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domingo, 18 de mayo de 2014

San Guillermo de Peñacorada, en la Tradición, en la Historia y en sus Reliquias. Sede del Instituto Biblico y Oriental de Cistierna. RESUMEN DE LA CONFERENCIA.




Cistierna retoma una tradición perdida durante la guerra civil cuando la iglesia de Santa Maria fue quemada y desapareció el retablo renacentista,  libros de fábrica, de sacramentos, y los de la mayordomía de S. Guillermo de Peñacorada que atesoraban una documentación preciosa sobre la gruta donde se ha conservado la memoria del monje y ermitaño Guillermo durante ocho siglos. También se perdió la reliquia de S. Guillermo que el pueblo veneraba con un beso ritual el día de la bajada del santo a la villa. De niño escuche en casa, cuando nos visitaba nuestro pariente D. Julián Tejerina de Carande, Canónigo de la catedral de León, que a S. Guillermo, los de Cistierna le teníamos que buscar en el Bierzo y ahí nació mi interés por recuperar algo del mismo. En 1915 en una excavación en las ruinas del monasterio de S. Guillermo (ladera Este de Peñacorada) apareció una tumba con restos humanos, precipitadamente fueron reputados como los de S. Guillermo, obviando que en dicho monasterio también se hicieron enterrar muchos señores de la casa de Prado. No se tuvo tampoco en cuenta que había memoria de la existencia de reliquias de S. Guillermo de Peñacorada en el Bierzo, en concreto en el monasterio cisterciense de S. Miguel de las Dueñas, a este monasterio habían llegado desde el cercano monasterio también cisterciense de S. Guillermo de Villabuena. Los gloriosos reyes de León Fernando II, y su hijo Alfonso IX, favorecieron mucho al monasterio de Santa María de los Valles de Peñacorada, donde fue prior el monje y eremita Guillermo. Existen documentos del año 1171 que nombran al eremita y monje, como prior en esa casa. La estrecha relación del Tuejar con Sahagún desde el S. X y las diferentes menciones a monjes en los monasterios del valle incluso a Guillermo como monje y eremita nos confirma que no eran canónigos los que habitaban en Santa María de los Valles, sí monjes sujetos a la regla de S. Benito. Hacia 1305 el monasterio de Santa María de los Valles ha cambiado el nombre por el de S. Guillermo.
La llegada de las reliquias al Bierzo tiene su explicación. Cuando el matrimonio de Alfonso IX con su prima Teresa de Portugal es anulado, la reina funda en 1229 el monasterio de Villabuena en el Bierzo para sus hijas Sancha y Dulce, después ella misma se retirará al de Lorvao en Portugal. El monasterio que al principio se llamó de Santa María, enseguida trocó el nombre por el de S. Guillermo cuando se trajeron las reliquias desde la Montaña Oriental. Al ser Peñacorada patrimonio regio hasta que comienza el auge de la nobleza local en la baja Edad Media, es fácil pensar que la reina Teresa dispuso de esas poderosas reliquias sin dificultad, y más, en un momento en el cual las dos infantas Sancha y Dulce son herederas a la corona de León, pretendida por la otra mujer de Alfonso IX, Berenguela de Castilla, para su hijo Fernando. Convenía por tanto que estas hijas de reyes de León se enterrasen en un convento. Desde la primera mitad del S. XIII los restos de S. Guillermo se conservaron en el Bierzo hasta hoy. Así lo afirman también José Mª Canal Pagín (Historiador), Alfonso Prieto (catedrático de Derecho Canónico) y Concha Casado (antropóloga y escritora). Existe además una memoria de 1585 conservada en el archivo conventual de S. Miguel de Dueñas que dice al referirse a la arqueta donde se guardan los restos del santo: "RELIQUIAS DE S. GUILLERMO DE PEÑACORADA, QUE SE TRAJERON AQUÍ DESDE VILLABUENA". Por lo tanto la secuencia histórica del traslado es la siguiente: 1) muerte del santo en fecha indeterminada a finales del S. XII; 2) traslado de los restos  por doña Teresa reina de León al Bierzo, a principios del S. XIII, para fundar en Villabuena el monasterio de S. Guillermo; 3) en 1525 del monasterio de Villabuena arrasado por una crecida del río Cúa, bajan los restos del santo al monasterio de S. Miguel de Dueñas donde se conservan hasta hoy día. Nuestra labor ha sido reconstruir este periplo que nadie había explicado hasta ahora, y recordar a los cisterniegos que existían reliquias AUTÉNTICAS
Por fin, el día 28 de Marzo realizadas muchas gestiones y con la colaboración de: NUESTRO PÁRROCO DON AVELINO QUE DESDE EL PRINCIPIO APOYO TODAS LAS GESTIONES, LA ASOCIACIÓN RUTA VADINIENSE, EL INSTITUTO BIBLICO Y ORIENTAL QUE SIEMPRE ME ANIMÓ A INVESTIGAR, nos acercamos a la comunidad cisterciense de S. Miguel de las Dueñas donde su abadesa Doña Mercedes Martín y la comunidad tuvieron a bien compartir una parte mínima de los restos de nuestro patrón que allí se custodiaban. En definitiva han sido casi 30 generaciones de hijas de S. Benito en el Bierzo, las que han guardado las reliquias y memoria de S. Guillermo de Peñacorada también monje benedictino, uniendo de esta forma con lazo espiritual y cultural la villa berciana de S. Miguel con la de Cistierna al otro extremo de la provincia, en la Montaña Oriental leonesa. Sirvan también nuestros esfuerzos de homenaje para las generaciones pasadas que miraron siempre por el decoro y guarda de la ermita en la gruta de Peñacorada, nos alcanza la memoria a algunos que ya gozan de la visión eterna: D. Nemesio Montañés, D. Angel Cuesta, D. Pergentino Rodríguez, D. Tarsicio Fernández, D. Matías Concellón, Don Clementino Diez, D. Victoriano Martínez, D. Alberto González y muchos más.

Documento de cesión de la reliquia, firmado por la R.M. Abadesa Doña Mercedes Martín, Don Avelino Gutierrez, párroco de Cistierna y Juan García  mayordomo de S. Guillermo. (Foto: Siro Sanz)


Imagen de Santa Teresa de Portugal, esposa de Alfonso IX de León, artífice del traslado de los restos de S. Guillermo de Peñacorada al monasterio de Villabuena fundado por ella en el Bierzo. La imagen se conserva en un retablo lateral de S. Miguel y representa a la fundadora con la maqueta del monasterio de Villabuena en la mano izquierda. (Foto: Siro Sanz)
Relicario ubicado en el coro del monasterio de S. Miguel. En el primer piso presidiendo el relicario y en el centro se ubica una caja que guarda el cráneo de S. Guillermo de Peñacorada. (Foto: Siro Sanz)

La madre tornera muestra la reliquia de S. Guillermo a D. Avelino, párroco de Cistierna. (Foto: Siro Sanz)

La reliquia cedida es la cabeza del femur del santo, reservada en el secreto de este relicario para la veneración de los fieles de Cistierna. (Foto: Siro Sanz)
Foto de grupo con la comunidad de S. Miguel de las Dueñas. En el centro junto a D. Avelino párroco de Cistierna,  la Reverenda Madre Abadesa Doña Mercedes Martín.(Foto: Siro Sanz)

El día 19 de mayo de 2014, a las 8.30 de la tarde, la reliquia de San Guillermo después de ser bendecida por el sacerdote fue expuesta a la veneración de los fieles en la iglesia de Cristo Rey de Cistierna, se rescata del olvido una tradición perdida hace más de 70 años. (Foto: Siro Sanz)

martes, 13 de mayo de 2014

SAN GUILLERMO DE PEÑACORADA EN LA TRADICION EN LA HISTORIA Y EN SUS RELIQUIAS. Conferencia en la Rectoral de Cistierna, sábado 17 de Mayo.


Entre algunas personas espirituales que se dicen cultas y más entre la masa descreída, existe cierta prevención hacia las reliquias, sobre todo en los tiempos actuales cuando reverdece el interés y la búsqueda de alguna de ellas; no las menos importantes por cierto. Para el creyente católico las reliquias de los santos gozan de  un interés especial. El culto comenzó asociado a los mártires y su tumba, de ahí el deseo por conseguir reliquias del testigo de Dios en la vida y en la muerte gloriosa. 
En el hombre santo, la cristiandad católica ve a  un mediador poderoso, un testigo y confesor de la fe; de ahí el repartir las reliquias del cuerpo para multiplicar la veneración mediadora a los lugares lejanos donde no se podía disfrutar de la presencia de la tumba martirial. En la conferencia del 17 de mayo se abordará la figura de S. Guillermo de Peñacorada, muy presente aún en la tradición y en la historia de los pueblos que rodean el Macizo de Peñacorada. Una personalidad sugestiva que atraviesa los siglos: monje benedictino, prior en el monasterio de Santa María de los Valles y ermitaño en la cueva de Cistierna. La conferencia se imparte en la Sede del Instituto Biblico, lugar idóneo para hablar de esta Tebaida leonesa que comprendía el macizo de Peñacorada y el cercano Pardomino.
Ante la pregunta de si existieron reliquias auténticas de San Guillermo, nuestra respuesta es afirmativa. Existierón y existen hasta ahora, conservadas por la monjas cistiercienses de S. Miguel de Dueñas  en el Bierzo, desde que fueron transferidas allí en el siglo XIII, por la santa reina de León: Doña Teresa de Portugal. Al fin y al cabo los restos de San Guillermo, monje benedictino han sido guardados y venerados durante 800 años por generaciones de hijas de S. Benito. Después de nuestra búsqueda elevamos una petición a la Reverenda Madre Abadesa de San Miguel y la comunidad que ella rige, accedieron a compartir graciosamente una parte de nuestro Santo Patrón. Así Cistierna, recupera la tradición de la veneración de la reliquía de S. Guillermo perdida poco después de la guerra civil. La unión de Cistierna con S. Miguel de las Dueñas queda sellada por un lazo espiritual emanado de la figura de S. Guillermo de Peñacorada.

Imagen de San Guillermo de Peñacorada en la gruta de cistierna. (Foto: Siro Sanz) 

Monasterio de S. Miguel de las Dueñas: lugar donde se custodian las reliquias de S. Guillermo de Peñacorada desde el S. XVI cuando fueron traídas por las monjas cistercienses del monasterio de S. Guillermo de Villabuena, destruído por una crecída del río Cúa. (Foto: del libro, San Miguel de las Dueñas, monasterio cisterciense del Bierzo de Gregoria Cavero y Miguel Angel González. Edilesa)

Reliquia de S. Guillermo de Peñacorada, cedida por la Reverenda Madre Abadesa y comunidad cisterciense de S. Miguel de las Dueñas. (Foto: Siro Sanz)

Reliquia de San Guillermo después de su bendición,  expuesta a la veneración de los fieles en la iglesia de Cristo Rey de Cistierna (Foto: Siro Sanz)

sábado, 10 de mayo de 2014

RESUMEN DE LA CONFERENCIA: La Calzada del Esla, Vía Saliámica Romana. Eutimio Martino-Siro Sanz. Instituto Bíblico de Cistierna.




Aunque algunos se empeñen en negar la romanidad de este camino que discurre de Sur a Norte siguiendo el curso del Esla, y en Riaño se bifurca para cruzar la cordillera, las pruebas que lo  atestiguan  son realmente abrumadoras y permiten documentarlo en todas sus etapas históricas.
  • Es una vía de conquista romana que discurre junto al Astura, río que separaba a los cántabros de los astures. Sabemos por Floro y Orosio conocedores de la fuente de Tito Livio que: “Augusto salió a luchar contra cántabros y astures”; muchos autores afirman que Augusto les sometió a la vez. Interpretan la palabra griega “ama” en ese sentido, obviando que ese término también significa: de una vez. Y de una vez por todas sometió a estos dos valerosos pueblos, los últimos de toda Hispania en rendirse al romano. Augusto les separa por su frontera natural el Esla; primero ataca a los cántabros, después a los astures. Para dar la batalla de Bérgida (Valdeburón) y el Vindio (Picos de Europa), ambas en territorio cántabro, consignadas en las fuentes, y a falta de una flotilla de helicópteros, tuvieron los romanos que hacer caminos siguiendo las cuencas altas del Esla y Cea.
  • Durante la romanización Crémenes, población situada entre los tramos más notables de la calzada: El Pajar del Diablo y Las Salas, emerge como uno de los núcleos romanizados más importantes. Núcleo vadiniense e incluso romano, afirmado por tantas lápidas indígenas y dos romanas, una de ellas dedicada a Iupiter Optimo Máximo. Un foco romano-indígena de esas característica tenía que estar  comunicado con la meseta y a su vez con el núcleo vadiniense del otro lado de la cordillera situado entre la confluencia del Güeña y el Sella en Corao.
  • Durante la Alta Edad Media, nos podemos preguntar por dónde subieron los árabes a dar batallas tan importantes como la de Covadonga o la de Pontumio. En los siglos IX y X, un tiempo en el cual los cristianos no estaban para realizar ese tipo de obras debido al peligro islamita, aparece bien documentado dicho camino. En 874 el Pajar del Diablo en el lugar del Ventaniello o la Entrecisa se documenta en un gran deslinde; por lo tanto ese paso era notable y bien conocido. En  Aleje y Corniero se le denomina carraria antiqua en el S. X. En 973 en Retuerto, empalme de la vertiente Norte con el río Esla, se denomina al camino como vía saliamica o del río, pues ese es el significado de salia nombre indígena, y amnis nombre latino para río que forman un compuesto hidronímico prerromano y latino. Tampoco es extraño para nosotros que algunas calzadas se denominen por el nombre de los ríos inmediatos, conociendo la veneración casi supersticiosa de los romanos por las aguas e incluso los indígenas.
  • Y por último durante la Edad Moderna, las mandas que deja el Arcediano de Sajambre para repararos y conservación del camino, ilustra a la perfección la pobreza de medios de nuestros concejos, imposibilitados técnica y materialmente para la construcción de obra tan magna.

Que la inclusión de la Calzada del Esla en la LISTA ROJA DE HISPANIA NOSTRA, sirva para que “AMA” DE UNA VEZ POR TODAS, los ayuntamientos y concejos por donde pasa tomen  medidas protectoras que conserven para el turismo y en especial para aquellos que se dirigen a Santiago de Compostela un camino por el que discurrió la vida material y cultural de nuestros pueblos hasta tiempos muy recientes. 
 
 Tramo de la Calzada del Esla en las Salas. (Foto: Siro Sanz)

lunes, 5 de mayo de 2014

7º CONFERENCIA DEL CICLO LOS ORÍGENES DE LA NACIÓN ESPAÑOLA DE LOS CÁNTABROS A PELAYO. LA CALZADA DEL ESLA VÍA SALIAMICA ROMANA. Eutimio Martino-Siro Sanz. El 9 de Abril, sede del Instituto Biblico y Oriental de Cistierna.

La calzada del Esla el monumento romano más importante de la Montaña Oriental Leonesa ha entrado en la "Lista Roja de Hispania Nostra", dudoso honor que nos debe impeler a seguir su estudio para que desde el conocimiento, las autoridades a las que competen estas materias se decidan de una vez a conservarla y otorgar la importancia que tiene. Ya lo hemos dicho en alguna ocasión, este singular camino puede vertebrar de Norte a Sur el turismo que busca paisaje y patrimonio histórico bien integrado. Ojalá no sea tarde.

 
La Entrecisa (Crémenes). (Foto: Siro Sanz)

Tramo de la Vía Saliámica o Calzada del Esla en San Roque, Las Salas. (Foto: Siro Sanz)

sábado, 3 de mayo de 2014

DE CISTIERNA A CÓRDOBA. UN VIAJE QUE SE DEMORÓ 54 AÑOS




 Al igual que el romano Cincinato, el pasado 15 de abril me encontraba en una finca  a  punto de comenzar la arada, cuando recibí una llamada telefónica de dos personas que querían hablar conmigo. Abandoné la tarea y al momento se personó en la finca  una pareja que se dirigió a mí con el inconfundible acento de las tierras donde medra el olivo y la clara luz del día ensancha el espíritu. 
Se presentaron como Manoli y Joaquín, por encima me explicaron que alguien del Ayuntamiento les aconsejó que preguntasen por mi. Al momento reconocí en Manoli a la señora que la noche anterior durante una conferencia impartida en el Instituto Biblico me había preguntado por D. Avelino, nuestro párroco.
Habían llegado el día 14  a Cistierna con la intención de recuperar los restos del abuelo de Manoli,  D. Antonio Gandía, natural de Pozoblanco, enterrado en el cementerio de Cistierna  en 1960.
La familia de Manoli, en concreto tres hijas de Antonio: Rafaela, Antonia y Ascensión subieron al Norte a finales de los años cincuenta acompañaban a sus maridos con la intención de trabajar en la entonces pujante industria minera de la Cuenca de Sabero- Cistierna. Gentes valientes que dejaban atrás la patria chica cordobesa, sus hogares y familia para buscar un futuro mejor en aquella España recién salida de los peores momentos de la posguerra. Vivían todos en las Colominas, entonces un barrio minero, transformado hoy día en pequeñas casas unifamiliares. Mientras tanto allá en Córdoba, su padre, pastor en una finca de Obejo, enfermó de un tumor en el cuello con un pronóstico fatal. En Cistierna una mujer entendida en hierbas y deshacer aojamientos, les explicó que en la márgen derecha del río Esla, en el pago de la Jagaríz crecían unas hierbas que curaban el cáncer. Desesperadas bajaron por su padre a Córdoba, y con Antonino se vinieron a León. Todos los días pasaban por el puente de hierro hacia la fuente de la Jagariz a por aquellas hierbas sanadoras. Nada consiguieron con el rústico remedio, a los veinte días de su estancia en la villa montañesa su padre falleció. Recibió cristiana sepultura en verdadera tierra, lo acogió el recién inaugurado cementerio municipal, trasladado por insalubre y pequeño desde las cuestas del Vallejo hasta el Valle de Arrón.  Hijas y yernos a los pocos años partieron a su Córdoba natal, dejaban atrás años de esfuerzo y los restos de Antonino. La memoria y el lugar que ocupaba su tumba desapareció con su marcha. Pasó el tiempo y hasta la huella de la tumba desaparecío bajo el verde tapín de 54 primaveras. Lo que nunca se perdió fue el recuerdo del padre que pasarón a sus hijos, al menos nunca se olvidó de él su nieta Manoli, que desde la edad de la razón abrigó el deseo de recuperar los restos del abuelo. Con esa intención viajó con su marido al Norte la pasada Semana Santa, después de hablar con el párroco lo hicieron con nuestro Alcalde D. Nicanor Sen y otros funcionarios del Ayuntamiento. Ni siquiera había documento certero y fiable del paradero de la tumba, sólo un papel con las filas de tumbas en tierra dónde se podía encontrar su abuelo. Cada fila tenía cuatro tumbas, en una de las filas se notaba la ausencia de la cuarta tumba, faltaban los signos externos: peralte del terreno, lápida o cruz; ese espacio se encontraba junto al panteón de mis antepasadolos Sagüillo Valbuena. 
Acostumbrado a investigar en archivos y bibliotecas, les comenté que el documento con las filas de las tumbas, aunque no con los nombres de los fallecidos, era un documento precioso, pues por deducción se podía llegar a descubrir el lugar. Incluso junto al panteón de mi familia se percibía la marca de una tumba. Joaquín había tenido la misma intuición, y los dos coincidimos en el mismo lugar. Durante el día 16 ayudados por un buen samaritano, cavaron sin ningún resultado, me llamaron y  les animé a que perseveraran. El día 17, Jueves de dolores, reanudaron la búsqueda y a las 11 de la mañana aparecían los primeros indicios; restos de la caja y bajo ellos, un esqueleto. Manoli observaba los restos humanos con sumo cuidado, conocía por sus tías y su madre que el cáncer había afectado no sólo el cuello también el cráneo, y esa fue la prueba definitiva. El día de Viernes Santo quedamos para despedirnos. Manoli estaba muy alegre pues había cumplido con su abuelo y con toda la familia. Joaquín no se cansaba de ponderar la hospitalidad y el buen recibimiento en el Ayuntamiento de Cistierna, me comentaba que incluso el Sr. Alcalde D. Nicanor, había acudido con ellos al cementerio para procurarles su apoyo y ayuda. Insistía en la dificultad y burocracia inutil que estos trámites acarrearían si se hubiesen demandado en Andalucía.
Vaya desde aquí nuestro reconocimiento para esta pareja cordobesa, en espacial para Manoli que atravesó España en la Semana Santa de 2014, con la intención de recuperar la memoria de su gente y para que el olvido no cubriese definitivamente la tumba del abuelo Antonino, acogido temporalmente entre nosotros y en el regazo de la santa tierra del viejo reino de León; ahora, por fin descansa definitivamente en paz en su Córdoba natal.

Siro Sanz
La minería era áun en los años cincuenta y sesenta la principal fuente de riqueza de Cistierna. (Foto: Siro Sanz)
Puente de hierro que conduce al pago de la Jagariz y por donde pasaba el ferrocarril minero. (Foto: Siro Sanz)

 Cementerio de la villa y Concejo de Cistierna. (Foto: Siro Sanz)

Junto al panteón de los Sagüillo Valbuena aún se percibe en contraste con el verde tampin la tierra removida  del lugar que ocupaba la tumba de Antonio Gandía. (Foto: Siro Sanz)