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lunes, 12 de diciembre de 2022

La huella romana en los santos cristianos de la Montaña Oriental leonesa. Resumen de la conferencia, 2 de Diciembre. Instituto Bíblico y Oriental sede de Cistierna.

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Siendo el culto a Marte consustancial para el romano en la campaña militar contra los cántabros, fácilmente pudo servir de molde a un culto cristiano que se dirige precisamente a S. Martinus, el «perteneciente o relativo a Marte»

Siro Sanz García
SIRO SANZ GARCÍA Cistierna

En las lecciones acerca de «La Romanización y Cristianización de la Montaña Oriental Leonesa» en el marco del Instituto Bíblico y Oriental de Cistierna se trata en profundidad desde hace tiempo por el P. Eutimio Martino y Siro Sanz, el culto a S. Martín; S. Marcial; S. Mamés; Santa Marina, relativamente abundante en la montaña. Las iglesias que siguen en pie dedicadas a estos santos y muchas ermitas ya en ruinas, testimonian una advocación que necesita ser explicada e interpretada. Las antiguas ermitas perdidas en nuestros montes, muchas de ellas en ruinas, son como sondas enviadas al misterioso pasado montañés, si sabemos ver e interpretar, comprenderemos in situ la desproporción del hombre y la naturaleza, al fin y al cabo esta última un eco, un reflejo de Dios, escucharemos el rumor de los cultos antiguos y el testimonio de épocas pretéritas.

Se da por sabido que el culto de S. Martín de Tours está muy extendido por todas partes, un hecho que no admite discusión, y también se da por sabido que su difusión se debe a la influencia de los peregrinos franceses a Compostela, algo que ya no es tan evidente, si acudimos a historia.

En la Montaña Oriental, se documenta S. Martín por partida doble con anterioridad a la historia de las peregrinaciones, en la era visigótica, en particular en el Esla, en Verdiago y Las Salas. Más confusa es la figura de Santa Marina, intensamente legendaria. Pero, al tratar aquí solamente de su culto en la región, detectamos el paralelismo que Marina la santa gallega, muestra con S. Martín y a veces con S. Marcial. Este último caso se documenta en Ocejo de la Peña, donde las ruinas de la ermita de Santa Marina se ubican en el pago de S. Marcial junto al camino empedrado que sube al Castillón de Fuentes de Peñacorada, antiguo Castillo de Monteagudo.

Es absolutamente seguro que Martín proviene del latín y que originariamente significa «perteneciente, relativo a Marte», siendo así que Marte es el dios romano de la guerra. Si, por otra parte, observamos que algunas iglesias o ermitas dedicadas a S. Martín coinciden no pocas veces con aquellas constelaciones de restos e indicios romanos: puentes, fuentes; caminos; castros y castiellos, podemos pensar que pudo producirse una sustitución en esos lugares de fuerte carácter bélico.

Siendo el culto a Marte consustancial para el romano en la campaña militar contra los cántabros, fácilmente pudo servir de molde a un culto cristiano que se dirige precisamente a S. Martinus, el «perteneciente o relativo a Marte». Además hay que contar con varias centurias de Imperio Romano hasta que llega el cristianismo siglos, III. IV, un espacio suficiente para que se debilite el culto de los conquistadores, haciendo posible la sustitución que parece una re-viviscencia del pasado, para superarlo, como que siempre la religión es arcaica.

El remate lo pone la multiplicación del proceso: porque se añaden otras muchas figuras tanto romanas como cristianas en una intricada geografía montañesa, que de hecho fue trillada por las legiones, y no sin dejar huella. Y es que la romanización comienza con el sometimiento de cántabros y astures. 

Iglesia de San Martín de Alión, decana de las iglesias montañesas, documentada en 874 aunque de origen más antiguo. (foto: Siro Sanz)