De seis años a esta parte asistimos durante la Misa de Gallo en la iglesia de Cistierna, a una bellísima escena
enraizada en lo más profundo de la identidad leonesa. Hablamos del Canto del
Ramo de Navidad, una tradición y sencilla ceremonia que en Valmartino y otros pueblos situados en torno al Macizo de
Peñacorada, fue desplazada desde
principios del siglo XX por modas foráneas hasta darse casi por perdida, si no
fuese por la feliz memoria de los más ancianos. Debemos a la directora de la
Graduada de Cistierna: Doña Conchita García Sahelices, que recibió el testigo
de su abuela Doña Conce, oriunda de Valmartino, la desinteresada labor
desplegada en años pasados, para que el Canto del Ramo se recuperase en todo su
esplendor. Y en ese esplendor y colorido tiene gran protagonismo el grupo de
danzas Peñacorada, ellos son quienes en momentos previos al ofertorio, inician
una procesión desde la puerta del poniente de la Iglesia hasta el presbiterio. Ataviados con
el traje de la tierra, abre la comitiva una pareja que porta un hermoso ramo decorado profusamente con cintas, encajes y rosquillas, les sigue el grupo de danzantes que en
parejas bailan acompañados por el sonido de las castañuelas y panderetas. La letra del canto, popular y sencilla, es muy parecida a otras del pais leonés; en concreto a las
que aún se conservan en la comarca de la Valduerna. El canto consta de tres
partes bien diferenciadas: La entrada o saludo; el cuerpo o parte central donde se describe la tribulación de María y José poco antes el
nacimiento de Jesús, adoración de los pastores y de los Reyes Magos; y por
último, la despedida, con la felicitación de las fiestas y las gracias al
párroco. Transcribimos las estrofas del ancestral canto:
Apartense los señores/ los del
medio para fuera/ dejen pasar a este mozo /con este ramo de cera/ Hoy día de
Navidad/ día de mucha alegría/ por el rigor del invierno/ iba la Virgen María/
San José iba con ella,/ palabras de amor diciendo:/ no tengas pena María,/ que
al pueblo llegamos luego./ Adelante, adelante, José,/ adelante con la jornada,/
vamos llegando a Belén/ a un portal que allí habitaban./ Un pesebre fue su
cuna/ y unas pajas su colchón/ y es más bello que la luna/ y más brillante que
el sol./ luego que avisados fueron/ los pastores de aquel pueblo,/ a adorarle
presurosos/ en camino se pusieron./ Los tres reyes de Oriente/ también fueron avisados/
por mediación de la estrella/ a Belén fueron guiados./ Del nacimiento de
Cristo/ el misterio hemos cantado/ misterio de amor y paz/ y para el mundo
salvarlo/ y al cura Don Avelino/ gracias le vamos a dar/ que nos ha dado
licencia para venir a cantar y bailar./ Y con esto concluimos,/ nuestra
historia y nuestro ramo/ y a todos en general/ las santas fiestas les damos.
Vaya nuestro ánimo para Conchi García y el Grupo de danzas Peñacorada, firmes pilares de una tradición recobrada.
Vaya nuestro ánimo para Conchi García y el Grupo de danzas Peñacorada, firmes pilares de una tradición recobrada.
Una pareja ataviada con el traje de la tierra inicia la comitiva del Ramo. (Foto: Siro Sanz)
El Ramo es llevado hasta el presbiterio y presentado a los sacerdotes. (Foto: Siro Sanz)
La danza acompaña al Ramo por el centro de la iglesia. (Foto: Siro Sanz)
El Ramo leonés vuelve a ser una tradición en alza en Cistierna; desplazada hace muchos años por la inefable horterada del árbol nórdico. (Foto: Siro Sanz)
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