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sábado, 4 de febrero de 2017

RESUMEN DE LA CONFERENCIA: LAS HEREJÍAS EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE. EL PRISCILIANISMO . Siro Sanz García




Comenzó la charla con una breve referencia a la anterior conferencia del mes de Diciembre. Se recuerda una fecha clave: 254, momento en el que ya existe una comunidad cristiana en LEÓN-ASTORGA con sus jerarquías eclesiásticas (Conventus asturicensis de la provincia de Gallaecia); cristianismo de origen africano y militar. Se habló de nuevo sobre la importancia de las ruinas de la basílica de Marialba de la Ribera (s. IV), notable por su antigüedad y singularidad a nivel nacional y europeo,  signo patente de aquella primera cristianización, monumento olvidado, maltratado de forma indigna por aquellos que tienen la potestad y obligación de protegerla. Gallaecia la provincia creada por el emperador Diocleciano en 289, se erige en el siglo IV como un importante foco cultural y religioso en la Hispania del Bajo Imperio. Solar patrio de importantes personajes en la política y la cultura: emperador Teodosio; el emperador Magno Clemente Máximo; el controvertido obispo Prisciliano; la monja Egeria, Hidacio de Aquae Flaviae (Chaves- Portugal); el panonio Martín que funda cerca de Bracara Augusta (Braga-Portugal) el monasterio de Dumio; Toribio de Astorga.
Hidacio de Chaves; Egeria; San Martín Dumiense y Toribio de Astorga son un importante nexo de unión entre Gallaecia situada en el Finis Terrae con el Oriente y Palestina. Los cuatro viajan a Tierra Santa y trasladan desde allí a los confines del mundo conocido, al extremo mas occidental de Europa, los saberes contenidos en valiosos códices orientales, copiados una y otra vez en centros monacales como el de S. Martín de Dumio (Norte de Portugal). El recuerdo del esplendor cultural y espiritual de  Gallaecia la región a la cual pertenecíamos en la antigüedad se conservará hasta el periodo de la invasión musulmana. En los mapas y textos de los cronistas musulmanes desde el s. VIII-X se denominará a esta región del Norte de forma arabizada como: Yiliquiyya y Muluk al Yiliquiin, a los reyes de León como reyes de los gallegos. Una Gallaecia o Galicia que se extendía por las regiones que más tarde en la Alta Edad Media pertenecerían al Reino de León: Norte de Portugal, la Galicia étnica, Asturias- León hasta más allá del Rió Cea y Peñacorada (Cistierna). Entre los importantes personajes de Gallaecia arriba citados y sobre todo a partir del siglo XX es Prisciliano obispo de Ávila, (Gallaecia 340, Treveris 385) el que más fama alcanzó; le sigue en notoriedad por motivos bien diferentes la monja Egeria. De Prisciliano se ha dicho, que es el precursor de la Reforma Protestante, el apóstol avant la lettre de vegetarianos y veganos (Siro dixit), que era un druida y mago, el primer mártir de la Inquisición Española; ésta última afirmación  absurda, pues faltaban aún casi ocho siglos para la implantación del tribunal de la Inquisición en España. A la evangelización de las áreas rurales en Gallaecia, se añade en la segunda mitad del siglo IV una dificultad más, la de mantener la ortodoxia católica ante la aparición de herejías como el maniqueísmo y especialmente el priscilianismo. Para Hidacio obispo de Chaves s. V, las herejías eran más peligrosas que los bárbaros, una amenaza para la unidad de la provincia de Galaecia. Amenaza a la paz social, en un momento en el cual los germanos   unos 25000 Suevos, entran en Gallaecia a sangre y fuego. Una nación germana que  literalmente se muere de hambre, pero a diferencia de las migraciones actuales aquellas gentes llegaban armadas y dispuestas a tomar con la espada tierras y alimentos. La presencia del Maniqueismo herejía dualista procedente de Persia, viene documentada en las fuentes literarias que mencionan la existencia de grupos de seguidores en el obispado de Astorga en 445. El relato más completo sobre del movimiento priscialianista nos lo da Sulpicio Severo en su Crónica, los cánones del concilio de Zaragoza en 380 y también Toribio de Astorga. A mediados del siglo IV en un lugar de Gallaecia y con su maestro Elpidio funda una comunidad, formada por un grupo de laicos de ambos sexos y de toda condición social, definida esa comunidad por su fuerte condición ascética. Prisciliano abandona Galicia hacia Lusitania donde empieza a predicar, con tal éxito que son muchos los que le siguen y se extiende su doctrina por la región del Tajo, Duero y la vía de Emérita a Astúrica Augusta. La oposición y condena al grupo de Prisciliano fue dirigida por Hidacio obispo de Mérida. Con el motivo de saber en qué consistía el movimiento priscilianista se celebró en octubre de 380 un concilio en Zaragoza, participaron diez obispos hispanos y dos galos en representación de las ciudades de Agen y Burdeos, pues, las enseñanzas de Prisciliano estaban también muy extendidas en la Gallia. En varios cánones se condenó al priscilianismo de dualismo maniqueo y el empleo de textos apócrifos para la enseñanza. Los Priscilianistas negaban la doctrina de la Trinidad. Condenaban el matrimonio y la procreación (por lo tanto el fin de la especie).El demonio no es un ángel caído sino que surgió del caos y la oscuridad (idea maniquea) El demonio formaba los cuerpos humanos (idea maniquea).Creían que el destino estába marcado por las estrellas. Celebran la misa con uvas y leche. Prisciliano y los suyos no aparecieron en el Concilio de Zaragoza y tampoco fueron condenados pues el Papa Dámaso así lo solicitó, hasta que Magno Máximo convoca un nuevo concilio en Burdeos y ordena al vicario de España trasladar aquí a los acusados: Prisciliano, su amiga Eucrocia, Felicísimo Armenio y Latroniano. Prisciliano seguramente sometido a tortura se declaró culpable de los cargos de: Maleficio, estudio de las ciencias obscenas es decir magia, conciábulos nocturnos con mujeres, practicar la oración desnudo. El emperador formulo contra Prisciliano y sus seguidores cercanos la pena de muerte. Así Prisciliano, Eucrocia, Felicíssimo, Armenio y el poeta Latroniano son decapitados ante la oposición y condena del Papa Siricio y de otros notables de la Iglesia. La pena de muerte contra Prisciliano y sus seguidores hay que entenderla y explicarla en el contexto político del momento. El emperador Graciano es asesinado y, el usurpador Magno Máximo (oriundo también de Gallaecia) para congraciarse y buscar el reconocimiento del augusto Oriental Teodosio, ejecuta a un notorio alterador de la paz social pero con la oposición del Papa y de gran parte de la Iglesia Hispana. Y así nace la leyenda de Prisciliano del cual y, para echar más leña al fuego  afirmaba Louis Duchesne en 1900 que fue enterrado en la iglesia de Compostela junto con alguno de sus seguidores. Que el movimiento priscilianista estaba trufado de herejía maniquea parece claro, no hace falta ser un experto teólogo   para darse cuenta de ello, pero de ahí a convertir a Prisciliano en el mártir del protestantismo, vegetarianos, veganos y martir precursor de las filosofías de la Nueva Era, va un gran trecho. Muerte injusta sí, pero de la mano del poder civil de aquella época y con la oposición firme de la máxima autoridad religiosa: el Papa Siricio que anatemizó a todos los que participaron en ella.


 Reino de los Suevos y Visigodos  siglo VI-VII. Abajo, iglesia visigoda de San Pedro de la Nave (Zamora. Reino de León)


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