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lunes, 18 de febrero de 2013

LA ERCINA : LA PEÑA EL CASTRO, LA ERMITA DE SAN JORGE Y EL PASO DE LA GOBIA EN SOBREPEÑA (Artículo publicado en la Revista: Peña el castro de la Ercina, Nº 21- Julio de 2011)






Dedico este articulo a mis estimados paisanos del Concejo de la Ercina. Las tierras de las Arrimadas y Valdellorma esconden una gran historia reflejada en los restos prerromanos y la rica documentación Alto Medieval, aquí va un pequeño capítulo de la misma.
Al Norte de la Ercina, arranca un camino que se dirige hacia un paso estrecho denominado la  Hoz, al salir del angosto pasaje lo primero que se divisa  es la masa caliza de la Peña el Castro, la cual se tiende y eleva gradualmente de Oeste a Este. Se conoce con el nombre de Los Campos a la pradería que rodea  la Peña el Castro por el Sur y el Oeste. La zona Oeste, presenta numerosos huertos tapiados previsiblemente con piedras acarreadas de los derrumbes de la muralla que en tiempos remotos protegía a los moradores y sus ganados. Desde Los Campos, el camino se bifurca en otro que a tramos presenta empedrado y cortes en la roca. Este camino circunvala todo el recinto castreño y se dirige hasta la ermita de San Jorge, situada al Norte del Castro.   El cordal situado al Norte recibe el nombre de “La Mata la Cinta”, divisoria de la Ercina con el Valle de Colle. La ermita de San Jorge preside todo el conjunto, se sitúa justo en medio de la Mata la Cinta. San Jorge, ubicado en lugar tan estratégico solo puede obedecer al impulso romano. Es muy difícil que un poblado se estableciese  en la cresta de un cordal expuesto a todos los vientos. El culto a Júpiter durante la campaña y después de ella seguro que enraizó en este lugar. La evolución del nombre sería la siguiente: Jove, ablativo locativo (el lugar de Júpiter) daría Joge y por etimología popular pasaría a Jorge (santo guerrero). En el fondo de la vaguada entre el Castro y la ermita de San Jorge se sitúa el Castiello cercado de muro y próximo a una laguna artificial donde al parecer se ha buscado agua.
 El recinto castreño presenta dos cinturones de muralla claros y a la vista,  entre ellos tres espacios bien definidos.  El recinto de la parte inferior, tiene una extensión de 1,22 ha apróximadamente con un gran derrumbe hacia el oeste. Se observan aquí y allá grandes huecos practicados por expoliadores ocasionales. El segundo recinto también cercado por muro se sitúa  a unos 50 metros por encima del primero,  tiene unos 4500 metros cuadrados. El tercer recinto culmina el castro con unos 6085 metros cuadrados. La parte alta del castro, a modo de acrópolis, parece la más arcaica. El recinto inferior muestra indicios de haber sido reutilizado en época  Sueva y Alto Medieval, como tantos castros situados en el entorno del Macizo de Peñacorada. La muralla es similar a los restos que observamos en los castrillines del complejo de Aguilar situado entre Cistierna y Sabero, sobre todo en cuanto a su grosor que oscila entre 2,30 y 2,70 metros aproximadamente, muy semejante también a otras defensas observadas en el área cántabra de la Montaña Oriental. Presenta la muralla dos paramentos: interior y exterior, construidos ambos con piedras bien careadas, el espacio entre ellos se rellena con piedras más pequeñas y ripio.  Al Norte y Sur, el castro es defendido de forma natural  por grandes farallones calizos. El acceso parece que se situaba al Norte del recinto inferior. No observamos rastro de fosos, a no ser que hayan sido colmatados por  el derrumbe tan enorme de la muralla, de existir se situaría frente al primer recinto  el más cercano al fondo del valle. Como en Aradillos la muralla aparece completamente arrasada “Castrum Tamen captum deruit est”. Aparte del camino descrito anteriormente   existe otro camino próximo al castro, con un paso en peña denominado La Gobia, frente a Sobrepeña, el cual no deja de impresionarnos, incluso después de haber visto otros muchos en la montaña en: Argovejo, Prioro, Villayandre. Posiblemente este corte y otro que existe en las cercanías en dirección a la Devesa, son los que dieron el nombre a la Acisa. El término tampoco es extraño en otros lugres del imperio romano (castra intercisa, intorcisa) que deriva del verbo latino "intercido" separar por corte. Nombre interesante  “Paso de la Gobia” que nos remonta como poco a la Edad Media. Puede venir de Escobio, radical de agua Is-apa (aqua apa) daría Is- Cobio que pierde la -S-, quedando Cobia-Gobia. Al otro lado de la Gobia se encuentra el Valle de las Arrimadas, otro hidrónimo derivado de Ara- mada, donde Ara pasa a Ari-Mada y, en la documentación Medieval Rimada (Loco certo inrimada). Otra explicación para la Gobia lo puede relacionar con la conquista Romana. Así lo podemos derivar de Copia Copiarum (ejército, tropas, fuerzas), Copia daría Gobia.
Lo monumental del corte por el que pasa el camino excede a las posibilidades de la comarca en el pasado y la similitud a otros observados en la Montaña Oriental (La Velilla de Valdoré, Ventaniello en Villayandre (Entrecisa), Las Conjas en las cercanías de Prioro, Las Salas) nos remite sin duda a una mano superior, que no puede ser otra que la romana. Desde luego la documentación Medieval lo da como existente en el siglo X-XI. Existe un documento del Monasterio de Santa María de Otero de las Dueñas que nos reafirma en esta conclusión terra in terredurio in Lorma, loco predicto ad illa aura de Uellio, pero cunctis terminos suis: per termino de Sendino, et per termino de carraria qui discurre de Accsisa Maiore et afiie in carraria qui vadit Super Penna...”
El serrón rocoso que arranca de la Ercina y separa el territorio de Llorma de las Arrimadas, tiene dos pasos  practicados: uno el de la Gobia frente a Sobrepaña y otro más abajo en dirección a la Devesa. El paso de la Gobia es el más notable y el que se nombra en este documento: Accisa Maiore (corte mayor) junto con la carraria  (camino) que baja hasta el Camino Real que entronca con la Acisa al Sur y por el Norte iba a  Sobrepeña (afiie in carraria qui vadit Super Penna).
 Tras pasar la Hoz se divisa la Peña el Castro. (Foto Siro)

 Camino empedrado a la Peña el Castro. (Foto Siro)
Derrumbe de la muralla en el recinto inferior del castro. (Foto Siro Sanz)

 Cara Norte del Castro. Se observan taludes bajo el castro ¿sistema defensivo o cangas de cultivo?. Nos parece observar a la derecha de la imagen bajo una mata de encina la puerta de acceso al castro,(Foto Siro)

 Paramento exterior de la muralla
 Ruinas de la ermita de San Jorge en la Mata la Cinta que separa Valdellorma de Colle. (Foto Siro)
 Sobrepeña, enfrente, el serrón rocoso que separa de Las Arrimadas y le da nombre al pueblo. En ese serrón , frente a la población, se encuentra el paso de la Gobia. (Foto Siro)
La Gobia. (Foto Siro)

EUTIMIO MARTINO: HISTORIA DE UN DESENCUENTRO. CRÓNICAS LIBRESCAS (Siro Sanz García)



Leo con expectación y gran interés la noticia del posible hallazgo de un campamento romano de la Legio VI, frente a la villa romana de Navatejera. La arqueóloga que ha hecho el descubrimiento afirma en el artículo de Leonoticias, 17 de febrero, que: “nadie hasta ahora había reparado en la posibilidad de encontrar en este lugar una obra de castramentación romana”. Disiento totalmente de esa afirmación, en la publicación del año 1992: León y las legiones del P. Martino, ya se trataba el tema del origen de León y de las posibles legiones acampadas en la Babilonia; una franja de terreno que se tiende al Norte de León hasta llegar a Navatejera.
Si me lo permiten aconsejo a la arqueóloga que ha hecho el descubrimiento y a los colegas de profesión “reputados arqueólogos” a los que ha notificado el hallazgo que se lean el librito del P. Martino. Si lo hacen, se darán cuenta que hace 20 años el denostado P. Martino, ya había resuelto prácticamente el tema en su libro, en el cual trata ampliamente la toponimia, hidronimia, las presas y restos que aparecen por este pago denominado con el sugerente nombre de la Babilonia. Los restos encontrados se encuentran estrictamente frente al Molino de la Roma, especificado en la obra citada.
Martino, profundizó en ese libro como nadie lo ha hecho hasta ahora, en el tema de las legiones VI, X y la V Alaudae, que no es otra que la L. V. Insequentis “perseguidora”, aparecida en algunos ladrillos de Lancia y aquí en la Babilonia. Llama también la atención que al trasladar la arqueóloga la noticia a sus colegas, ellos “han confirmado la posibilidad de la legio VI en este lugar”.
Muchos leoneses aun recordamos la polémica surgida en el 92, polémica que llego a la televisión de León. En ella Martino, se defendía como gato panza arriba contra el acoso de otros “reputados arqueólogos” que negaban en bloque sus tesis de la Babilonia y de otras legiones en León. Hace unas semanas ocurría algo parecido. Otro avezado arqueólogo o historiador había descubierto un nuevo canal romano perteneciente al complejo minero de Villarroquel. Pues éste, tampoco conocía el libro de Martino: El Molino de la Griega, editado en 2001. Ese canal ya había sido descubierto por Eutimio. 
Estoy de acuerdo con la afortunada arqueóloga que ha hecho el descubrimiento en que los restos romanos y, añado, la historia romana no se circunscribe únicamente a León. En eso lleva gastados Martino más de treinta años, el estudio profundo de la Montaña Leonesa, que es donde comienza el origen de la romanización y sobre todo del urbanismo en nuestra provincia, después de las guerras contra cántabros y astures.
Al esforzado jesuita, por decirlo de alguna forma “la oficialidad” “los que detentan toda la ciencia y potestad sobre el patrimonio” no le hacen ni caso. Será que leen poco.

León y las legiones de Eutimio Martino, editado en 1992. En la portada: el pago de la Babilonia, entre la universidad y Navatejera, antes de su arrasamiento por las modernas construcciones.

A la derecha de la imagen junto a un celtíbero, el filósofo, lingüista e historiador Padre Eutimio Martino de la Compañía de Jesús. Colegio de los Jesuitas de León (Foto: Padre Chuspe)


martes, 12 de febrero de 2013

BODAS MORISCAS. CRÓNICAS MORISCAS DE UN CRISTIANO VIEJO DE LAS MONTAÑAS DE LEÓN .



Asistimos perplejos en las bodas españolas al desparrame general del personal en lo que toca al respeto ceremonial y antiguas costumbres. Se ha perdido mucho o todo de aquella antigua gravedad hispana, cuando la fiesta nupcial aun reflejaba un ritual de paso hacia un nuevo estado, en el cual, los esposos, eran acompañados de la parentela, amigos y en las zonas rurales por toda la comunidad. Hoy muchas bodas son precedidas por la despedida de soltero o soltera, se acude a los palacios del mal gusto donde las bromas procaces y zafias son lo normal, preludio de lo que va a suceder en el bodorrio y por desgracia en la futura vida de muchos contrayentes.
Cuando la boda es religiosa, el comportamiento indecoroso en la iglesia es moneda corriente, en ocasiones, tan deleznable, que raya en la profanación del lugar sagrado. Observen y verán que algunos-as entran fumando desde el pórtico hasta el atrio, no responden a las oraciones, no callan ni en los momentos mas importantes de la ceremonia, la gente viene ya cansada, permanecen sentados durante toda la misa, ni siquiera se levantan para la gran elevación y, a todo ello, asisten nuestros sacerdotes sin decir ni pío. No estaría mal recordar lo que dice el sagrado libro: “mi casa es casa de oración”.
En las bodas civiles, pasa tres cuartos de lo mismo, salgo siempre del ayuntamiento con un sentimiento de vergüenza ajena, preguntándome si he asistido a una ceremonia nupcial civil o a una sesión del Club de la Comedia dirigida por alcalde de turno.
En 25 años he asistido a muchas bodas magrebíes, por supuesto que las modas en cuanto a vestuario, banquete, forma de presentar los regalos etc., al igual que en los países cristianos han cambiado sensiblemente, pero lo esencial de la ceremonia (siempre civil), creo que sigue siendo fiel al ritual ya vigente en el tiempo del profeta Muhamad, sobre el sea la paz. Con ligeras variantes el mismo ritual se practica en todo el ámbito islámico desde Marruecos hasta la India. La separación de sexos es norma en las bodas musulmanas, también, en otras ceremonias como la tahara (circuncisión), nacimientos o funerales. Mi condición de cristiano, inexplicablemente me ha permitido en muchas ocasiones ser testigo de situaciones vedadas a los varones musulmanes; pienso que es debido a la magnífica hospitalidad árabe o a la cara de idiota que suelo poner en tales eventos, lo que me otorga pasar desapercibido sin que ninguna mujer se incomode con mi presencia.
El matrimonio en el Magreb y en todas las clases sociales va precedido de la petición de matrimonio (jitba). En la petición se negocia sobre la dote que el novio se compromete a entregar a la futura esposa, base del peculio privado que siempre pertenece a la mujer en caso de divorcio. La novia (l´arusa) aporta el ajuar (axuar) de su casa y últimamente su trabajo: enfermera, doctora, empleada de banca, funcionaria, autónoma, trabajadora de hostelería; las chicas árabes al igual que las españolas, han demostrado ser más estudiosas y esforzadas que los varones, saben que un trabajo por muy musulmán que sea el país, es lo que realmente otorga la libertad para no atarse o depender del macho de turno. Olvidemos ese lugar común, según el cual, toda mujer cubierta por un pañuelo es una mujer sin libertad. Debajo del pañuelo también funcionan las neuronas. Conozco a muchas magrebíes con pañuelo a la cabeza y con profesión, dueñas de su vida y destino, más libres que muchas de sus hermanas españolas. Las distintas ceremonias de la boda solían durar una semana hasta no hace mucho, actualmente se despacha todo en tres días.  Para la entrega de la dote se realiza una ceremonia especial, en ella la familia del novio se dirige a la casa de la novia llevando en carretas bellamente decoradas: telas, tatsitas, kamises, zapatos, maquillaje, henna, azucar, te, aceite de oliva, pulseras, anillos y collares de oro, además de animales que serán sacrificados para el consiguiente convite: corderos, terneras.
Grupos de músicos acompañan a la comitiva hasta la casa de la novia, tocando instrumentos de percusión  y chirimías. En la víspera de la boda, al atardecer, la novia se dirige al haman (baño público) acompañada de  la parentela y amigas que la bañan y depilan por completo. Se regocijan con cantos epitalámicos cuando comienza a escucharse el agudo grito de las mujeres árabes conocido en Marruecos como sguerti o yu-yu.  Después del baño, ya entrada la noche, la novia recibe en casa a todo el cahale de mujeres que asisten a la ceremonia de la alheña. Una mujer especialista en el arte de alheñar, decora los pies  y manos de la novia con hermosos y tradicionales motivos florales o geométricos. La música y la danza acompañan a la novia en este acto de regocijo general, cuando empieza a mostrar sus trajes más fastuosos. La negafa (mujer encargada de vestir a la novia) y sus ayudantes se ocupan en todo momento de que la novia luzca de forma especial entre todas las mujeres. En la mañana del acto central de la boda, la novia acude a la peluquería donde se maquilla y peina para la ceremonia. Al anochecer comienza la fiesta con la firma del contrato ante el adul (notario) y los testigos. Hombres y mujeres por separado asisten a la fiesta, se banquetea y se baila hasta el momento central cuando la novia realiza una especie de procesión (zifad al arusa)  por el patio de la casa. La recién casada se sienta en cuclillas sobre una bellísima silla de manos, es izada por cuatro o seis bizarros mozos (abids), que la exponen y presentan ante toda la comunidad. En el banquete (walima) hombres y mujeres de ambas familias, siempre por separado se conocen e intiman. La recién desposada muda hasta siete veces de vestido y galas durante el banquete, al que asiste sentada en una especie de trono junto a su marido. Sobre las seis o siete de la mañana, los novios, son acompañados por las madres y tías de ambos hasta un hotel donde consuman el matrimonio.  
Las ancianas cuentan con mucha gracia que antiguamente, éste era un momento muy comprometido para los varones. En aquel tiempo, nadie iba a los hoteles para tal menester. En la misma casa donde se celebraba la fiesta, se retiraba la pareja a una alcoba bien dispuesta y engalanada, toda la parentela y amigos esperaban con música y gran algarabía a la puerta  donde el nuevo matrimonio gozaba por primera vez la dicha del amor.
Con el barullo de las palmas, gitas, derbukas, bandires, chirimias, apremiado por las voces y comentarios chuscos de los hombres, algún novio  hubo que perdió el oremus, agotando la paciencia de los que fuera esperaban para contemplar sobre bandeja de plata los zaragüelles kandrissi de la recién desposada adornados con  la roja flor de su honor. 
¡Qué Dios guarde y acreciente el pudor y honestidad de las mujeres del Magreb-al- Arab¡

(Zifad al arusa).La novia sentada en cuclillas sobre una hermosa silla de manos, es izada por cuatro bizarros mozos que la exponen y presentan ante toda la comunidad. (Foto gentileza familia Siro Sanz)
Los abids preparan la silla para portar a la novia. (Foto gentileza familia Siro Sanz)
El cordero asado nunca falta en las bodas magrebíes. (Foto gentileza familia Siro Sanz)
La pastela: hojaldre relleno de carne y almendra otra de las delicias en el banquete de las bodas moriscas. (Foto gentileza familia Siro Sanz)

sábado, 9 de febrero de 2013

DJEMAA EL FNA-CAFÉ LA FRANCE. CRÓNICAS MORISCAS DE UN CRISTIANO VIEJO DE LAS MONTAÑAS DE LEÓN



Durante más 25 años he sido fiel a una visita ineludible en Marrakech, el Café la France. Existen en la villa otros muchos cafés, algunos de gran lujo y escogida clientela, para mi el ideal es La France. Tengo que decir que el trato del personal hacia un servidor  siempre ha sido correcto y afectuoso, en honor a la verdad estoy un poco enchufado, pues los propietarios son contraparientes de mi mujer y en los países árabes al igual que en España ya se sabe: primero se favorece a la familia, segundo los amigos de la familia y parentela lejana, después a los amigos de los amigos y así hasta el infinito.  
Situado en el extremo Este de la plaza de Djemaa el Fna, se constituye como el lugar más idóneo para escudriñar el bullicio de tan especial agora, sobre todo al atardecer cuando las Halkas (grupos en corro) empiezan a formarse y el humo de los figones se eleva formando una espesa cortina que desdibuja a la luz del sol poniente los contornos de las cosas y de los casos que aquí ocurren. Aparentemente nada especial tiene el lugar. En las fotos de los años treinta durante la ominosa presencia francesa, ya aparece el Café la France en  las postales color sepia de la medina. Presentaba entonces planta baja y azotea de barro, sobre la cual en los años cincuenta- sesenta se levantó otro piso y una hermosa terraza panorámica. Acudo todos los jueves por la tarde. Entro a la medina por Bab Dukala  (la puerta de Dukala) y me dirijo a Mul-Ksor , el corazón de la medina, donde ese día y desde hace siglos se celebra un musem (romería). Es raro ver pasar algún Nsara (cristiano) por este lugar. Me siento en el  suelo a descansar junto a una de las improvisadas Halkas que se forman alrededeor de la ermita del santo. La Halka está compuesta en su mayor parte de mujeres y niños que vienen a pedir al marabuto la baraka y a consultar a las suafas (videntes) sobre los problemas que las agobian: maridos aficionados al majía (orujo de higos), el precio de los alimentos, de donde saldrá el dinero de la boda de la hija, vamos lo normal.
Dos de las suafas más veteranas: Lala Malika y Lala Rashida, son conocidas mías y entre cada tirada de cartas y fundición del estaño, que esos son los medios que utilizan para adivinar el futuro, nos contamos los últimos chismes de conocidos y extraños. Últimamente andan las mujeres algo preocupadas, los barbudos, esos del dólar en la frente, la marca de muy rezadores y beatos, hacen visitas esporádicas que asustan a la clientela, dicen que esto no es más que superstición mujeril, sacadineros y herejía contra el santo Alcorán. Los muy hipócritas incluso se han atrevido a levantar la mano contra la tumba del wali (santo) que protege Ksor y hablan perrerías de los Sebatu Riyal (los siete santos varones que guardan con su seráfico recuerdo las puertas de la medina de Marrakech). Me uno a mis amigas en improvisado plegaria para pedir a Dios y al supremo patrón de la medina: Sidi Bel Abbés, que nos libre de semejante gentualla, y a ellas les permita seguir ganándose la vida honradamente con su industria, el brujeril oficio que ellas practican ni se mete con nadie ni a nadie hace daño. Dejo Ksor y me dirijo al Souk Semarin (el gran bazar), entro en un río de gente que me empuja hasta la plazoleta de  Ragba Kadima y de aquí a Kanaria, justo a la salida o entrada de Kanaria, según se mire, aparece el Café la France. El establecimiento tiene dos partes bien diferenciadas: la planta baja, lugar mayormente ocupado por los marraksies, todos varones, aun está muy mal visto el alterne de mujeres por los carfés, aquí se pasan las horas consumiendo café y fumando. Siempre me siento en la misma mesa en la planta baja, junto a la columna central, tomo mis notas y converso con los amigos: un maestro de primaria, un profesor de literatura,  un anciano cristiano de nación belga, excelente dibujante y mejor conversador, un vendedor de cigarrillos americanos; cuando no hay tema a debatir contemplamos el tráfago  de la plaza y el gran bazar. De vez en cuando una horda de gauris nasarani (extranjeros-cristianos) pasa dirección a la escalera del fondo que conduce a la terraza panorámica, por decirlo así, la zona fina del Café la France. Al que visita por primera vez la Plaza de Djemaa el Fna le aconsejo que suba a la terraza de La France a las siete de la tarde cuando las halkas ya están formadas, el sonido de los atabales, tambores y chirimías de los Gnawa lo llenan todo, los que viven de contar sus historias tienen a su público rendido, los fakires beben agua hirviendo, los Aissaouas han dispuesto sobre el suelo las cestas con las oscuras cobras y  hermosas víboras del desierto. Sin embargo, a esa hora el mayor espectáculo no viene de la plaza, se produce como una explosión repentina en todo el ámbito de la medina de Marrakech. Es la hora de la oración, en Yemaa al Harbus, la mezquita situada frente al Café la France, comienzan a entrar los fieles,  llegó el momento del Asr, la oración justo antes de la puesta del sol.
La voz gutural de los imanes marraksies se eleva sobre la medina llamando a la oración “La- u- ajbar- la ilaha la ila la” proclaman la grandeza, magnificencia, unicidad de Dios y la bendición del profeta Muhamad. Las llamadas a la plegaria -Haia a lal fala-Haia a lal shala- se suceden una y otra vez y así en más de trescientas mezquitas, convirtiéndose unas en el eco de las otras. En ese momento el turista  se repliega en si mismo, se percata repentinamente que está inmerso en un ciclo cultural distinto al suyo, un cierto temor respetuoso se apodera de su ser. Más o menos el mismo estremecimiento que sintió el viajero alemán  Jerónimo Munzer en el s. XV,  cuando entraba en las poblaciones moriscas de Aragón y escuchaba por primera vez desde las torres de las aljamas de los mudéjares españoles la voz del último resto del  glorioso Islam Hispano.


 Desde el Café la France vista de la entrada al Zouk Semarin (Gran bazar). (Foto Siro Sanz)
Djmaa el Fna, al fondo la mezquita Jemaa al Harbus situada enfrente del Cafe la France. (Foto Siro Sanz)

jueves, 7 de febrero de 2013

PEÑACORADA. BREVE HISTORIA DE UNA MONTAÑA (Artículo publicado en la Revista Comarcal de Riaño)


La Cantábrica,  una de las cordilleras más hermosas e intrincadas de Europa tiene tantas montañas singulares, que hablar de una de ellas puede parecer pretencioso si no fuera por la entidad histórica y riqueza medio ambiental de aquella que deseamos ensalzar.
Penacorada más que montaña es un macizo de unos 8 kilómetros de largo por tres de ancho, compuesto y articulado mediante tres picos sobresalientes que se suceden desde Cistierna hasta la Mata de Monteagudo. El primero preside la villa de Cistierna con una altura de 1276 m, el siguiente se eleva sobre Valle Diez ó Agua Deu en Valmartino, 1589 m. Ya en los concejos de Prado de la Guzpeña y Valderrueda, el último pico 1832 m, que se yergue airoso sobre el valle del Tuejar y desde el cual se vislumbra el valle del Cea en su discurrir hacia las tierras llanas.
Visible desde  Campos y los alcores de León, esta sierra es el portón de la Montaña Oriental, el gozne que une por el Sur las cuencas altas del Cea y Esla. Peña mojonera de la nación Cántabra por el Suroeste y entrada al país de Vadinia, así lo confirma el hallazgo en la Iglesia de Robledo de la Guzpeña de una lápida perteneciente a Dovidero hijo de Amparamo, príncipe de los cántabros.
 Su nombre tiene solera de milenios, se documenta en la alta y plena Edad Media como Corabita y Corabda pasando a Cornada, Coralda y Coronada, estas últimas, corrupción de las dos originales y primeras, tan utilizadas erróneamente por la etimología popular que relaciona Coronada, con montaña coronada de nieve.
Corabita- Corabda son un compuesto prerromano de dos radicales de agua: Cor-Cora y Bed. Existe Peña Cora  en el valle de Sajambre; también en Cistierna los naturales la nombran como Peña Cora. No es extraño que los Celtas la bautizasen con semejante nombre, la abundancia de notables fuentes en todo su contorno es bien conocida en la comarca algunas de las más importantes son: la Jagariz, la del Serres, la Vagüa y la Mata en Cistierna; la Fuente las Ventanas y la Vilortera en Valmartino; la fuente del Moro en Lomas, la Fuente Hervencia en Robledo y la del Coro en Fuentes de Peñacorada.
Las noticias de Peñacorada en la documentación del poderoso monasterio de Sahagún, es frecuente a partir del siglo X, en ellas se atestigua la presencia de molinos e Iglesias en el Valle del Tuejar (subtus corabita) debajo de Cora-bita. El caserío y arroyo de la Bita se conservan aún en la cara sur de la peña. El anónimo de Sahagún la cita en plena Edad Media cuando describe la entrada en el reino de León de Alfonso de Aragón en guerra con su mujer la reina Doña Urraca, hija del gran rey Don Alfonso VI (año 1117) y la nombra como Peña Cornadas“Los caballeros Aragoneses tomaron toda la tierra e región que es enclusa desde el monte Auca (Montes de Oca) fasta el río Estula, e desde el altura del monte Perineo, llamado Peña cornadas, fasta la ciudad de Zamora”, (Romualdo de Escalona,1782 Madrid).
Un documento de donación emitido en Villafranca  (año 1182) por Fernando II (Santiago.Tumbo A, ff,ç. 54v.55r.) cita de nuevo a Penna Corabda y algunos topónimos ya identificados por Ricardo Martinez Ortega: “lacum” La Laguna en Campo el Arca, “civitatem” Campo Ciudad (donde últimamente hemos descubierto gran castro) y “val del aqua” Valdelagua.
 En el mismo documento aparecen otros interesantes topónimos no identificados, que un servidor se atrevió a investigar y son los siguientes: “Cernales” en las cercanías de la estación de Valle las Casas donde aparecieron tumbas medievales al agrandar la carretera, “Canlongum” que identificamos con Callongo en el robledal de Valle, “Penouta” o peña alta el pico más alto de Peñacorada, “Palazolo” es el Palazuelo por encima de Quintana de la Peña, “Penellas” es el Piniellas junto al reguero de San Miguel  sobre el caserío de la Bita, “Belortoriam et Belortoira” el arroyo de Valle Diez se llama de la Vilortera y existe también Fuente de la Vilortera, “Ual de Uineis” el arroyo de Diez o de la Vilortera en Sorriba recibe el nombre de Val de Viñas, Couan de Cato” seguramente se ha conservado en Peña del Gato,“Colada de Leyro” no puede ser otra que la Collada de Lero sobre Ambosa en Valmartino, que da paso a Campo el Arca.
La permanencia de los nombres después de casi mil años en Peñacorada nos habla de una trasmisión generacional continua, si además tenemos en cuenta la raíz prerromana de muchos de ellos la famosa despoblación de la alta Edad Media sería más que cuestionable al menos en nuestra comarca. En el siglo XIV el Libro de la Montería de Alfonso XI la nombra Peñacoralda cuando cita las cacerías de osos y puercos en la Mata de Monteagudo, Robledo de la Guzpeña, San Martín de Valdetuejar, San Guillermo y los Torales de la Llama de la Guzpeña.
 En 1669 en un pleito que trató sobre las multas excesivas  del ganado prendado por Yugueros a Cistierna, el escribano de turno escribe “Cistierna en el partido de Peñacerrada alfoz de Aguilar” (Real ejecutoria. Archivo de la casa de Concejo en Yugueros), en este caso el escribano corrije por lo culto un Peñacorada que no entiende, ya fijado en ese tiempo, a un Peñacerrada más comprensible para un escribano de Valladolid. Peñacorada era zona de pasto para los ganados trashumantes los pleitos de algunos sacerdotes de Cistierna en el siglo XVII, con pastores de Sorriba acerca de los diezmos debidos así lo prueban.
Podríamos dar muchísimas más noticias de este macizo, sólo reseñar las abundantes leyendas de tesoros escondidos en las concavidades de la peña, los castros que en ella se entrañan, el monasterio de San Guillermo, Santuario de la Virgen de la Velilla y los castillones que la rodean, otorgan a todo el ámbito de Peñacorada una importancia singular.
 Importancia que Don Casiano de Prado (1797-1866) debió de intuir  a mediados del siglo XIX, cuando trabajaba como geólogo para la naciente siderurgia de Sabero. En 1845 guiado por pastores de la zona subirá a las crestas del macizo. Nos dice Casiano de Prado “En 1845 comencé en las montañas de León y Palencia una serie de viajes e investigaciones, aunque interrumpidas algún año, que no han concluido todavía. Desde lo alto de Peñacorada, la más meridional de ellas hacia la parte del Esla, he visto por primera vez aquellos picos que me señalaban los pastores (Picos de Europa), y entré desde luego en deseos de subir a sus cimas”. Años más tarde Casiano de Prado ascendería a la Torre de Salinas (2466m) en 1853 y en 1856 al Llambrión (2642) (ASCENSIÓN A LOS PICOS DE EUROPA EN LA CORDILLERA CANTÁBRICA. Casiano de Prado. En la revista minera, Tomo XI, 1860, Págs 62-72 y 92-101).
 Desde la magnífica atalaya de Peñacorada se inicia por primera vez el estudio científico de los Picos de Europa una región que como toda la Montaña Oriental a mediados del siglo XIX era prácticamente desconocida e inexplorada. De Prado fue el pionero al que seguirían otros como el Conde de Saint-Saud, Paul Labrouche, Francois Bernart Salles y Juan Suarez Caldevilla. La villa de Cistierna el próximo verano homenajeará a Casiano de Prado con una placa que se ubicara en el alto de Peñacorada, semejante a otras dos que ya existen en Torre Cerredo y el Llambrión, una placa que afirme la memoria de la primera ascensión documentada a Peñacorada hace164 años.
 Los límites del Parque Regional llegan hasta Crémenes, debían de haberse extendido 5 kilómetros más al sur, abarcando toda la Comarca Natural de Montaña entre Picos de Europa y Peñacorada. Las áreas comprendidas en los municipios de Sabero, Cistierna, La Ercina, Prado de la Guzpeña y Valderrueda cumplen los requisitos y poseen los valores naturales que impulsaron la creación del parque actual, que se encuentra como mutilado sin la inclusión de estos municipios. La riqueza en flora y fauna es muy grande contando con especies emblemáticas como el oso pardo, nutria, rebeco, alimoche, pico mediano, ellas no conocen de límites administrativos.
 Así es que observamos por estos pagos la proliferación de canteras, minicentrales y líneas eléctricas por no hablar del despojo al que nos pretende someter R.E.E con  LA LINEA DE ALTA TENSIÓN SAMA-VELILLA. Pensamos que Peñacorada y sus valles laterales merecen un mejor trato que no sea el de convertirse en basurero para infraestructuras  no deseadas en el parque. Son la ignorancia y falta de estudio lo que somete a Peñacorada y sus hayedos a una lenta degradación que solo será detenida por la toma de conciencia de los pocos habitantes que aquí resisten y que miran hacia esta peña tótem de la comarca. Mientras las generaciones pasan, impasible al maltrato y a la incuria de las administraciones, Peñacorada permanece eterna, vigilante, otea en la lejanía más allá de Sahagún, a una Castilla que vuelve a ser “dominadora”, señora que rige los destinos y vida de la Montaña Oriental Leonesa con los resultados que todos conocemos.


Bibliografía:
SIRO SANZ. Origen y misterio de los nombres de agua en el concejo de Cistierna.
MARTINO EUTIMIO. En torno a los Picos de Europa. Nombres de agua. Nombres de lugar. Tomos I y II
 Cara sur del macizo de Peñacorada, la más documentada durante la Edad Media. (Foto Siro Sanz)
 Caserio de Cistierna bajo el pico que preside la villa. (Foto Siro Sanz)
 Ruinas de la Abadia de San Guillermo de Peñacorada (Foto Siro Sanz)
Cistierna al pie de Peñacorada desde San Vicente de Yera en Yugueros. (Foto Siro Sanz)

miércoles, 6 de febrero de 2013

ORACIÓN FÚNEBRE DE PERICLES. Tucídides. Historia de la Guerra del Peloponeso Libro II, 35-46



Nuestro sistema político no compite con instituciones que tienen vigencia en otros lugares. Nosotros no copiamos a nuestros vecinos, sino que tratamos de ser un ejemplo. Nuestra administración favorece a la mayoría  y no a la minoría: es por ellos que la llamamos DEMOCRACIA. Nuestras leyes ofrecen una justicia equitativa a todos los hombres por igual en sus querellas privadas, pero eso no significa que sean pasados por alto los derechos del mérito. Cuando una ciudadano se distingue por su valía, entonces se le prefiere para la tareas públicas, no a la manera de privilegio, sino de reconocimiento de sus virtudes, y en ningún caso constituye obstáculo la pobreza...
La libertad de que gozamos abarca también la vida corriente; no recelamos los unos de los otros y no nos entrometemos en los actos de nuestro vecino, dejándole que siga su propia senda. Pero esta libertad no significa que estemos al margen de las leyes. A todos se nos ha enseñado a respetar a los magistrados y a las  leyes y a no olvidar nunca que debemos proteger a los débiles. 
Nuestra ciudad tiene las puertas abiertas al mundo; jamás expulsamos a un extranjero. Somos libres de vivir a nuestro antojo y no obstante siempre estamos dispuestos a enfrentar cualquier peligro. Admitir la propia pobreza no tiene entre nosotras nada de vergonzoso; lo que sí consideramos vergonzoso es no hacer ningún esfuerzo por evitarla. No consideramos la discusión como un obstáculo colocado en el camino de la acción política, sino como un preliminar indispensable para actuar prudentemente.


sábado, 2 de febrero de 2013

ALEMANIA: ¿PUEDE SER EJEMPLO DE ALGO PARA PORTUGUESES, ITALIANOS, GRIEGOS Y ESPAÑOLES?

ALEMANIA PERDEDORA DE TODAS LAS GUERRAS GANA LA ÚLTIMA: LA DE LA USURA

SIRO SANZ GARCÍA

Desde que comenzó la crisis financiera, sometidos los países del Sur de Europa a durísimas directrices alemanas de contención y austeridad para que sus bancos puedan cobrarnos el dinero prestado a intereses de usura, un sordo y profundo sentimiento contra todo lo alemán emerge en las naciones mediterráneas, denominadas por ellos PIGS (cerdos); alguna de estas naciones aún conserva amargo recuerdo de los padecimientos indecibles que se les infringieron durante la ocupación alemana en la última Gran Guerra. A pesar de todo sigue habiendo entre nosotros personas que admiran al pueblo alemán,   incluso les proponen como ejemplo notable de aquello que debe ser, pero veamos.
Hace más de dos mil años la tarea de civilizar a los pueblos germanos fue emprendida con energía por Roma y su dilatado imperio. El libro de TACITO: Germania, describía las selvas más allá del Rin, y las gentes que las habitaban con adjetivos poco halagüeños, aunque las SS y muchos nazis sentían gran estima por el librito, sobre todo cuando el historiador romano define las características de la raza germánica: blancura nívea de la piel, ojos azules, cabellos rubios, grandeza de sus miembros; ya se sabe cada uno se queda con lo que le conviene y agrada. La cultura judeocristiana y la grecolatina, que formaron un todo, consiguieron con mucho esfuerzo hacia el 800 que ese conglomerado de tribus paganas se apaciguase y entrase en la obediencia de la Roma espiritual. Solo duro la tranquilidad hasta principios del S. XVI, cuando un fraile agustino llamado Lutero, se propuso cambiar el marco de las relaciones con la sede de S. Pedro; por motivos decía él espirituales. Lo excesivo del pueblo germano siempre que se propone cambiar el marco o reformar alguna cosa, le lleva a romper el marco, la marquesina y lo que haga falta (lean a Tácito, Cesar , Tito Livio).
Aquello que comenzó Lutero, terminó en ruptura total,  una ruptura que propicio el saqueo, robo  y persecución de la Iglesia Católica en mayor o menor grado en todas las naciones germanas. Durante 300 años el catolicismo fue combatido inmisericordemente hasta desaparecer en regiones y países tan apartados del extremo Norte como Islandia.
De dos años para acá, con una frecuencia no vista antes, las distintas televisiones españolas pasan innumerables documentales, películas y estudios más o menos sesudos sobre los crímenes nazis, su crueldad y envergadura,  (¿La venganza del gallego Rajoy contra la Kaiseriza Merkel...?). El horror fue tan enorme y la máquina de matar tan perfecta, tan sistemáticamente alemana, que aún nos preguntamos cómo este pueblo fue capaz de  tapar, admitir, permitir, perpetrar semejante ignominia y acabamiento sobre: el pueblo judío, roma, sinti, españoles, comunistas, homosexuales, católicos, testigos de Jehová. Cientos de miles, millones: de hombres, niños, ancianos y mujeres serían conducidos al ara del sacrificio nazi. Mientras, la inmensa mayoría del pueblo alemán miraba para otro lado, levantaba el brazo y enloquecía en las grandes paradas y procesiones rituales convocadas por la alimaña austriaca y sus secuaces. En aquellos terribles momentos  el pueblo alemán y sus criminales autoridades hicieron caso omiso de las advertencias contenidas en las encíclicas del Santo Padre Pio XI: Non abbiamo bisogño (contra la estadolatria fascista) y Mit Brennerder Sorge (contra el racismo y paganismo hitleriano). La judería europea que tanto contribuyo al renacimiento cultural y económico de los mismos alemanes fue aniquilada después de 1500 años de opresión de las naciones cristianas centroeuropeas, por un pueblo neopaganizado que sobre la muerte de Dios pretendía levantar un imperio de mil años.
Con gran celo todavía persiguen hoy  alemanes y franceses, a los criminales y asesinos del pueblecito mártir  de Oradour-sur-Glane en Francia; me imagino que los primeros con la intención de exorcizar de una vez por todas, pasado tan ignominioso, cuando despedazaron de un plumazo y con una bestialidad inimaginable la cultura judeocristiana y grecolatina que les había sacado de la oscuridad de sus bosques y ciénagas. Parece ser que  sólo superficialmente habían sido traídos al redil de la civilización, aquella del pan, el vino el aceite y el cristianismo. Actualmente la vesania de Alemania contra la Nación Griega secundada por todos los partidos del ala azul no tiene nombre.
Propongo una reflexión a los lectores del blog, una nación adultera a la civilización llegada del Sur de Europa, acrisolada en torno al Mediterráneo durante cuatro mil años, bendecida en la primera hora por las palabras del rabí de Galilea, ¿es fiable?, ¿esa nación puede ser ejemplo de algo para los grecolatinos: Españoles, portugueses, italianos y griegos?.

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LOS TORREJONES DE VALMARTINO. (Artículo publicado en la Revista Comarcal de Riaño) Siro Sanz García



Hace años surgió la polémica en torno a éstos restos de nuestro remoto pasado. Una empresa de telefonía móvil pretendía instalar en los terrenos ocupados por el Torrejón de Abajo de Valmartino una antena. Ni las afecciones a la salud por su proximidad a la población, ni lo antiguo del lugar fueron tenidos en cuenta. Dichos artilugios buscan  lugares elevados por lo que la ubicación en castros, castillos; altos donde se levantan ermitas e iglesias son cada vez más utilizados con éste fin.
 Al lugar acudió un arqueólogo del servicio territorial de la Junta de Castilla que dictaminó que allí no existía nada. El Ayuntamiento de Cistierna consciente de la importancia del espacio afectado paró las obras cuando ya la empresa había cimentado con hormigón la base de la torre. La rápida actuación de los Ayuntamiento en casos como el que describimos es de vital importancia a la hora de proteger restos que por falta de estudio no tienen ninguna figura de protección. El artículo que ahora contemplan, fue publicado en la Revista Comarcal de Riaño, y es un resumen del estudio que se realizó para recabar algún tipo de protección de patrimonio. Las autoridades en patrimonio de la Junta de Castilla en su satrapía leonesa competentes en la materia, "usando de una omnipotencia que podriámos calificar como omnipotencia de la ignorancia", no resolvieron nada, y además lo descalificaron diciendo "que quienes lo realizaban: P. Eutimio Martino- Siro Sanz no estaban autorizados"; como si para poder pensar hubiese que pedir permiso.

SITUACIÓN

Valmartino (Municipio de Cistierna) se halla situado sobre un teso al sureste de Peñacorada, entre los arroyos afluentes del Esla: Arrón y Riego. La primera mención histórica del pueblo se data en el (año 985/ J. M. MINGUEZ, Colección diplomática del Monasterio de Sahagún).Son conocidos en el pueblo “Los Torrejones”, el de “Arriba” y de “Abajo”. La tradición local refiere persistentemente que ambos están unidos por pasadizo subterráneo. Éste elemento de la tradición es frecuente tratándose de castillos y fortalezas y se recoge en otros muchos lugares, p. ej., en Almanza, en Cea, en Llanos de Alba (La Robla), en la Cuevona de Cistierna etc. No afirmamos que todos esos pasadizos en realidad existan, pero si que las tradiciones y leyendas se mantienen en sitios históricos.

En relación al tema hay que hacer notar que la ley de Patrimonio, Título I, artículo 8, letra D dice lo siguiente: “Tiene consideración de Sitio Histórico; el lugar o paraje natural vinculado a acontecimientos del pasado, tradiciones populares...”.

Pues bien, en éste lugar la tradición popular asocia invariablemente los dos Torrejones y creemos que la protección además de por otras razones debería tomar en cuenta ésta que se ha expuesto y se integra en la ley.


TIPOLOGIA

Los dos Torrejones son fortificaciones de forma ovalada, en el de arriba se conserva muro de mampostería con argamasa de cal, de algo más de un metro de grosor, que debía de ir reforzado en el interior con  tapia de tierra. En la zona sur se conserva parte del lienzo y, en la norte se perciben las lizazas del muro sobresaliendo sobre el terreno. Un foso en parte colmatado y con una anchura de unos 10 metros circunvala el recinto. Al suroeste se conserva la base de la torre mayor de 6 por 5m con un muro de mampuesto y argamasa de cal de 1,50m de anchura. El acceso se hacía desde dos puertas no enfrentadas batidas desde la torre mayor. Al sureste aparecen los restos de los que parece ser una torre menor. En particular, el de Arriba figura en la Carta Arqueológica por lo que su protección ha de estar garantizada, aunque en los últimos tiempos también ha recibido la visita de expoliadores y desaprensivos que han llenado de pintadas la pared de lo que parece ser un aljibe ó base de torre. Asimismo el foso es agredido por el camino que le invade cada año un poco más. Las motos y cuads de pisapraos autóctonos y foráneos hacen del foso un improvisado circuito.
El Torrejón de Abajo aunque carece de protección, no es menos representativo en todos los órdenes, antes acaso al contrario, siquiera por el conjunto del que forma parte.
Ocupa terreno concejil comunal en el pago conocido como la loma. Está situado al oeste del pueblo, a unos cien metros de la iglesia de san Pedro. Debajo del altar mayor de se halló lápida vadiniense, publicada y depositada en el museo de León. También aparecieron numerosas tumbas en los aledaños. Es una fortificación si cabe más significada que la del “Torrejón de Arriba”, en cuanto altura y superficie. Es delimitado por todos los lados por un talud que lo circunvala dándole una forma ovalada muy parecida a la del “Torrejón de Arriba”. Por el norte lo costea el camino del Inhiesto que también pasa por el inmediato llano conocido como “El Castillo”. Por el sur linda con el cementerio, el cual ha ocupado previsiblemente el foso por aquella parte, mientras que el mismo todavía es visible al norte, y utilizado como camino al colmatarse.
Su aspecto en fotografías de hace 30 años nos hace pensar en los restos de un    castillo  perfectamente distinguible. Personas de crédito y edad en Valmartino nos aseguran que cuando se edificó el cementerio nuevo, apareció en la cara sur, sobre el foso, un muro de piedra menuda trabado con argamasa de cal. En la cara sur, entre zarzas y espinares, aún persiste una lizaza de muro de un metro y medio de largo. Ambos Torrejones, no Torreones como algunos eruditos corrigen al pueblo, fueron protegidos por las ordenanzas concejiles que los acotaban para impedir el paso de los ganados en las derrotas y vecerías.
El camino del Inhiesto que lo costea al norte se dirige por el valle de Arrón a la inmediata vega del Esla y comunica con el camino del Molino de Solores, Camino Real, Calzada del Esla. Reseñamos ésta estratégica ubicación del “Torrejón de Abajo” junto a un camino que comunicaba la cuenca del Cea con la del Esla, más tarde convertido en cañada para ganados. Ambos torrejones son muy semejantes a otras estructuras de forma ovalada, como las halladas en el complejo defensivo de Aguilar entre Cistierna y Sabero y encontramos ejemplos parecidos del los cuales son el arquetipo estos de Valmartino, en el “El Torrejón” conservado en las cercanías de Alaejos (Valladolid) junto al río Trabanzos, frontera del reino de León con Castilla. También el castillo de San Martín de la Falamosa sobre el río Omaña (León) presenta hechuras semejantes a los Torrejones de Valmartino.

BIBLIOGRAFÍA QUE SE HA OCUPADO DEL TEMA

Valmartino y en concreto sus Torrejones han sido publicados por J. DE PRADO, Un viaje histórico por el Alto Esla, p 191. El autor un pionero de la historia comarcal, describe el “Torrejón de Arriba y comenta lo siguiente: “En el lugar donde se encuentra el cementerio nuevo esta el denominado Torrejón de Abajo, y en el se veían restos de edificaciones. Si bien la tradición popular suponía los dos torrejones comunicados por galerías... parece muy improbable. Posiblemente hay que relacionarlos con las casas solariega que aquí tenían a personas tan significadas como Don Pedro y Don Mateo Canseco y Quiñones que fundaron mayorazgos en Valmartino, a los que es de creer dotaron de torrejón”. Independientemente de la interpretación que Don Julio hace de los torrejones, importa reseñar que recoge la tradición de los dos como conjunto y  pudo observar restos que hoy día después del muladar en que se ha convertido, es imposible detectar.
JOSÉ AVELINO GUTIERREZ, Fortificaciones y feudalismo, p 316 describe primero el “Torrejón de Arriba” y después comenta: “En la zona baja de la localidad, próxima a la Iglesia se aprecia otra construcción similar, en mota, algo más reducida y peor conservada, conocida como “Torreón Bajo”. En nuestras mediciones hemos podido constatar una mayor superficie que la reseñada por Don Avelino que eruditamente corrige Torrejón por Torreón.


Don Julio y Don Avelino, personas competentes en su campo, afirmaron la existencia de éste Torrejón que    presuntamente negó el arqueólogo enviado por la Junta de Castilla. 
Aparte de ellos, la tradición popular y la toponimia van de acuerdo con la antigüedad y existencia de semejantes restos, una consideración que habría que adjuntar a todo lo anteriormente expuesto. Es una consideración técnica y difícil pero igualmente productiva y desde luego, en concordancia con todos los demás elementos. Deducimos de todo ello que los “Torrejones de Valmartino” junto con la Iglesia forman un conjunto homogéneo que debe ser preservado, limpiado y optimizado en vistas al turismo cultural que pueda visitarnos y del que tan necesitado está nuestra comarca.
También las necesidades del pueblo acordes con los tiempos modernos deben ser respetadas, aunque opinamos con respeto, que el “Torrejón de Abajo” no es el lugar más idóneo para éste tipo de infraestructuras. Debería de buscarse otro espacio consensuado por las partes, incluida la empresa de telefonía que eligió el lugar sólo por su cercanía a la toma de energía eléctrica, sin miramientos hacía las posibles afecciones a la salud y a los restos.
 Foso del Torrejón de Arriba. (Foto Siro)
 Restos de la muralla de cal y canto del Torrejón de Arriba. (Foto Siro)
 Restos de la torre en el Torrejón de Arriba. (Foto Siro)
 Lizazas de muro en el Torrejón de Abajo. (Foto Siro)
Planta y sección del Torrejón de Arriba.  (Info Van Einingen  ad preces Siro Sanz)
 Planta del Torrejón de Arriba. (Info Van Einingen ad preces Siro Sanz)
 Reconstrucción del Torrejón de Arriba. (Info- David Hernandez ad preces Siro Sanz)
Reconstrucción del Torrejón de Arriba. (Info- David Hernandez ad preces Siro Sanz)