Comenzó la charla con una breve
referencia a la anterior conferencia del mes de Diciembre. Se recuerda una fecha clave: 254, momento en el que ya
existe una comunidad cristiana en LEÓN-ASTORGA con sus jerarquías eclesiásticas
(Conventus asturicensis de la provincia de Gallaecia); cristianismo de origen africano y militar. Se habló de
nuevo sobre la importancia de las ruinas de la basílica de Marialba de la Ribera (s. IV), notable por su antigüedad y
singularidad a nivel nacional y europeo, signo patente de aquella primera
cristianización, monumento olvidado,
maltratado de forma indigna por aquellos que tienen la potestad y obligación de
protegerla. Gallaecia la provincia
creada por el emperador Diocleciano en 289, se erige en el siglo IV como un
importante foco cultural y religioso en la Hispania del Bajo Imperio. Solar
patrio de importantes personajes en la política y la cultura: emperador
Teodosio; el emperador Magno Clemente Máximo; el controvertido obispo
Prisciliano; la monja Egeria, Hidacio de Aquae Flaviae (Chaves- Portugal); el
panonio Martín que funda cerca de Bracara Augusta (Braga-Portugal) el
monasterio de Dumio; Toribio de Astorga.
Hidacio de Chaves; Egeria; San
Martín Dumiense y Toribio de Astorga son un importante nexo de unión entre
Gallaecia situada en el Finis Terrae con el Oriente y Palestina. Los cuatro viajan a
Tierra Santa y trasladan desde allí a los confines del mundo conocido, al extremo mas occidental de Europa, los
saberes contenidos en valiosos códices orientales, copiados una y otra vez en centros monacales como el de S. Martín de Dumio (Norte de Portugal). El recuerdo del esplendor cultural
y espiritual de Gallaecia la región a la
cual pertenecíamos en la antigüedad se conservará hasta el
periodo de la invasión musulmana. En los mapas y textos de los cronistas
musulmanes desde el s. VIII-X se denominará a esta región del Norte de forma
arabizada como: Yiliquiyya y Muluk al
Yiliquiin, a los reyes de León como reyes de los gallegos. Una Gallaecia o Galicia que se
extendía por las regiones que más tarde en la Alta Edad Media pertenecerían al Reino de León: Norte de Portugal, la Galicia étnica, Asturias- León hasta
más allá del Rió Cea y Peñacorada (Cistierna). Entre los importantes personajes
de Gallaecia arriba citados y sobre todo a partir del siglo XX es Prisciliano obispo de Ávila, (Gallaecia
340, Treveris 385) el que más fama alcanzó; le sigue en notoriedad por
motivos bien diferentes la monja Egeria. De Prisciliano se ha dicho, que es el
precursor de la Reforma Protestante, el apóstol avant la lettre de vegetarianos y veganos (Siro dixit), que era un druida y
mago, el primer mártir de la Inquisición Española; ésta última afirmación absurda, pues faltaban aún casi ocho siglos
para la implantación del tribunal de la Inquisición en España. A la evangelización de
las áreas rurales en Gallaecia, se añade
en la segunda mitad del siglo IV una
dificultad más, la de mantener la
ortodoxia católica ante la aparición de herejías como el maniqueísmo y especialmente el
priscilianismo. Para Hidacio obispo
de Chaves s. V, las herejías eran más peligrosas que los bárbaros, una amenaza
para la unidad de la provincia de Galaecia. Amenaza a la paz social, en un
momento en el cual los germanos unos
25000 Suevos, entran en Gallaecia a sangre y fuego. Una nación germana que literalmente se muere de hambre, pero a
diferencia de las migraciones actuales aquellas gentes llegaban armadas y dispuestas
a tomar con la espada tierras y alimentos.
La
presencia del Maniqueismo herejía
dualista procedente de Persia, viene documentada en las fuentes literarias
que mencionan la existencia de grupos de seguidores en el obispado de Astorga en 445. El relato más completo sobre del
movimiento priscialianista nos lo da
Sulpicio Severo en su Crónica, los cánones del concilio de Zaragoza en 380 y también
Toribio de Astorga. A mediados del siglo IV en un lugar de Gallaecia y con
su maestro Elpidio funda una comunidad, formada por un grupo de laicos de ambos
sexos y de toda condición social, definida esa comunidad por su fuerte condición
ascética. Prisciliano abandona Galicia hacia Lusitania donde empieza a
predicar, con tal éxito que son muchos los que le siguen y se extiende su
doctrina por la región del Tajo, Duero y la vía de Emérita a Astúrica Augusta. La
oposición y condena al grupo de Prisciliano fue dirigida por Hidacio obispo
de Mérida. Con el motivo de saber en qué
consistía el movimiento priscilianista se celebró en octubre de 380 un concilio en Zaragoza, participaron diez obispos hispanos y dos galos en
representación de las ciudades de Agen y
Burdeos, pues, las enseñanzas de Prisciliano estaban también muy extendidas
en la Gallia. En varios cánones se condenó al priscilianismo de dualismo
maniqueo y el empleo de textos
apócrifos para la enseñanza. Los
Priscilianistas negaban la doctrina de la Trinidad. Condenaban el matrimonio y
la procreación (por lo tanto el fin de la especie).El demonio no es un ángel
caído sino que surgió del caos y la oscuridad (idea maniquea) El demonio formaba
los cuerpos humanos (idea maniquea).Creían que el destino estába marcado por
las estrellas. Celebran la misa con uvas y leche. Prisciliano y los suyos no aparecieron en el Concilio de Zaragoza y tampoco fueron condenados pues el Papa Dámaso así lo solicitó, hasta que Magno Máximo convoca un nuevo
concilio en Burdeos y ordena al vicario de España trasladar aquí a los
acusados: Prisciliano, su amiga Eucrocia, Felicísimo Armenio y Latroniano.
Prisciliano seguramente sometido a tortura se declaró culpable de los cargos
de: Maleficio, estudio de las ciencias obscenas es decir magia, conciábulos nocturnos con mujeres,
practicar la oración desnudo. El emperador formulo contra Prisciliano y sus
seguidores cercanos la pena de muerte. Así
Prisciliano, Eucrocia, Felicíssimo, Armenio y el poeta Latroniano son
decapitados ante la oposición y condena del Papa Siricio y de otros notables de
la Iglesia. La pena de muerte contra Prisciliano y sus seguidores hay que
entenderla y explicarla en el contexto político del momento. El emperador
Graciano es asesinado y, el usurpador Magno Máximo (oriundo también de
Gallaecia) para congraciarse y buscar el reconocimiento del augusto Oriental
Teodosio, ejecuta a un notorio alterador de la paz social pero con la oposición del Papa y de gran parte de la Iglesia Hispana. Y así nace la leyenda de
Prisciliano del cual y, para echar más leña al fuego afirmaba Louis Duchesne en 1900 que fue enterrado en la
iglesia de Compostela junto con alguno de sus seguidores. Que el movimiento
priscilianista estaba trufado de herejía maniquea parece claro, no hace falta
ser un experto teólogo para darse
cuenta de ello, pero de ahí a convertir a Prisciliano en el mártir del protestantismo,
vegetarianos, veganos y martir precursor de las filosofías de la Nueva Era, va
un gran trecho. Muerte injusta sí,
pero de la mano del poder civil de
aquella época y con la oposición firme
de la máxima autoridad religiosa: el Papa Siricio que anatemizó a todos los
que participaron en ella.
Reino de los Suevos y Visigodos siglo VI-VII. Abajo, iglesia visigoda de San Pedro de la Nave (Zamora. Reino de León)