Cuando se pregunta a los
marroquíes si se practica la magia (sahir)
en su tierra, lo niegan avergonzados. Sobre todo, lo niegan en los últimos
tiempos cuando las interdicciones rigoristas wahabies ajenas al Islam Maliki
del Magreb-Al- Arab, intentan acabar por todos los medios con unas prácticas
antiquísimas, influenciadas también por los cultos animistas de más allá del
Sahara, anteriores a la conquista musulmana, parte
integrante de la cultura e idiosincrasia bereber e incluso de la otrora
abundante población judía. Se alzan últimamente voces para la defensa de estas
acendradas tradiciones y conocimientos con el fin de servir de freno al
integrismo islámico, deseoso de instaurar una especie de globalización religiosa
que tiene por objeto expandir el sentir religioso de los más fanáticos, a la
vez, los más ignorantes del mensaje de misericordia y perdón que atesora el
bendito Al-Coran. No es nada nuevo, en el siglo XVIII un movimiento integrista wahabi fue combatido hasta el exterminio por una alianza de tribus bereberes,
cuando aquellos intentaban acabar con el culto a los santos (walis) destruyendo como perros rabiosos las zahuias
(ermitas), prohibiendo los mussens
(romerías), la música, el baile y las artes. La creencia en los djnum (espiritus)
especie de entidades que ocupan un lugar intermedio entre los ángeles y el
diablo, es general en el Magreb; una especie de sociedad paralela a la humana,
habitadora del inframundo. Al djim
(espíritu), se le puede convocar para que sea propicio a los vivos, e invitarle
a participar en determinadas actividades; incluso se le puede exorcizar cuando
es malévolo y causa problemas en las casas o personas. Una fiesta-ceremonia
importante para convocar a los djnum (espíritus)
es la denominada "Lilat".
Relataré lo que he presenciado como testigo en el Lilat de doña Fátima, excelente y reconocida
shuawwafa (vidente) además de ferviente musulmana de Medina Murrakus; también la información recibida oralmente de mi suegra lala Aicha. Mi participación en estos eventos es
puramente pasiva, ubicado en lugar discreto, debido a mi condición de masigi (seguidor del Mesias) o nasarani (seguidor del Nazareno), siempre previa invitación de amigos o
familiares; seguimos el áureo principio de no acudir donde no se nos llama.
Las shuawwafas suelen reunirse
para el Lilat en el mes de Sabán,
ésto es, cuarenta días antes del Ramadan, pues durante el mes sagrado del
ayuno, los djnum son ahuyentados o
permanecen encadenados y todas esas ceremonias están prohibidas. En el Lilat, la shuawwfa solicita a los djnum
que renueven en ella las facultades adivinatorias e incluso exorcizan espíritus
malévolos que molestan a alguno de los participantes. Cuando se sospecha que
alguien tiene mal de ojo, se le aconseja
acudir al Lilat para liberarse por medio de la ceremonia. Las hijas del
Magreb emigrantes en Europa cuando bajan en vísperas del Ramadán suelen asistir
al Lilat para exorcizar lo males de la civilización europea: depresión,
tristeza, agobios producidos por el consumismo, el tener y poseer etc; una
especie de terapia de grupo que realmente cura enfermedades psicosomáticas y
adicciones varias. Antes del Lilat,
la shuawwfa debe hacer la ziara o
visita a siete zahuias (ermitas) de siete salig o santos; permanece tres días en
cada zahuia. Entre los santos más
importantes que debe visitar se encuentran: Muley Ibrahim en el Gran Atlas, allí acuden las moras mozas a pedir la fertilidad de sus vientres y donde también se dice (atención a los casados) que vas casado y regresas divorciado; Tameslog,
santo milagrero de poderosa Baraka (bendición)
capaz de producir la lluvia cuando se hacen las rogativas pertinentes; el poderoso
Sidi Cham Harouch que ata y desata las voluntades humanas, a su cueva en el
Gran Atlas junto al Toubkal acuden los endemoniados para ser exorcizados; Hadi
ben Aisa que tiene su zahuia en Meknes; Sidi Bel Abbes, ermitaño en Guelis y
santo patrón de Murrakus, con hermosa zahuia
en la medina; Buia Omar, cercano a Medina Murrakus lugar donde se lleva a los (hamak) enfermos mentales, drogadictos,
alcohólicos; incluso se acogen por allí a sagrado delincuentes escapados de la
justicia. Se nos encoge el corazón al contemplar la magnitud del dolor humano en
ese lugar. Los enfermos mentales son custodiados por una tribu Chorfa
(descendientes de Sidin´a Muhamad, sobre el sea la paz), a la mínima, sin ningún miramiento les
encadenan y golpean hasta que el Faqui (entendido en la ley) decide
aplicar el exorcismo para expulsar el djim
que los martiriza; algunos pasan años custodiados en la zahuia por semejantes cancerberos.
La mañana del día escogido para
celebrar el Lilat, la shuawwfa sale
con la faquía, (bandeja llena de
almendras, nueces, tamar o dátiles, dulces y dinero). Lo lleva a la tariká, o cofradía de los Isawua, a veces a la del los Gnawa y solicita su participación en la
ceremonia. A la caída de la noche los Isawua
acompañados por instrumentos de percusión tabales y korass, especie de grandes castañuelas de metal, entran en
el patio de la casa, en grave procesión
presidida por el pendón verde de su cofradía, allí aguarda reunido todo el kahale (reunión de mujeres) que participará en la
danza colectiva alrededor de la shuawwfa.
Al anochecer, cuando el hilo
blanco no se distingue del negro, comienza la danza, dura hasta las 4 de la
madrugada. Las mujeres visten gandoras (túnicas)
de cinco colores: negro, rojo, blanco, amarillo y buderbala (mezcla de todos ellos). Cada color convoca a un demonio
femenino o masculino: el rojo atrae a Lala
(señora) Arquía; el amarillo a Lala Amira, el negro llama a Sidi Hamo y el blanco a Mouley Cherif.
Cuando los Isawua comienzan a batir los tambores, tabales y Korass, la
shuawwfa toma un cuchillo en cada mano e inicia un baile extático circular. Mueve
la cabeza convulsivamente hacia los lados, el cabello suelto cubre la cara, el
resto de mujeres en trance rodean a la vidente y se suman gradualmente al baile. En el momento
más álgido de la ceremonia, sobre la una o dos de la madrugada, la shuawwfa se infringe cortes en brazos y
cara, sin apenas dejar más que marcas moradas superficiales. Cuando el djim viene a ella, las mujeres que la
asisten sin participar en la danza, cubren rostro y cuerpo con un litan blanco o negro para vedar a los presentes
las contorsiones del rostro y los sonoros eructos que emite la vidente, la voz
se vuelve extraña y gutural, señales inequívocas de posesión, el djim ha llegado.
La danza tiene la facultad de
provocar el trance a terceros, aquellos que como meros espectadores asisten a la
ceremonia, deben ser demonios muminin
o creyentes pues nunca han venido hacia el que esto escribe que siempre ha
tenido la precaución de llevar en lugar reservado una estampa de S. Guillermo de Peñacorada y un rosario de pétalos de rosas comprado a las devotas hijas del Cister en su monasterio de Gradefes.
Las mujeres bailan en una especie de pandemónium como locas, con sus largos cabellos sueltos, a semejanza de las antiguas danzas báquicas de los
griegos. Sobre la media noche, se sacrifica una cabra negra, parte se cocina sin sal, pues
la sal ahuyenta a los djnum, se añade al guiso canela y azúcar, luego se distribuye en platos
por los cuatro rincones de la casa como alimento de los moradores del
inframundo; el resto se cocina con sal para todos los presentes. Hacia las
cuatro de la madrugada finaliza la ceremonia, la shuawwfa tranquila y sosegada,
con las facultades adivinatorias renovadas emite vaticinios para los presentes
que lo solicitan, se quema bojor Mequi (incienso de Meca) que llena de fragancia las estancias y el patio de la casa.
Que Dios guarde y acreciente las tradiciones
del Magreb-Al- Arabi y a nosotros nos libre de semejante caterva de genios y
demonios.
Zahuia de Sidi Bel Abbes en Marraquech
Mueve la cabeza convulsivamente hacia los lados, el cabello suelto cubre la cara.
Mueve la cabeza convulsivamente hacia los lados, el cabello suelto cubre la cara.
Llega el djim.La danza tiene la facultad de
provocar el trance a terceros, aquellos que como meros espectadores asisten a la
ceremonia, deben ser demonios muminin
o creyentes pues nunca han venido hacia el que esto escribe que siempre
ha
tenido la precaución de llevar en lugar reservado una estampa de S.
Guillermo de Peñacorada y un rosario de pétalos de rosas comprado a las
devotas hijas del Cister en su monasterio de Gradefes.
La shuawwfa se infringe cortes en manos y rostro.
La shuawwfa se infringe cortes en manos y rostro.
Danza extática de hombres
Inicio de la danza para convocar a los djnum.