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martes, 24 de diciembre de 2013

CANTO DEL RAMO LEONÉS EN CISTIERNA. UNA TRADICIÓN RESCATADA DEL OLVIDO. Siro Sanz García.



De seis años a esta parte asistimos durante la Misa de Gallo en la iglesia de Cistierna, a una bellísima escena enraizada en lo más profundo de la identidad leonesa. Hablamos del Canto del Ramo de Navidad, una tradición y sencilla ceremonia que en Valmartino y otros pueblos  situados en torno al Macizo de Peñacorada, fue desplazada desde principios del siglo XX por modas foráneas hasta darse casi por perdida, si no fuese por la feliz memoria de los más ancianos. Debemos a la directora de la Graduada de Cistierna: Doña Conchita García Sahelices, que recibió el testigo de su abuela Doña Conce, oriunda de Valmartino, la desinteresada labor desplegada en años pasados, para que el Canto del Ramo se recuperase en todo su esplendor. Y en ese esplendor y colorido tiene gran protagonismo el grupo de danzas Peñacorada, ellos son quienes en momentos previos al ofertorio, inician una procesión desde la puerta del poniente de la Iglesia hasta el presbiterio. Ataviados con el traje de la tierra, abre la comitiva una pareja que porta un hermoso ramo decorado profusamente con cintas, encajes y rosquillas,  les sigue el grupo de danzantes que en parejas bailan acompañados por el sonido de las castañuelas y panderetas. La letra del canto, popular y sencilla, es muy parecida a otras del pais leonés; en concreto a las que aún se conservan en la comarca de la Valduerna. El canto consta de tres partes bien diferenciadas: La entrada o saludo; el cuerpo o parte central donde se describe la tribulación de María y José poco antes el nacimiento de Jesús, adoración de los pastores y de los Reyes Magos; y por último, la despedida, con la felicitación de las fiestas y las gracias al párroco. Transcribimos las estrofas del ancestral canto:

Apartense los señores/ los del medio para fuera/ dejen pasar a este mozo /con este ramo de cera/ Hoy día de Navidad/ día de mucha alegría/ por el rigor del invierno/ iba la Virgen María/ San José iba con ella,/ palabras de amor diciendo:/ no tengas pena María,/ que al pueblo llegamos luego./ Adelante, adelante, José,/ adelante con la jornada,/ vamos llegando a Belén/ a un portal que allí habitaban./ Un pesebre fue su cuna/ y unas pajas su colchón/ y es más bello que la luna/ y más brillante que el sol./ luego que avisados fueron/ los pastores de aquel pueblo,/ a adorarle presurosos/ en camino se pusieron./ Los tres reyes de Oriente/ también fueron avisados/ por mediación de la estrella/ a Belén fueron guiados./ Del nacimiento de Cristo/ el misterio hemos cantado/ misterio de amor y paz/ y para el mundo salvarlo/ y al cura Don Avelino/ gracias le vamos a dar/ que nos ha dado licencia para venir a cantar y bailar./ Y con esto concluimos,/ nuestra historia y nuestro ramo/ y a todos en general/ las santas fiestas les damos.

Vaya nuestro ánimo para Conchi García y el Grupo de danzas Peñacorada, firmes pilares de una tradición recobrada.

 Una pareja ataviada con el traje de la tierra inicia la comitiva del Ramo. (Foto: Siro Sanz)

 El Ramo es llevado hasta el presbiterio y presentado a los sacerdotes. (Foto: Siro Sanz)

 La danza acompaña al Ramo por el centro de la iglesia. (Foto: Siro Sanz)

El Ramo leonés vuelve a ser una tradición  en alza en Cistierna; desplazada hace muchos años por la inefable horterada del árbol nórdico. (Foto: Siro Sanz)

lunes, 16 de diciembre de 2013

RESUMEN DE LA CONFERENCIA: CANTABROS Y ASTURES LA HISPANIA NACIENTE. 13 de diciembre 2013. Sede del Instituto Bíblico en Cistierna. Eutimio Martino- Siro Sanz



Un tema difícil de abordar es el de la entrada a la Historia de la Montaña Oriental Leonesa, al que sólo se puede uno acercar, como dando tanteos, y aplicando una estricta metodología: Estudio de las fuentes antiguas romanas, comprensión científica de la toponimia, recogida de la tradición conservada en estas montañas, también el estudio de los nombres que nos dan los autores romanos, con la consiguiente verificación en el trabajo de campo. Un trabajo de campo que últimamente ha dado sus frutos con el descubrimiento por los autores de un gran castro en la cara sur de Peñacorada (Campo Ciudad), hallazgo que se encuadra en la Edad del Hierro y finalmente en un contexto claro de guerra con Roma. La vigencia de las teorías respecto a la guerra de Roma, contra los cántabros y astures del aleman Adolf Schulten, el autor que más ha descabalado y distorsionado el tema, siguen tan presentes que, nadie hasta ahora se había atrevido a objetar contra ellas. No así los conferenciantes, que sitúan con razonamientos verificables los hitos más importantes de una guerra que dejo una huella imperecedera en la montaña. Huella que en el siglo VIII se reafirma con la resistencia de Pelayo; el mismo escenario, casi los mismos actores: cántabros y astures, ahora, contra el Islam triunfante.

Vista del Macizo Central y Occidental de Picos de Europa. El mismo escenario de la guerra contra Roma y casi los mismos actores: cántabros y astures se reproduce en el siglo VIII contra el Islam triunfante.(Foto: E. Martino).

martes, 3 de diciembre de 2013

EL CASTRO DE VERDIAGO-LAPIDA DE LA IX HISPANA. PANEL DE LA RUTA VADINIENSE . Eutimio Martino- Siro Sanz.



Al amparo de un circo montañoso y en la ribera del Esla se halla Verdiago. Entre el circo de montañas y el pueblo se intercala una plataforma rocosa en la cual radicaba el castro. Una vez más el pueblo ha descendido al pie del antiguo poblado, a la vera de la calzada, siguiendo la norma de Augusto con los indígenas: “recelando del abrigo de los montes en que se refugiaban, les ordenó que habitasen establemente los campamentos de la llanura y que allí residiese el consejo del pueblo” (Orosio). Enfrente, Peña la Corona, de donde presuntamente descenderían los aliessiegini al actual Aleje. El dominio del entorno muy tenido en cuenta por los naturales, es patente en el castro que domina la vega del Esla aguas abajo hasta Peñacorada. El hallazgo de una lápida funeraria de legionario romano testimonia el paso de Roma por este lugar. Concuerda con el tema guerrero el patrono San Mamés (Mamers), otro nombre de Marte, aparte de S. Martín con su ermita debajo del castro. En el año 874 figura esta iglesia bajo el castro en su contexto: et aliam villam verdiagio de rivo usque in montis cum ecclesia santi martini (Studium Legionense, 7, p. 255, 1966. León), y en la margen derecha del Esla el pozo y prado S. Martín.
Desde la última casa del pueblo arranca un camino que sube al castro por el Este. Muestra las características generales de todos los caminos antiguos de la zona, lajas de piedra colocadas sobre la misma roca enrasada y cortes laterales para abrirse paso en la breve garganta que asciende al recinto.
Del camino se asciende por suave ladera hasta un alto, la primera de las tres plataformas escalonadas en las que radica el castro. La primera,  sobre el pueblo de Verdiago, la segunda un largo corredor rocoso acondicionado y con camino que baja a la vega, y la última una especie de acrópolis entre el barranco y la Prida. Aquí es donde se pueden observar los restos más evidentes de una muralla de 2,40 metros de anchura, formada por dos paramentos interior y exterior de piedra careada en su cara vista. El espacio entre los dos paramentos aparece relleno de grijo y tierra.
Desde el castro avistamos al otro lado del río Esla la Peña de los Castros, en documentación medieval el castro Pelagii, castro de Pelayo (J. A FERNÁNDEZ-HERRERO MARTA. Otero de las Dueñas. a 854). En la vega junto al río el prado Martino, topónimo antiquísimo que junto a los yacimientos castreños tan próximos y enfrentados, sobredimensiona el tema histórico. Sobre la segunda plataforma del castro observamos espacios cercados de piedra. Estos cercados eran indispensables para la custodia del ganado, un factor esencial en la economía castreña. La parte más inferior y cercana al pueblo, sobre la actual serrería, ostenta una gran peña sobre la carretera, antigua calzada, mostrando indicios de haber sido enrasada y acondicionada para una fortaleza sobre la vía en la Alta Edad Media.

LÁPIDA DE LA IX HISPANA:
Lo que resulta indudable y es para nosotros decisivo, es que se trata de inscripción fúnebre de un individuo perteneciente a la legión IX Hispana. La participación de esta legión en la conquista consta en otras fuentes. Otra lápida de la misma se halló en Castrecias (Reinosa). Probablemente se trata de la Legión Cesariana del mismo nombre cuyo cognomen de Hispana por este tiempo la remite a su intervención en la campaña cántabro-astur. Este testimonio de la misma en Verdiago la presenta en la ruta del Esla que es la de Bérgida (la única batalla campal de los cántabros contra los romanos).

 El castro de Verdiago (Foto: Claudio Sahelices)

 Muralla del castro de Verdiago. (Foto: Claudio Sahelices)

 Abajo a la derecha de la imagen y sobre el pueblo el promontorio calizo donde se ubica el castro de Verdiago. Arriba a la derecha de la imagen la Peña los Castros, en ella se conserva el topónimo de Sierra de San Pelayo (Castro Pelagii). (Foto: Eutimio Martino)

Detalle del Castro Pelagii (Foto: Siro Sanz)

Lápida de la legión IX Hispana. (Foto: Pedro Moreno)