda ella en museo, casa rescatada de la incuria y el olvido por una singular y especial persona: D. Juan Manuel González Piñán; por si ésto fuese poco, frente al edificio se conservan dos soberbios hórreos, como si desbordase el ámbito museístico hacia el exterior. Los objetos presentados, todos ellos de un gran valor etnológico, aparecen en su contexto, amueblando una casa montañesa que conserva la esencia de lo antiguo en todas sus estancias, revelando el verdadero rostro de los sajambriegos a través de los siglos. La primera sensación que recibe el visitante cuando franquea el umbral es la de autenticidad, estamos ante el retrato de lo que fue la vida de nuestros antepasados, un retrato antropocéntrico donde los objetos cotidianos conservan su sentido y se descubren con la pátina de la historia en el recóndito valle. No describiré la valiosa colección pues excusaría a muchos de la visita, pero si quiero resaltar que el único paralelismo próximo a este museo puede ser la Casa del Humo de Lois. Sin embargo asombra que a diferencia de aquella, el impulso de la casa museo de Sajambre se debe únicamente al ingente trabajo desplegado por Juan Manuel, esforzado ganadero sajambriego; las vacas de su propiedad aún se alojan en una cuadra contigua al museo y  pueden observarse desde un ventanuco dispuesto a tal fin en la pared de la entrada. Juan Manuel, fascinado por el mortecino resplandor de un mundo declinante y valiéndose únicamente del sentido común, el amor al conocimiento y tradición ancestral recibida de sus abuelos decidió conservar la casa tal y como la había recibido. El día de nuestra visita, junto a la entrada observamos un extraño objeto, el P. Martino preguntó por su nombre y utilidad, Juan Manuel respondió diligente que aquello era una “murera”, especie de ingeniosa trampa para cazar ratones consistente en una base de tabla y sobre ella un gran bloque de madera maciza que se desplomaba aplastando al infame roedor, destructor de cosechas, cuando movía la tablilla que sujetaba el cebo. El propietario del Museo de Sajambre inquirió intrigado al P. Martino por la etimología de la palabra “murera”, el ilustre Jesuita respondió lacónicamente: “José Manuel, en la lengua de Virgilio, ratón se nombra mus-muris”.

No dejen de visitar éste especial Museo y den las gracias a D. Juan Manuel González Piñán con un pequeño donativo, lo merece.
 El  ilustre Jesuita P. Martino en animada charla con el propietario y promotor del Museo Etnográfico de Oseja, D. Juan Manuel González Piñán. (Foto: Siro Sanz)

 Los hórreos a la puerta de la casa museo. (Foto: Siro Sanz)

 Autenticidad hasta en los cierres de las puertas, mediante soga de crin trenzada. (Foto: Siro Sanz)

 Cocina de abajo. (Foto: Siro Sanz)

 Vasar con ollas, cazuelas y otros recipientes de barro. (Foto: Siro Sanz)

Como suspendida en el tiempo, una de las alcobas muestra el modesto ajuar, observen el detalle del perico reservado en la mesita de noche. (Foto: Siro Sanz)

lunes, 2 de septiembre de 2013

OSO PARDO-LIBRO DE LA MONTERIA DE ALFONSO XI.ÁMBITO HISTÓRICO DE DISTRIBUCIÓN DEL PLANTIGRADO EN LOS CONCEJOS DE VALDORÉ, LA VELILLA, CISTIERNA, SABERO Y LA ERCINA EN EL SIGLO XIV.

EL OSO PARDO EN LA MONTAÑA ORIENTAL LEONESA. ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA COMARCAL DE RIAÑO Nº 35.
Siro Sanz Garcia
Antes del envenenamiento masivo, de las armas de fuego, del abandono de la ganadería tradicional, de la gran desolación producida en el campo debido a la emigración, y la proliferación de pistas terreras construidas por el Servicio Territorial de Medio Ambiente, este paisano fundador de religiones prehistóricas,  medraba en áreas cercanas a la meseta e incluso las rebasaba. La recopilación de topónimos en el Libro de la Montería, registrados en la Montaña Oriental Leonesa, nos explica la situación de aquellas zonas ocupadas por bosques de roble y hayedo, cercanos a las poblaciones actuales. En el siglo XIV el oso pardo abundaba más allá del reducido espacio que hoy ocupa en los montes de Riaño, y era relativamente abundante en los montes de Valdoré, La Velilla La Ercina, Sabero, Cistierna, e incluso Gradefes.
Aunque el estudio abarca toda la Montaña Oriental, problemas de espacio impiden la publicación íntegra. En éste reconstruiremos alguna de las cacerías de osos en los espacios concejiles anteriormente citados. El procedimiento  utilizado a tal fin es el trabajo de campo dirigido a la recogida de datos referidos a los topónimos conservados, alguno de ellos transformado pero aún reconocible e identificable con la voz antigua del S. XIV. Los trasmisores de nombres para este trabajo, han sido personas de más de 80 años. Auguramos en años futuros una gran pérdida en lo que a nombres antiguos se refiere. La muerte de esos reservorios de cultura tradicional, significa la desaparición de un gran legado toponímico que no podrá ser recogido y ubicado a tiempo.
 Los montes se definen de dos formas: “buen monte de oso en verano y a veces en invierno” determinan sus zonas de campeo para alimentarse en verano y los montes donde seguramente invernaba, donde había que obligar al oso a salir de su cubil.   Se indica también por dónde deben realizarse “las vocerías”. Es decir, con la participación voluntaria, a veces obligatoria, de concejos enteros, conducir al oso hasta “las armadas” donde se construían trampas en tierra y cerraba la salida de los valles para dar muerte a la fiera mediante estas insidias. La mención de “ténganse canes de renuevo” indica la utilización de jaurías de perros muy necesarias para azuzar al animal y obligarle a salir de zonas boscosas hasta el lugar donde se encontraban las armadas. Los perros que iniciaban las batidas eran ayudados por otros más frescos y descansados que  se iban incorporando en lugares escogidos previamente. La muerte del oso se hacía a pie ó a caballo; para ello se utilizaban armas arrojadizas: lanzas y azconas.  En el libro La Huella de las Legiones, Cuaderno de Campo 5, Eutimio Martino-Siro Sanz, reseñaban la coincidencia del ojeo de las fieras, que los romanos aplicaron para someter a los cántabros, con este ojeo al oso en el Medioevo, por ejemplo: (Vocería en el Valle de Tendeña en Riaño, con vocería contra la Peña de Valberga y armada contra La Torre de Riaño),(Vocería en Remolina desde el Vado Laso hoy Pozo Llaso en el río Esla junto a la presa, hasta La Collada de Cabreriz hoy Cabreros, Cuendabrin- Condobrín y Mental. Las armadas desde  Remolina hasta el vado de Laso en San Roque donde apareció la lápida de Vadone Viragidegino).
 De tal manera, que muchos de los caminos romanos por fondo de valle dirigidos a la cacería humana de los castros, son los mismos que utilizarían los monteros y ojeadores en tiempo de Alfonso XI para la cacería del oso pardo
La primera montería que vamos a exponer la localizamos en el espacio comprendido  entre Modino, Cistierna, Sabero por el Este, y Sotillos, Oceja, Yugueros al OesteOOoooo. Un cuadrado de más ó menos 6200 ha, articulado por tres valles que nacen en el Esla y se cierran al Oeste con las colladas de Yugueros y Sotillos en la divisoria de aguas Porma-Esla.
 Los valles implicados de Sur a Norte son el de Modino, Valle de Mercadillo, Valle de San Vicente de Valdeyera que comunica por la collada de Yugueros con La Ercina y Oceja, finalmente el Valle de Sabero desde el río Esla hasta La Collada de Sotillos. La descripción de la montería, es como sigue: Dosante y Val de Guida, et Val del Orrio, et Val de Bodino es todo un monte, et es bueno de oso en invierno. Et son las Vocerías, la una desde el Pico de sobre la collada de Sancta María, et desde la collada de Sancta María por el camino ayuso fasta la collada del Sotiello et dende Fasta la Peña del Arzón; et la otra desde Hozeja fasta Ingueros; et la otra desde la Muñeca fasta Caveñes de Yeres et dende a los Torales; et la otra dende en derecho de Cestiérniga por allende el río fasta en derecho de Sanct Helices. Et que estén canes de renuevo sobre Val de Guida. Et son las armadas, la una en la Collada de Sotiello, et la otra en Val  Sabero.

MONTES

Dosante: Hoy Monte Busante, entre Sabero y Valdoré, en las inmediaciones de la Peña los Castros de Sabero, hacia el Oeste de estas peñas sobre el Esla. A Busante se puede acceder por camino desde Sahelices, dicho camino comunica con la Velilla de Valdoré y recibe el sugerente nombre de “La Calzada”.
Val de Guida: Hoy Valdegüida, en término de Olleros. Es un valle que corre paralelo al valle de Yugueros entre Valtorno y La Cerra de Yugueros.
Val del Orrio: Hoy Valdelorrio, se llama así un valle perteneciente a Yugueros, frontero con Valdesabero al Norte. Existe también una peña llamada Peña Valdelorrio en la cual se situaba un arca divisoria de los dos términos. Busante, Val de Guida y Val del Orrio  actualmente son espesos montes de roble con brezales y escobas, en las inmediaciones de Lagurusenda (Libro de La Montería, Logrosenda) cara noreste en el  monte del repetidor, más conocido como La Camperona.
Val de Bodino: Lo identificamos con el Valle de Modino que arranca de este pueblo y comunica con San Pedro de Foncollada. En otra montería se citan como buenos montes de oso en invierno Corona y Valdeladrones. Esta Corona es la de Modino, monte de unos 1133 m sobre el valle de Modino, y Valdeladrones un monte de Cistierna que asciende junto al túnel del Hullero La Robla-Bilbao hasta los corrales de Yugueros.

VOCERÍAS

La una desde el Pico sobre la collada de Sancta María et dende la collada de Sancta Maria por el camino ayuso fasta la collada del Sotiello et dende fasta la Peña del Arzón”: DON JULIO DE PRADO REYERO en “Un Viaje Histórico por el Alto Esla” p. 113 recoge un testimonio de la existencia en Olleros de una ermita dedicada a la Virgen que celebraba su fiesta el 8 de septiembre, fiesta también en Cistierna por lo que se trasladó al 6 de agosto, fiesta de los Santos Justo y Pastor, titulares de la Parroquia actual. Esta ermita se localizaría e algún punto de Lagurusenda en collada hacia Bozmediano y cerca del Pico de La Camperona.

 El camino por bajo, debe de ser alguno de los que bordea La Camperona hacia el Oeste que bajan hasta la collada de Sotillos, y de sotillos a La Peña Larzón como se llama actualmente al monte sobre Casetas.
Et la otra (vocería) dende (desde) Foceja fasta Yngueros et dende a los Torales: El cerco por el Oeste se cierra para obligar a la fiera a dirigirse hacia el Este de Oceja (Foceja) y Yugueros (Ingueros) pueblos que actualmente pertenecen al municipio de La Ercina. Los Torales, en las cercanías de Yugueros, se sitúan en la margen derecha  del Arroyo de Mercadillo.
Et la otra (vocería) dende La Muñeca fasta los Caveñes de Yeres: Muñeca no lo hemos podido identificar, pero tiene que estar inmediato o en las cercanías  del monte de San Vicente de Yera, que es un despoblado cercano a Yugueros (Los Casares) junto a un gran monte de roble, muy bien documentado desde el siglo XVI hasta el XX como perteneciente al Marqués de Astorga. Todo el término se llama actualmente San Vicente de Yera. Caveñes de Yeres puede ser Cabañas de Yera o de San Vicente.
Et la otra (vocería) dende en derecho de Cestiérniga por allende (al otro lado) el río fasta  en derecho de Sanct Helices.
Esta vocería se hacía desde Cistierna (Cestiérniga) pasando a la margen derecha del río, entrando por Valtorno hasta la collada de de Valdegüida (Val de Guida) enfrente de Sahelices de Sabero (Sanct Helices).
LAS ARMADAS
Et son las armadas, la una en la collada del Sotiello, et las otras en Val Sabero. Se cierra el cerco con el control de las salidas del Valle de Sabero por el Oeste en la Collada de Sotillos; al Este la armada se montaba en la confluencia entre el río Horcado y el Esla. La cacería abarca un terreno muy extenso; el valle de Yugueros queda inmediato al de Sabero pero no así el de Modino, mucho más alejado, unos 7 Kilómetros en línea de aire. Si las armadas sólo se hacían en el Valle de Sabero, el esfuerzo de los monteros debía de ser enorme para dirigir al oso a las armadas a través de los intrincados montes de roble y haya  situados entre Modino, Cistierna y Sabero.
Opinamos que estos montes anteriormente descritos y todo el área de Peñacorada deberían  ser vistos como lo que son, un espacio de gran biodiversidad en el cual de nuevo campea el oso pardo.
 Al fin y al cabo nuestro viejo y achacoso tío regresa esporádicamente a los lugares que siempre habitó. Los animales no distinguen los límites administrativos establecidos por el Parque. Penacorada y los bosques del interfluvio Porma-Esla, junto con los del interfluvio Esla-Cea, fueron y pueden volver a ser la gran osera de tiempos medievales. La documentación antigua muestra bien a las claras la riqueza cinegética de estos lugares que ahora serán exterminados por la línea de alta tensión Sama-Velilla. La fuerza de los concejos Leoneses mermada por tantos años de esquilmo, de emigración y de enfrentamiento estéril entre los partidos políticos, surge de nuevo en las Plataformas Cívicas  que luchan contra la devastación eléctrica y la nueva amenaza del ceoducto que pretende convertir en un basurero nuestros montes.
 Desde Valderrueda hasta los concejos asturianos del Valle de Aller se alza un clamor popular por tamaño desafuero.
 Los Prado y Tovar que en otros tiempos tanto oprimieron a la Montaña Oriental fueron combatidos por los concejos montañeses generación tras generación. Eléctricas, Confederación, Parques, han tomado el relevo de los antiguos señores de horca y cuchillo, e inician presuntamente un neofeudalismo tan agresivo o más que el anterior.
La gestión de los montes y las aguas son su objetivo; el acaparamiento de recursos, el arma que utilizan para despoblar La Montaña, como ya lo intentó en el siglo XVI Fernando de Prado, señor de Valdetuejar en muchos concejos.

 Desde Cistierna la visión de una montaña limpia, con un programa de desarrollo sostenible no basado en industrias energéticas, es cada vez más clara. La utopía de vaciar el pantano de Riaño, una utopía necesaria, que aliviará la pesadumbre de tanta muerte contenida tras el gran muro que sigue amenazando con su presencia a los pueblos situados aguas abajo.
 Extraordinario ejemplar de oso pardo descendiente de aquel oso republicano que mato al rey Favila hijo del rey Pelayo. Fue abatido a principios del siglo XX en el Valle de Sajambre. (Foto gentileza de Don Juan Manuel González Piñan propietario del Museo Etnográfico de Oseja)

 Dosante hoy conocido como Monte Busante en Sahelices de Sabero. En la parte traspuesta se encuentra Logrosenda hoy conocido como La Gurusenda en Velilla de Valdoré. (Foto: Siro Sanz)

 Entre la Cerra de Yugueros y Sotillos se encuentra Val de Guida y Val del Orrio, en el centro de la imagen, hoy conocidos como Vadegüida y Valdelorrio, al fondo la inconfundible silueta de Peñacorada. (Foto: Siro Sanz)

Al fondo a la izquierda la Camperona, a media ladera Monte Busante y traspuesto hacia la Velilla de Valdoré: La Gurusenda en el Libro de la Monteria Logrosenda. En el fondo del valle la villa de Sabero. (Foto: Siro Sanz)

Detalle de uno de los tramos del camino conocido como la Calzada en Sahelices, que sube a Monte Rodio y Logrosenda para comunicar con la Velilla de Valdoré. Los mismos caminos utilizados por los romanos para el ojeo humano y sometimiento de los castros son utilizados 1300 años después para el ojeo de oso pardo. (Foto: Siro Sanz)

Al fondo a la izquierda el hayedo del Valle de Tendeña por donde se azuzaba al oso en una vocería que tenía la armada contra La Torre de Riaño situada en el peñón que hoy emerge de las aguas a boca del valle.(Foto: Siro Sanz)