Artículo publicado en la Revista Comarcal de Riaño N 34. Junio 2010
El macizo de Peñacorada va adquiriendo poco a poco la categoría de
núcleo Vadiniense de cierta importancia. En le municipio de Cistierna:
contamos con cuatro hallazgos Valmartino (Museo de León), Sorriba (Museo de
León), Santaolaja de La Varga (Museo Diocesano de Arte Sacro, León), Fuentes de
Peñacorada (Museo Diocesano de Arte Sacro. León). Municipio de Sabero una
lápida (Tabularium Artis Asturiensis. Oviedo). Municipio de Prado de la Guzpeña : dos hallazgos (una lapida
en el Museo de León), y otra que
apareció hace 5 años en La Llama de La Guzpeña trasladada por Patrimonio a León.
En el municipio de Valderrueda: contamos con una lápida aparecida en Puente
Almuhey hace unos años y ahora en paradero desconocido. En total un conjunto formado por 8 lápidas muy interesantes, al que
debemos añadir el último hallazgo, con ésta, ya son 9 lápidas las encontradas
en el entorno del macizo de Peñacorada.
La lápida que ahora nos ocupa
había sido dada a conocer por Martino-Siro, en el año 2003, cuando fue
publicada en “La Huella de Las Legiones, Cuaderno de Campo Nº 1” . El hallazgo pasó desapercibido, como
tantas cosas de nuestra montaña, hasta que el Diario de León, se acordaba de ella en un extenso artículo de Don Emilio Gancedo,
un periodista más preocupado y sensibilizado por nuestro patrimonio que algunos
alcaldes de la comarca y aquellos que tienen la potestad sobre dicho patrimonio.
Martino-Siro, la habían localizado en Robledo de la Guzpeña , ladera sur de Peñacorada en el año 2000,
aunque era conocida por todos los habitantes de Robledo. Antes en 1996 el P.
Martino, había notificado a David Martino y Julio Mangas, la existencia en el
mismo lugar del notable monumento funerario dedicado a DOVIDERO HIJO DE
AMPARAMO PRÍNCIPE DE LOS CANTABROS, lapida que algunos siguen pertinaces en afirmar que procede de Valmartino. El espacio distante, entre las lápidas
halladas en Robledo apenas es de 8 metros .
Descripción de la lápida: Cronología aproximada S. I al II, se
trata de una piedra caliza bastante bien trabajada en los laterales, aunque previsiblemente
esta labra es debida a la función que tenía la piedra hasta hoy día que es la
de servir como escalón en un notable edificio. La piedra aparece cortada verticalmente por un extremo. Sólo se distingue el interlineado, un grabado
puntiforme en la parte superior, el nombre de la persona a la que se dedicó ó
el dedicante mismo: VALA (eso) / ANN(orum), los años del difunto.
El antropónimo VALAESO, no es
desconocido en la comarca. En dos lapidas de Aleje aparece escrito el mismo
nombre con “B”: (BALAESO FRONTONI), (PENTI(o) BALAESI). La vacilación a la hora
de usar B por V ó viceversa, no es sólo de nuestro tiempo.
Alfred Holder, en su diccionario
céltico cuando habla del Balaeso de Aleje, cita un VALAISIS ibérico, muy afín al
BALAESO vadiniense, quizás estamos ante la pervivencia de una aportación
ibérica mantenida entre los cántabros.
Estas dos lápidas: la de Valaeso
y la de Dovidero, otorgan al núcleo de Robledo de la Guzpeña una gran importancia, sobre todo, por la existencia de un PRINCEPS, hombre principal entre los
cántabros de Peñacorada, una zona estratégica entre el Esla-Cea, con cierto grado de autonomía civil, dentro de la
estrategia militar romana que utilizaba las élites indígenas para mantener la
paz con los aguerridos montañeses.
Lapida de Dovidero hijo de Amparamo príncipe de los cántabros. Robledo de la Guzpeña. (Foto Siro Sanz)
Monumento funerario de Valaeso. Robledo de la Guzpeña. (Foto: Siro Sanz)
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