La editorial de la Revista Comarcal, tiene
por costumbre reunir a sus escribidores cada dos o tres meses para la
preparación del siguiente número. Es éste un asunto que por costumbre se trata
en mesa repleta de buenas viandas y trasegando mejores vinos. Con ese fin el
día 28 de septiembre fuimos convocados en el restaurante la “Ardilla Real” de
Santa Marina de Valdeón, (donde por cierto se come muy bien); allí nos
aguardaban dos singulares personas residentes en Soto de Valdeón.
Larry y Alicia forman una pareja
encantadora que además de pertenecer desde su inicio a la editorial de la
Revista Comarcal de Riaño, dedican su vida profesional a defender, promocionar,
y presentar la majestuosa belleza de los Picos de Europa leoneses a los
visitantes que por Panderrueda o Pandetrave descienden al joyo de
Valdeón. La pareja, había preparado para nosotros una salida al monte, a causa
de las lluvias otoñales el plan se desbarató; a última hora el paseo a la
montaña fue sustituido por un visita guiada al pueblo. Con ellos ascendimos
hasta el eminente lugar donde se ubica la iglesia dedicada a Santa
Marina. Allí, Larry nos deleitó con una documentada explicación sobre: el
poblamiento medieval del lugar y la relación de Santa Marina con el poderoso
monasterio de Sahagún, la composición geológica de los terrenos circundantes,
los accesos al valle por Pandetrave y Panderrueda. Apuntaba que la carretera de
Pandetrave (seguramente sobre camino antiguo), discurre siempre por la solana
mientras que Panderrueda trazado por ingenieros del siglo XX, en invierno es un
calvario. Intrigado pregunté a Larry por el nombre de una mole rocosa de amplia
plataforma en su cumbre, la cual se yergue frente a la iglesia en dirección
Noroeste, a unos 400 metros en línea de aire, separada del pueblo por un valle,
a modo de foso natural. El cicerone respondió solícito que a esa peña la
nombran los naturales “Peña Castiello”. Uno que tiene bien aprendidas las
lecciones de P.Martino, enseguida relacioné la iglesia de sugerente titular con
el Castiello, en leonés, sinónimo de castro prerromano. La ubicación de la
iglesia en un mogote separado del pueblo por grandes taludes claramente artificiales,
otorgan al templo un acusado perfil de fortaleza dispuesta frente al castro. El culto a S. Martín y Santa Marina es relativamente abundante en
la montaña. Las iglesias que siguen en pie dedicadas a estos santos y muchas
ermitas ya en ruinas, testimonian una advocación que necesita ser explicada e
interpretada. Se da por sabido que el culto de S. Martín de Tours está muy
extendido por todas partes, un hecho que no admite discusión, y también
se da por sabido que su difusión se debe a la influencia de los
peregrinos franceses a Compostela, algo que ya no es tan evidente, si
acudimos a historia. En la Montaña Oriental se documenta S.
Martín por partida doble con anterioridad a la historia de las
peregrinaciones, en la era visigótica, en particular en el Esla, en
Verdiago y Las Salas, al menos deductivamente. Más confusa es la figura
de Santa Marina, intensamente legendaria. Pero, al tratar aquí solamente de su
culto en la región, detectamos el paralelismo que muestra
con S. Martín. Es absolutamente seguro que Martín proviene
del latín y que originariamente significa “perteneciente, relativo a Marte”,
siendo así que Marte es el dios romano de la guerra. Si, por otra parte,
observamos que algunas iglesias o ermitas dedicadas a S. Martín coinciden no
pocas veces con aquellas constelaciones de restos e indicios
romanos, que previamente habíamos destacado como “La Huella de las
Legiones”, (Martino-Siro. La Huella de las Legiones), podemos pensar que pudo
producirse una sustitución. En Santa Marina de Valdeón se produce
una espectacular teofanía de la plantilla que puede explicar la conquista
romana de la montaña. También nos descubrió Larry la existencia de una notable
fuente, de la que aún se sirve el pueblo, bautizada con el interesante nombre
de: “El Rejo”. Con la ayuda del P. Martino, nos atrevemos a explicar su
etimología. Y no es otra que la de un compuesto latino y prerromano de agua. Re
(del latino Rius); jo (de los radicales prerromanos el- ol) que dan elio, (jo)
adjetivado. En Villapadierna tenemos dos arroyos denominados: Villa-(el) y
Mata-(el). En Valdepolo: Laguna Di(el). En Sajambre: Riega la De(jo). A
estas alturas se preguntarán ustedes, qué pinta aquí el erizo del título. Hace
unos días, cuando trajinaba sacando patatas con el rentero que me lleva varios
huertos, apareció por sorpresa un erizo. A duras penas conseguí detener el
enérgico golpe de fesoria que el airado rentero se disponía a descargar sobre
el indefenso animalito. Después, expliqué sin mucha ciencia al paisano, que un erizo no es una alimaña a exterminar y,
lo beneficioso que puede ser para los sembrados la existencia de semejantes
criaturas. Durante la comida en la Ardilla Real, Alicia, excelente conocedora y
estudiosa de la fauna local, con sección fija sobre el tema en la Revista, me
aconsejó sobre la conservación del animal en el huerto y los suplementos alimenticios que podía proporcionarle. Añadió Alicia que con el bicho deambulando por el
huerto disponía del mejor aliado contra las plagas de: babosas, caracoles y
escarabajos, que periódicamente diezman mis hortalizas a semejanza de
aquellos políticos que se ceban en nuestras haciendas y presupuestos
socio-culturales.
Frente al vetusto hórreo:
Ramón Gutierrez (historiador) y Aurelio Rodríguez (poeta), recios pegollos
sobre los que se sustenta la Revista Comarcal de Riaño. (Foto: Siro Sanz
Los miembros de la Revista de Riaño
guiados por Alicia y Larry se dirigen a la Iglesia de Santa Marina, ubicada en
el lugar más eminente del pueblo. Entrados todos en el templo, siguiendo el
mandato de Nuestro Señor que dice: "oportet semper orare, et numquam
deficere": conviene siempre orar y no desistir, dirigidos por D.
Miguel Valladares, se rezo con devoción un sentido responso por la comarca.
(Foto: Siro Sanz)
Frente a la iglesia cuyo titular es
Santa Marina, se ubica la Peña el Castiello, separados por el foso natural de
un valle. (Foto: Siro Sanz)
Taludes artificiales aíslan el
emplazamiento de la iglesia del resto del pueblo. (Foto: Siro Sanz)
En Santa Marina se conservan espléndidos
ejemplares de hórreo leonés. (Foto: Siro Sanz)
Un erizo cisterniego, metáfora de algunos
ejemplares humanos. (Foto: Siro Sanz)
El erizo posando sobre una mesa para el
autor. (Foto: Siro Sanz)