ALEMANIA PERDEDORA DE TODAS LAS GUERRAS GANA LA ÚLTIMA: LA DE LA USURA
Desde
que comenzó la crisis
financiera, sometidos los países del Sur de Europa a durísimas
directrices
alemanas de contención y austeridad para que sus bancos puedan cobrarnos
el
dinero prestado a intereses de usura, un sordo y profundo sentimiento
contra todo lo alemán emerge en las naciones mediterráneas, denominadas
por
ellos PIGS (cerdos); alguna de estas naciones aún conserva amargo
recuerdo de los padecimientos
indecibles que se les infringieron durante la ocupación alemana en la
última Gran Guerra. A pesar de todo sigue habiendo entre nosotros
personas que admiran al pueblo alemán, incluso les proponen como
ejemplo notable de aquello que debe ser.
Hace
más de dos mil años la tarea de civilizar a los pueblos germanos fue
emprendida con energía por Roma y su
dilatado imperio. El libro de TACITO: Germania, describía las selvas más
allá del Rin, y las gentes que las habitaban con adjetivos poco
halagüeños,
aunque las SS y muchos nazis sentían gran estima por el librito, sobre
todo
cuando el historiador romano define las características de la raza
germánica: blancura nívea de la piel, ojos
azules, cabellos rubios, grandeza de sus miembros; ya se sabe cada uno
se
queda con lo que le conviene y agrada. La cultura judeocristiana y la
grecolatina, que formaron un todo, consiguieron con mucho esfuerzo hacia
el 800 que ese conglomerado de tribus paganas se apaciguase y
entrase en la obediencia de la Roma espiritual. Solo duro la
tranquilidad
hasta principios del S. XVI, cuando un fraile agustino llamado Lutero,
se propuso cambiar
el marco de las relaciones con la sede de S. Pedro; por motivos decía él
espirituales. Lo excesivo del pueblo germano siempre que se propone
cambiar el marco o reformar alguna cosa, les lleva a romper el marco,
la marquesina y lo que haga falta (lean a Tácito, Cesar , Tito Livio).
Aquello que comenzó Lutero, terminó en ruptura total, una ruptura que propicio el saqueo, robo y persecución de la Iglesia Católica en mayor o menor grado en todas las naciones germanas. Durante 300 años el catolicismo fue combatido inmisericordemente hasta desaparecer en regiones y países tan apartados del extremo Norte como Islandia.
De un año para acá, con una frecuencia no vista antes, las distintas televisiones españolas pasan innumerables documentales, películas y estudios más o menos sesudos sobre los crímenes nazis, su crueldad y envergadura, (¿La venganza de Rajoy contra la Kaiseriza Merkel...?). El horror fue tan enorme y la máquina de matar tan perfecta, tan sistemáticamente alemana, que aún nos preguntamos cómo este pueblo fue capaz de tapar, admitir, permitir, perpetrar semejante ignominia y acabamiento sobre: el pueblo judío, roma, sinti, españoles, comunistas, homosexuales, católicos, testigos de Jehová. Cientos de miles, millones: de hombres, niños, ancianos y mujeres serían conducidos al ara del sacrificio nazi. Mientras, la inmensa mayoría del pueblo alemán miraba para otro lado, levantaba el brazo y enloquecía en las grandes paradas y procesiones rituales convocadas por la alimaña austriaca y sus secuaces. En aquellos terribles momentos el pueblo alemán y sus criminales autoridades hicieron caso omiso de las advertencias contenidas en las encíclicas del Santo Padre Pio XI: Non abbiamo bisogño (contra la estadolatria fascista) y Mit Brennender Sorge (contra el racismo hitleriano). La judería europea que tanto aportó al renacimiento cultural y económico de los mismos alemanes fue aniquilada después de 1500 años de opresión, por un pueblo neopaganizado que sobre la muerte de Dios pretendía levantar un imperio de mil años
Con gran celo todavía persiguen hoy alemanes y franceses, a los criminales y asesinos del pueblecito mártir de Oradour-sur-Glane en Francia; me imagino que los primeros con la intención de exorcizar de una vez por todas, pasado tan ignominioso, cuando despedazaron de un plumazo y con una bestialidad inimaginable la cultura judeocristiana y grecolatina que les había sacado de la oscuridad de sus bosques y ciénagas. Parece ser que sólo superficialmente habían sido traídos al redil de la civilización, aquella del pan, vino, aceite y el cristianismo.
Propongo una reflexión a los lectores del blog, una nación adultera a la civilización llegada del Sur de Europa, adultera a la cultura acrisolada en torno al Mediterráneo durante cuatro mil años, bendecida en la primera hora por las divinas palabras del Rabí de Galilea, ¿es fiable?, ¿esa nación puede ser ejemplo de algo para los grecolatinos?
En la foto niños judios supervivientes del campo de concentración de Auschwith Birkenau. (Galerie Bilderwelt. Getty)
Aquello que comenzó Lutero, terminó en ruptura total, una ruptura que propicio el saqueo, robo y persecución de la Iglesia Católica en mayor o menor grado en todas las naciones germanas. Durante 300 años el catolicismo fue combatido inmisericordemente hasta desaparecer en regiones y países tan apartados del extremo Norte como Islandia.
De un año para acá, con una frecuencia no vista antes, las distintas televisiones españolas pasan innumerables documentales, películas y estudios más o menos sesudos sobre los crímenes nazis, su crueldad y envergadura, (¿La venganza de Rajoy contra la Kaiseriza Merkel...?). El horror fue tan enorme y la máquina de matar tan perfecta, tan sistemáticamente alemana, que aún nos preguntamos cómo este pueblo fue capaz de tapar, admitir, permitir, perpetrar semejante ignominia y acabamiento sobre: el pueblo judío, roma, sinti, españoles, comunistas, homosexuales, católicos, testigos de Jehová. Cientos de miles, millones: de hombres, niños, ancianos y mujeres serían conducidos al ara del sacrificio nazi. Mientras, la inmensa mayoría del pueblo alemán miraba para otro lado, levantaba el brazo y enloquecía en las grandes paradas y procesiones rituales convocadas por la alimaña austriaca y sus secuaces. En aquellos terribles momentos el pueblo alemán y sus criminales autoridades hicieron caso omiso de las advertencias contenidas en las encíclicas del Santo Padre Pio XI: Non abbiamo bisogño (contra la estadolatria fascista) y Mit Brennender Sorge (contra el racismo hitleriano). La judería europea que tanto aportó al renacimiento cultural y económico de los mismos alemanes fue aniquilada después de 1500 años de opresión, por un pueblo neopaganizado que sobre la muerte de Dios pretendía levantar un imperio de mil años
Con gran celo todavía persiguen hoy alemanes y franceses, a los criminales y asesinos del pueblecito mártir de Oradour-sur-Glane en Francia; me imagino que los primeros con la intención de exorcizar de una vez por todas, pasado tan ignominioso, cuando despedazaron de un plumazo y con una bestialidad inimaginable la cultura judeocristiana y grecolatina que les había sacado de la oscuridad de sus bosques y ciénagas. Parece ser que sólo superficialmente habían sido traídos al redil de la civilización, aquella del pan, vino, aceite y el cristianismo.
Propongo una reflexión a los lectores del blog, una nación adultera a la civilización llegada del Sur de Europa, adultera a la cultura acrisolada en torno al Mediterráneo durante cuatro mil años, bendecida en la primera hora por las divinas palabras del Rabí de Galilea, ¿es fiable?, ¿esa nación puede ser ejemplo de algo para los grecolatinos?
Siro Sanz García
En la foto niños judios supervivientes del campo de concentración de Auschwith Birkenau. (Galerie Bilderwelt. Getty)