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domingo, 14 de abril de 2024

El Camino Real a Valdeburón y Tierra de la Reina a su paso por Cistierna y Sabero. (Artículo publicado en Leonoticias 13 de marzo-2023)

 

En esta fotografía de los años sesenta, coronada por la grandiosa silueta de Pico Moro, se distingue perfectamente el Camino Real a punto de entrar a la garganta del Esla hacia Riaño. Serpea hasta las Peñas de la Jagariz junto a Vegabarrio, donde bordeaba el castillo de Aguilar por bajo. (foto: Antonio Sicilia)

 Un tema complejo el de las comunicaciones en la montaña oriental leonesa, pero muy necesario e interesante a la hora de abordar la historia de la comarca desde momentos previos a la romanización hasta principios del siglo XX, cuando se trazaron las modernas carreteras, en muchas ocasiones, sobre antiguos y venerables caminos. Algunos arqueólogos, ciegos como topos, sin pisar el terreno, ni excavar, meten todos estos caminos en el cajón de sastre de lo medieval y de ahí no hay quien les saque.

Las vías romanas con vocación civilizadora se trazaron siguiendo el avance de los ríos, a diferencia de los caminos estratégicos militares por cumbres. Entre los del río y los de altura se construyeron innumerables caminos transversales, éstos, comunicaban los castros y los distintos valles que penetran en la cordillera. Intentaremos explicar cómo entraban hacia la montaña dos de esos caminos a la altura de Cistierna y Sabero. Uno es bastante conocido: la Calzada del Esla o Vía Saliámica, segmento final del itinerario 313 del Ravenate siglo, III, vía descrita por Albornoz; Justiniano Rodríguez; E. Martino y David Martino.

La Vía Saliámica, ascendía por la margen izquierda del Esla, hacia Valdeburón y Tierra de la Reina. En Cistierna, entraba abruptamente en el desfiladero, dirigiéndose al Escobio de Aguilar, situado bajo las Peñas de la Jagariz; así lo muestra el mapa de Tomás López, siglo, XVIII. Por estos caminos entraron a la montaña oriental leonesa: romanos, suevos, visigodos, árabes, y la última invasión, la de Napoleón, tirano de los franceses. También llegó por ellos a los clanes cántabros de la famosa tribu de los Vadinienses: el cristianismo; la Biblia; la cultura del Oriente; el humanismo cristiano y renacentista. Por la margen izquierda del Esla, sobre la Vía Saliámica, baja aún un camino a Santiago que viene de Liébana: la Ruta Vadiniense.

Frente a la Vía Saliámica, por la margen derecha del Esla, otro camino, más desconocido, pero no menos importante, progresaba hacía el Norte; ascendía desde más abajo de Gradefes hacia Valdeburón. Además de la tradición, la existencia del Puente Viejo de Cistierna y el de Mercadillo, muy próximos el uno al otro, atestiguan la antigüedad del mismo. Al igual que la Vía Saliámica, transitaba sobre los que Roma construyó para someter a los cántabros (29-19 a. C.). A su paso por Cistierna, ambos caminos, recibían el nombre de Camino Real. Por Modino se acercaba al Puente de Mercadillo, dirigiéndose a los siguientes pagos pertenecientes a Cistierna: Vegarribero; los Corrales; Puente Viejo; La Jagariz; S. Martín; Vegabarrio. Después de atravesar el moderno complejo minero de Vegamediana, se dirigía a Sabero. Aquí, junto a la ermita de San Blas, arrancaba hacía Valdoré, siempre hacia el Norte, pasando por la Peña los Castros, sobre la Sierra de San Pelayo, denominada en la Alta Edad Media Castro Pelagii. Desde Valdoré, ascendía hasta la Velilla. Continuaba por la hermosa calzada de la Hoz, contemporánea a la carraria antiqua de Aleje y, proseguía hacia la collada de Aviados, buscando el paso hacia el valle de Corniero, al que salía cerca de la ermita de S. Juan. Por encima de Crémenes, atravesaba el corredor de La Trébede y trasponía la Collada de la Trébede hacia el Valle del río Dueñas. Cruzaba dicho río por la Puente del Campo, junto a la ermita de la Virgen del Roblo.

Desde aquí, ascendía a Lois buscando el Valle de San Pelayo, ya en Valdeburón. El diccionario geográfico de Madoz menciona esta dualidad del Camino Real a su paso por Cistierna y Riaño: «En Riaño, el camino que baja de Valdeburón se divide en dos ramales: uno que se dirige hasta la ribera de Gradefes pasando por: Huelde, Verdiago, Cistierna en cuyo término se divide en dos, y otro que se dirige a Pedrosa y pasa por el Puerto del Pando...». La expresión «se divide en dos (Cistierna)», indica la existencia de dos caminos en ambas márgenes del río caudal. En Cistierna el Puente Viejo y el de Mercadillo en Sorriba, permitían el paso y comunicación entre ambas márgenes. En 1892, un río tan caudaloso como el Esla, antes de perpetrarse el muro de Remolina, solo contaba hasta Mansilla con el puente de Mercadillo: «el único de piedra, que hasta hace pocos años había útil en doce leguas, desde Pedrosa hasta Mansilla» según D. Antonio de Valbuena. En Vegamediana (margen derecha del Esla), en el lugar conocido como Escobio Bajero, se halla una gran eminencia rocosa rodeada de foso artificial por el sur; sobre esa roca, se ubicaba uno de los castillos del complejo defensivo de Aguilar. Desde el castillo del Escobio Bajero, se controlaba el paso de personas y mercancías que entraban a la garganta del Esla en dirección a Valdeburón y Tierra de la Reina. Tanto el Escobio de Aguilar como el camino se atestiguan por un documento de la Catedral de León, del año 1143.


 Observamos en el mapa de Tomás López, siglo XVIII que la Calzada del Esla, junto a la del Cea eran las únicas vías de penetración a la montaña oriental. Discurría por la margen izquierda del Esla, en Huelde cruzaba a la margen derecha. En Riaño, se bifurcaba hacía Valdeburón y Tierra de la Reina. Otro camino no descrito en el mapa y, también denominado Camino Real ascendía desde más abajo de Gradefes por la margen derecha del Río Grande.

Con la construcción de la variante que circunvala Cistierna por el Oeste, se ocupó el Camino Real desde el puente de Yugueros hasta la altura de Los Conventos y, se dejó una vía de servicio hasta la fábrica de luz situada bajo la Peña el Elefante. A la vía de servicio se entra sin dificultad en coche por la rotonda; sin embargo, los peatones para acceder a esa vía de servició, tienen que caminar por los arcenes de la rotonda o saltar los pretiles de cemento que separan de la variante. El problema se agudiza por ser el Camino Real, parte de la ruta turística al Castillo de Aguilar, haciéndose muy difícil y harto peligroso el inicio de la misma junto a la rotonda por lo anteriormente descrito. La forma en que se perpetró la variante y la rotonda, avisa sobre la ligereza de los estudios previos a estas obras y, sus afecciones, que por ignorancia de los que entienden en ello y la dejación de responsabilidades supervisoras de nuestras autoridades municipales, inciden de forma muy negativa sobre los intereses del concejo, sobre todo, en menoscabo y acabamiento de la historia de los antiguos caminos montañeses.

 

domingo, 11 de febrero de 2024

El origen de las parroquias en la montaña oriental leonesa (LEONOTICIAS)

 


El sustrato cristiano, impulsará desde el principio a la monarquía astur-leonesa, como ayuda providencial, para evitar la desaparición a manos del Islam

Domingo, 11 de febrero 2024, 09:22

El pasado día 26 de enero, se impartía en el Instituto Bíblico y Oriental de Cistierna, una conferencia sobre el origen de las parroquias montañesas. La importancia de este estudio, transferible a otras regiones de España, se explica por el temprano sustrato cristiano incrustado en los periodos históricos de la baja romanidad, suevo y visigodo hasta la debacle de la invasión musulmana. Ese sustrato cristiano, impulsará desde el principio a la monarquía astur-leonesa, como ayuda providencial, para evitar la desaparición a manos del Islam.

La parroquia de Cistierna al igual que las de Aleje, Verdiago, Corniero, Las Salas, Crémenes, Riaño, Burón y otras muchas, documentadas en la Alta Edad Media, intuimos que mantienen vínculos con el mundo de los clanes vadinienses y sus lugares sagrados; relacionadas y protegidas también, por los centros de poder antiguos: castros, castillos.

Se destacó en la conferencia la fundación de la iglesia de Sta. María de Cistierna fundada en 1122; también la importancia de algunos presbíteros titulares de su parroquia: 1897-1933) D. Similiano Fernández; (1933-1939) D. Inocencio Rodríguez Diez, obispo de Cuenca; (1939-1962) D. Fidel Alonso; (1962-1967) D. Telmo Diez; (1967-1981) D. Gaudencio Domínguez; (1981-1992) D. José Antonio González; (1992-1996) D. Teodoro. (1996-2008) D. Fernando y el actual D. Avelino García. En 1122 el presbítero Pedro Velaz, edifica con sus propios medios la iglesia de Sta. María de Cistierna. Junto a ella, construye un hospital anejo para los pobres y míseros caminantes que pasaban por el escobio de Aguilar, paso difícil junto al Esla, situado entre Cistierna y Sabero.

Iglesia de Sta. María de Cistierna fundada en a 1122 por el presbítero Pedro Velaz. Este venerable edificio desde la Edad Media hasta la primera mitad del S. XX, no tuvo mayores contratiempos, a no ser el ataque e incendio sufrido durante el golpe de estado que el Partido Socialista y Esquerra Republicana de Cataluña, maquinaron contra el legítimo gobierno republicano en octubre de 1934, cuando muchas iglesias del Valle de Sabero y esta de Cistierna perdieron importantes obras de arte sacro, archivos y ornamentos.
Iglesia de Sta. María de Cistierna fundada en a 1122 por el presbítero Pedro Velaz. Este venerable edificio desde la Edad Media hasta la primera mitad del S. XX, no tuvo mayores contratiempos, a no ser el ataque e incendio sufrido durante el golpe de estado que el Partido Socialista y Esquerra Republicana de Cataluña, maquinaron contra el legítimo gobierno republicano en octubre de 1934, cuando muchas iglesias del Valle de Sabero y esta de Cistierna perdieron importantes obras de arte sacro, archivos y ornamentos.

Este venerable edificio desde la Edad Media hasta la primera mitad del S. XX, no tuvo mayores contratiempos, a no ser el ataque e incendio sufrido durante el golpe de estado que el Partido Socialista y Esquerra Republicana de Cataluña, maquinaron contra el legítimo gobierno republicano en octubre de 1934, cuando muchas iglesias del Valle de Sabero y esta de Cistierna perdieron importantes obras de arte sacro, archivos y ornamentos. Occidente, es decir Europa, ha nacido de la convergencia del cristianismo o Revelación divina; filosofía griega y el derecho romano. El proceso de descomposición de esa gran civilización cristiana desde la Revolución Francesa hasta nuestros días es imparable, un proceso acelerado desde el Concilio Vaticano II, por una jerarquía eclesial que ataca sañudamente la Tradición.

La secularización de Occidente con el olvido del pasado cristiano nos dirige a un mundo tenebroso, donde el relativismo y modernismo conculcan el derecho natural para hacernos aceptar de grado las mayores aberraciones políticas y sociales. Lo peor de todo, las altas jerarquías eclesiales desde el Papa hasta los obispos y cardenales (salvo poquísimas excepciones) de todo esto no dicen ni mu, solo hablan de ecología y cambio climático. Ya nadie puede negar que Bergoglio, en vez de pastor de una confundida y despavorida grey, se haya convertido en el más fiel seguidor y apóstol de la agenda 2030.

sábado, 13 de enero de 2024

HISTORICIDAD Y VALORES DE LA RUTA VADINIENSE UNO DE LOS CAMINOS A SANTIAGO MÁS ESPECTACULARES DE EUROPA



Sábado, 13 de enero 2024, 09:33 

La ruta Vadiniense a su paso por la Entrecisa, en Villayandre. Siro Sanz


La realidad material de la ruta Vadiniense - camino de Santiago-, discurre por un trazado dos veces milenario. Remonta su origen a la entrada de la comarca en la Historia, cuando el emperador Augusto decidió en 26 a. C someter a los cántabros.

El nombre: ruta Vadiniense, queda plenamente justificado por recorrer de Norte a Sur el territorio ocupado por la tribu de los vadinienses, una de las ocho que formaban la nación de los cántabros; tribu que entonces ocupaba el área de la actual montaña oriental leonesa.

Más de ochenta lápidas funerarias pertenecientes a este pueblo, halladas a lo largo de esta calzada, en ambos lados de la cordillera, prueban la potencia y singularidad de la famosa tribu que ya en el s. I escribía y leía el latín, sin embargo, aún ostentaba con orgullo los antiguos nombres gentílicos. Por este camino subió al alto Esla: la cultura greco- romana; el cristianismo; humanismo renacentista y todas las invasiones que la península ha sufrido. Esa historia, ha quedado plasmada en lugares de un alto valor cultural y medioambiental. El año 26 a. C, el emperador Augusto, ataca Cantabria por tres vías: la del Pisuerga; el Carrión y Cea-Esla. Ésta del Esla separaba a los cántabros de los astures (Astura-Esla). En Cistierna, junto a Peñacorada mojón Suroeste de la Cantabria histórica, entraba abruptamente a la garganta que conduce a Valdeburón y Tierra de la Reina. Se conservan algunos tramos que destacan por la dificultad de la roca y la magnitud de la obra viaria en los tramos del Pajar del Diablo (Villayandre); Escobio de Remanganes (Crémenes); San Roque (Las Salas). Desde Cistierna, en su avance hacia el Norte, pasa la calzada al pie de potentes castros cántabros: Cildad (Vegamediana, en Sabero); San Pedro (frente a Vegamediana); castro de Verdiago; castro de Argovejo.

En 874 recién despejada la zona de la ocupación musulmana se documenta el camino en Crémenes. En 958 figura en Aleje un ramal de esta calzada como: «carraria antiqua». En el año 973, se la denomina «Vía Saliámica» en su tramo superior del Pontón. Salia, es el nombre prerromano para corriente de agua, por lo tanto es la vía del río; Saliámica la nombraron los que aun entonces, no hablaban latín. La ruta Vadiniense, transcurre por algunos de los paisajes más espectaculares de la montaña oriental leonesa, comarca montañosa donde en los siglos VIII al X, nace el embrión de la nación española y portuguesa y por ende, todas aquellas que de nosotros proceden en América, renuevo del fecundo tronco de cántabros y astures.

Ruinas de la iglesia de S. Martín de Alión en las Salas, inmediata a la ruta Vadiniense. Uno de los centros sagrados más venerables de la montaña por su antigüedad, se documenta en 874. 
Ruinas de la iglesia de S. Martín de Alión, inmediata a la ruta Vadiniense. Uno de los centros sagrados más venerables de la montaña por su antigüedad, se documenta en 874. Destaca la buena conservación y mantenimiento de los restos por las buenas gentes de Las Salas- Crémenes. Foto: Siro Sanz 

sábado, 22 de julio de 2023

Un príncipe de los cántabros en Robledo de la Guzpeña . LEONOTICIAS

 


Dovidero hijo de Ampáramo príncipe de los cántabros, así nos habla después de 1900 años, la lápida hallada en el pórtico de la iglesia

Siro Sanz García

Lunes, 17 de julio 2023, 12:20

Dovidero hijo de Ampáramo príncipe de los cántabros, así nos habla después de 1900 años, la lápida hallada en el pórtico de la iglesia de S. Pelayo de Robledo de la Guzpeña, bajo Peñacorada. Este hallazgo publicado por el R. P. Eutimio Martino (ahora en el destierro de Villagarcía de Campos) hace ya más de 25 años, nos informa de un caso único en toda la Cantabria histórica, de la cual la Montaña Oriental Leonesa por derecho propio forma parte. Se conocía esta dignidad de hombre principal entre los astures, pero no en el pueblo cántabro.

El monumento funerario dedicado a Dovidero singulariza a Robledo de la Guzpeña y Peñacorada como núcleo importantísimo cántabro, avalado por otra lápida y los notables castros de: Campo Ciudad; los Serrones y el Castro de los Corrales, todos ellos en la cara Sur del Macizo. Documenta Madoz, un antiguo camino por la ladera Sur de Peñacorada, relacionando Eslonza con Robledo, camino estratégico que unía las cuencas del Porma, Esla y Cea; camino por el que ahora pasan los peregrinos del Vexu Camín que se dirigen a Santiago.

Son varios y sucesivos los alumbramientos que dan origen a la nación española. El primero el de la conquista de los cántabros por Augusto culminación de 200 años de presencia romana en Hispania. Algunas de esas campañas romanas gravitaron sobre Peñacorada y sus castros, ahí está la huella romana en los caminos y castros que la circunvalan. Pisando esas calzadas que eran de Roma, el heroísmo de la resistencia cántabra se repite frente al Islam en un Pelayo que según nuestra investigación y tradiciones es otro príncipe cántabro elegido como tal en Valdeón. Por esos caminos de Peñacorada se llega a Covadonga; Cangas; Oviedo y al glorioso Reino de León.

Nuestro territorio está fuertemente humanizado desde la antigüedad con el resultado final de un medioambiente perfectamente integrado con las prácticas agrícolas y ganaderas ancestrales. Frente a políticas ultra-conservacionistas que nos dirigen a la reserva apache dentro de nuestro propio territorio, privados de nuestra historia, tierra y dignidad, proponemos convertir la comarca en una especie de parque arqueológico, viario y castreño sin comparación posible.

De Cistierna a Robledo se puede crear una ruta impresionante por caminos antiguos que a la vez que introduce a los visitantes en los espléndidos robledales, encinares y hayedos de Peñacorada, lo haría también a nuestra épica historia. Esperamos que nuestros ediles estén a la altura y protejan nuestra tierra con la misma dignidad que Dovidero príncipe de los cántabros, cuando hace 1900 años,  trató con el romano para preservar el territorio de Peñacorada y sus gentes. Por cierto, si tienen ocasión visiten Robledo de la Guzpeña, D. Casiano Álvarez su alcalde, tiene el pueblo tan bien presentado que parece un nacimiento navideño

Monumento funerario de Dovidero hijo de Ampáramo, príncipe de los cántabros.La lápida se halló en el pórtico de la iglesia de S. Pelayo en Robledo de la Guzpeña en Peñacorada. Siro Sanz

 

domingo, 18 de junio de 2023

EL PINAR DE PEÑACORADA. NATURALEZA DE UN PAISAJE HISTÓRICO. Investigación publicada en Revista Comarcal de Riaño Nº 80, Noviembre 2022. Siro Sanz García

 


INTRODUCCIÓN

Mucho han cambiado las vistas de Peñacorada desde la vega de Sorriba del Esla de cien años para acá. En fotografías de 1917, las laderas de la peña que miran a Cistierna muestran las blancas calizas  moteadas aquí y allá por matas de genista, rebollas dispersas y un mínimo encinar que resistía  a duras penas sobre la gruta de S. Guillermo y la valleja donde exurge perenne y abundante la Fuente de la Mata; de esas aguas, aún se sirve  la villa. Destaca el encinar de oscuro follaje entre los pinos, preservado milagrosamente después de siglos de pastoreo, del hacha y del fuego. En la ladera Norte de la peña, en la umbría de Monticiello, el verdor estacional de un pequeño hayedo medraba bajo los altos farallones de caliza. Algunos de los puertos de Peñacorada, pertenecientes a Cistierna según documentos de 1690 se alquilaban a los ganados del extremo (1). El encinar, queda ahora a un tiro de piedra del mirador construido recientemente y de las pistas terreras que se abrieron cuando se perpetró la tala inmisericorde que en años pasados dejó esta parte de Peñacorada, como la espalda de Nuestro Señor después del suplicio de los azotes. Veremos lo que tarda en degradarse el valioso encinar ahora  tan accesible; la Basuraleza ya se observa por doquier. Para las personas que gustan pasear por bosques, montañas y disfrutar de sus paisajes, los miradores no son más que veleidades de personas que en el fondo desprecian la naturaleza. Existen causas mejores  para gastar  los escasos dineros del concejo y no en: hormigón, hierros y bancos que convierten los paisajes naturales pirenaicos comarcales en horteras parques urbanos. El senderista de verdad, ama el silencio del bosque, el rumor del agua y del aire entre los árboles. En cada descanso, cuando vuelve la vista hacia atrás, convierte ese puesto en un mirador, no necesita que le marquen estaciones obligadas para mirar nada, el senderista elige y tiene sus enclaves especiales para mirar. Para sentarse ya tiene el santo suelo, las rocas y tocones de los árboles. En el futuro alguien pedirá cuentas por tanto dinero de subvenciones malgastado en rutas que luego ni si limpian ni se mantienen; alguien reclamará por tanto destrozo; alguien vindicará los paisajes intactos durante siglos, ahora, hollados por el ruido atronador de quads, motos, vías ferratas, puentes incas, nepalíes o tibetanos, corredores montaña a través etc. Que Dios nos libre también de los ecologistas de gabinete y su ecologismo fanático, adoradores como el Papa Francisco I, de la Pachamama, que han infestado la montaña oriental con una lobada en cada valle, que también nos libre de tanto deporte de competición por senderos y trochas.

REPOBLACIÓN DE PEÑACORADA CON PINOS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

La repoblación de la parte de Peñacorada que pertenecía al concejo o junta vecinal de Cistierna comenzó a principios del s. XX. Los pagos en los que se hizo la repoblación son: Valle de Redimora al Norte; ladera de Peñacorada que da vista a la villa por el Oeste y comprende: Valle de Aguasalio y parajes sobre la ermita de S. Guillermo. Eran terrenos dedicados tradicionalmente al pastoreo de ganado ovino y caprino; una de las majadas más antiguas, con su corral de gran valor etnográfico, aún se conserva sobre la Cueva de la Nevera y Valle de Aguasalio. El 9 de Julio de 1927 acordaba el Ayuntamiento de Cistierna en conformidad con las juntas vecinales de los pueblos del municipio ir a un consorcio con el estado  para la repoblación de los montes pertenecientes a esas juntas. Se comprometían a abonar el 50% del valor de los trabajos siempre que el estado se  encargase de la dirección de las obras, de las semillas y plantones. De esta  primera fase de repoblación sabemos que el 27 de Febrero de 1935 se recibían en la estación del ferrocarril de Cistierna un abundante número de plantones de pino facturados en León por el Distrito Forestal. El 29 de Febrero de 1939 D. Luis Arias Vila Ingeniero Jefe del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Montes, Jefe del Distrito Forestal de León certificaba en la estación de León a nombre del Presidente de la Junta Vecinal de Cistierna tres bultos con plantones de pinos; suponemos que durante la guerra civil continuaron las tareas de repoblación con pinos (2). A partir de 1939, dos ingenieros de montes D. Joaquín Ximenez de Embún y D. Luis Ceballos redactaron un ambicioso proyecto de repoblación forestal nacional. Este proyecto fue el elegido por el gobierno de Francisco Franco, para poner límite la degradación forestal del país mediante la repoblación de pinos. La repoblación se haría a cargo de los Presupuestos Generales del Estado (3). El 11 de abril de 1939 el Ayuntamiento de Cistierna en combinación de F. E. T. y de las JONS acordaba según lo ordenado por el Gobierno Nacional la repoblación de Peñacorada y Aguasalio en sus vertientes a la villa de Cistierna y al Norte el Valle de Redimora. Por testimonio oral de D. Siro Sanz Sagüillo y otros, sabemos que D. Joaquín Ximenez de Embún vino a Cistierna en varias ocasiones para supervisar in situ la repoblación efectuada en Peñacorada. Se decidió acotar los terrenos a repoblar para impedir el paso de ganado y otros aprovechamientos forestales, advirtiendo a los ganaderos de las responsabilidades en que podían incurrir de no abstenerse de llevar los ganados a esos pagos. Quedaba terminantemente prohibido al ganado lanar y caprino entrar en el valle de Aguasalio; valle de Redimora y toda la vertiente de Peñacorada en la que se ubica la ermita de S. Guillermo. El 23 de octubre  de 1941 el Ayuntamiento acordaba un consorcio con el Distrito Forestal de León al que cedían los terrenos de Redimora y toda la ladera Oeste de Peñacorada monte Nº 473 del Catálogo de utilidad pública. En total 180 hectáreas que limitaban con Santa Olaja al Norte; con Valmartino al Sur; Quintana al Este y propietarios privados al Oeste (Murrial). El Distrito Forestal de León se comprometía a los gastos y trabajos de repoblación y también acotar anualmente el terreno a repoblar, permitiendo entrar al ganado a las zonas destinadas a repoblación pero no acotadas en ese momento. Patrimonio Forestal del Estado podía delegar los trabajos a ejecutar, la conservación y explotación de la masa forestal creada en la Dirección General de Montes Caza y Pesca. Se cedía al pueblo los aprovechamientos realizados en la superficie consorciada el 60% libre en su percepción por el pueblo del 10% de aprovechamientos forestales y el 20% de propios. También se permitía al pueblo recoger en el futuro toda la leña muerta. El pueblo prometía en este consorcio renunciar a los pastos y a todo disfrute de las zonas acotadas hasta que Patrimonio Forestal lo autorizase (4). La repoblación se llevó a cabo durante toda la década de los cuarenta e incluso se hicieron trabajos en la década de los cincuenta. En la plantación de pinos participaron hombres, mujeres y niños de Cistierna. Se vivía una posguerra muy difícil y las tareas de reforestación en Peñacorada significaron un pequeño alivio para las economías más precarias de la villa. Vaya para todos los que participaron en el la reforestación de Peñacorada nuestro recuerdo, agradecimiento y admiración. En las zonas de Peñacorada más accesibles y de buen terreno se utilizaron bueyes  para arar y poner en surco los plantones. En zonas más elevadas y de difícil acceso los operarios abrían hoyos con fesoria, incluso se acarreaba tierra en calderos para asegurar la viabilidad del plantón. Las especies utilizadas en la repoblación fueron el pino silvestre y el pino negro, de mala reputación por ser especies foráneas; hoy día empiezan a ser consideradas esenciales para la protección del terreno y desarrollo de otras especies. Desde luego, el encinar y jaedo de Peñacorada no se vieron afectados en nada, al contrario, se han expandido desde el inició de la repoblación. Hoy día la progresión natural de la masa forestal ha otorgado al pinar un aspecto natural de bosque maduro, muy bien adaptado al majestuoso entorno de Peñacorada. La repoblación supuso también una gran protección del suelo y defensa de argayos y derrames hacia el pueblo, sobre todo en época de lluvias persistentes o torrenciales, cuando los arroyos de Peñacorada inundaban con barro y piedras parte del pueblo;  acontecimientos que han vuelto a repetirse después de la salvaje tala que se nos vendió como un aclareo necesario del pinar. Ha contribuido a este nocivo hecho la realización de numerosas pistas forestales para entrada de los camiones que extraen la madera; en tiempo de lluvias esas pistas se convierten en auténticas torrenteras que dirigen las aguas hacia el pueblo; además, son frecuentadas por quads y motos que el día menos pensado causarán un incendio de proporciones inimaginables. En fin, el pinar cumplía su función de proteger la villa, es su pulmón, zona de recreo, contemplación de la naturaleza y paisaje natural como patrimonio de todos los cisterniegos. Espero que nadie se ofenda, pero la reciente tala, vendida como aclareo necesario, pudo ser evitada o realizada con menos agresividad, o es que padecemos tal ruina que es inevitable atacar de forma tan lesiva nuestros bosques pignorandolos por un plato de lentejas. Y si ustedes me lo permiten hago esta pregunta: dónde han ido a parar esas lentejas...  

 (1)   J. Mª. FDEZ. CATÓN. Catálogo del AHDL. II, nº 1009, p. 176.

(2)     Libro de Actas del Ayuntamiento de Cistierna 1923-1928

(3)     Atlas forestal de Castilla y León VI- VII. Publicado por Covaleda.

(4)     Papeles sueltos del archivo del Concejo de Cistierna.


La repoblación supuso una gran protección y defensa contra los argayos y derrames hacia el pueblo. La reciente tala, vendida como aclareo necesario, pudo ser  realizada con menos agresividad, en la fotografía observamos que ha dejado  el monte como la espalda de Nuestro Señor después de los latigazos. En época de lluvias persistentes o torrenciales, de nuevo, los arroyos de Peñacorada inundan con barro y piedras parte del pueblo. (Foto: Siro Sanz).