Que el reino de los suevos llegaba hasta un poco más allá de Peñacorada, más o menos hasta el río Cea es bien sabido. Lo que desconociamos es que individuos de otras dos naciones bárbaras también se habían acercado a nuestra villa. Llegaron la noche del pasado sábado día 17, entre las 23 y 3 horas de la madrugada. Una horda de vociferantes vándalos y alanos tomaron la Avenida de la Constitución e instalaban por toda la calle, la más céntrica del pueblo, una traca explosiva inmensa, bombas de gran calibre que al explotar dispararon las alarmas de los coches, cohetes que caían sobre los tejados de las casas con grave riesgo de provocar un incendio. La sensación fue de una villa tomada al asalto por individuos incontrolados que no respetaban ni el descanso de los vecinos ni el temor de los más ancianos, las mujeres y doncellas; y todo ello sin que presuntamente nuestras autoridades y fuerzas del orden se diesen por enteradas. ¿Habrá llegado una nueva Edad Media? Ante la presunta dejación de las autoridades de velar por la paz común y descanso de los vecinos ¿tendremos que organizar somatenes vecinales? O es que acaso la diversión de unos pocos tiene que hacerse a cuenta del maltrato al descanso de los ancianos, de los niños, de los enfermos... Mal vamos cuando por el "disfrute vandálico" de unos pocos energúmenos se abandona la villa a su propia suerte y se deteriora hasta extremos inimaginables la convivencia vecinal, por otra parte, ejemplar hasta que llegan los vándalos y alanos; unos salvajes que viven confundidos y camuflados con las personas civilizadas y escarnecen de tiempo en tiempo a la villa de Cistierna.
Una horda de vociferantes vándalos y alanos tomaron la Avenida de la
Constitución la más céntrica del pueblo, en la imagen vemos como descabezan la estatua del edil de festejos, ¡es que no respetan nada!... (Imagen del universo digital)
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