El sustrato cristiano, impulsará desde el principio a la monarquía astur-leonesa, como ayuda providencial, para evitar la desaparición a manos del Islam
El pasado día 26 de enero, se impartía en el Instituto Bíblico y Oriental de Cistierna, una conferencia sobre el origen de las parroquias montañesas. La importancia de este estudio, transferible a otras regiones de España, se explica por el temprano sustrato cristiano incrustado en los periodos históricos de la baja romanidad, suevo y visigodo hasta la debacle de la invasión musulmana. Ese sustrato cristiano, impulsará desde el principio a la monarquía astur-leonesa, como ayuda providencial, para evitar la desaparición a manos del Islam.
La parroquia de Cistierna al igual que las de Aleje, Verdiago, Corniero, Las Salas, Crémenes, Riaño, Burón y otras muchas, documentadas en la Alta Edad Media, intuimos que mantienen vínculos con el mundo de los clanes vadinienses y sus lugares sagrados; relacionadas y protegidas también, por los centros de poder antiguos: castros, castillos.
Se destacó en la conferencia la fundación de la iglesia de Sta. María de Cistierna fundada en 1122; también la importancia de algunos presbíteros titulares de su parroquia: 1897-1933) D. Similiano Fernández; (1933-1939) D. Inocencio Rodríguez Diez, obispo de Cuenca; (1939-1962) D. Fidel Alonso; (1962-1967) D. Telmo Diez; (1967-1981) D. Gaudencio Domínguez; (1981-1992) D. José Antonio González; (1992-1996) D. Teodoro. (1996-2008) D. Fernando y el actual D. Avelino García. En 1122 el presbítero Pedro Velaz, edifica con sus propios medios la iglesia de Sta. María de Cistierna. Junto a ella, construye un hospital anejo para los pobres y míseros caminantes que pasaban por el escobio de Aguilar, paso difícil junto al Esla, situado entre Cistierna y Sabero.
Este venerable edificio desde la Edad Media hasta la primera mitad del S. XX, no tuvo mayores contratiempos, a no ser el ataque e incendio sufrido durante el golpe de estado que el Partido Socialista y Esquerra Republicana de Cataluña, maquinaron contra el legítimo gobierno republicano en octubre de 1934, cuando muchas iglesias del Valle de Sabero y esta de Cistierna perdieron importantes obras de arte sacro, archivos y ornamentos. Occidente, es decir Europa, ha nacido de la convergencia del cristianismo o Revelación divina; filosofía griega y el derecho romano. El proceso de descomposición de esa gran civilización cristiana desde la Revolución Francesa hasta nuestros días es imparable, un proceso acelerado desde el Concilio Vaticano II, por una jerarquía eclesial que ataca sañudamente la Tradición.
La secularización de Occidente con el olvido del pasado cristiano nos dirige a un mundo tenebroso, donde el relativismo y modernismo conculcan el derecho natural para hacernos aceptar de grado las mayores aberraciones políticas y sociales. Lo peor de todo, las altas jerarquías eclesiales desde el Papa hasta los obispos y cardenales (salvo poquísimas excepciones) de todo esto no dicen ni mu, solo hablan de ecología y cambio climático. Ya nadie puede negar que Bergoglio, en vez de pastor de una confundida y despavorida grey, se haya convertido en el más fiel seguidor y apóstol de la agenda 2030.