El Padre Martino celebraba su 92 cumpleaños vindicando la figura de D. Pelayo y la batalla que inició la lucha contra el islam ibérico. Se vienen repitiendo en León
capital, conferencias, artículos y presentaciones que niegan la autenticidad de
la victoria cristiana de Covadonga. Autores
poco serios y con egos que no caben en la Catedral de Covadonga,
deportivamente se complacen en los
últimos tiempos en denostar
acontecimiento tan importante por el único motivo de figurar. Veamos lo que
decía el historiador C. S. Albornoz, respecto de tales lumbreras: “No es
lícito dudar de la autenticidad de la victoria cristiana de Covadonga, ni lo es rechazar por fabulosos los
nombres de las figuras principales que en ella intervienen. Con sus comentarios
irrespetuosos y excesivamente liberales de las fuentes, o con su demoledor
hipercriticismo, sañudo y cruel, la
erudición del siglos XIX y de principios del XX se ha complacido en enredar la
madeja de los testimonios históricos que aluden al suceso inicial de nuestra
Reconquista. Y lo han conseguido con tal éxito que hoy es empresa más que difícil sacar el hilo del
ovillo” (C.S Albornoz , Orígenes de la nación española, II, 137).
Es Alfonso III el primer cronista que localiza la batalla de Covadonga y se apoya en un texto viejísimo, del mismo s. VIII; no conservado. Estamos de acuerdo en que el dato más disonante es el de 187000 musulmanes que llegaron a Covadonga. Aceptamos las hipérboles, pues hasta los árabes exageran cuando dicen que los combatientes de Rodrigo entre soldados y jinetes eran unos 600.000. Pero, ¿por qué y para qué el cronista cristiano habría colocado el pie del monte Auseva por capricho y falsía la batalla de Covadonga? Ninguna fuente histórica contradice esta localización (I.c.). Los cronistas árabes incluso detallan el escenario de la batalla. Así Ibn Hayyan dice: “La sierra en que se habían guarecido Pelayo y sus hombres”. Isa al Razi comenta: “La roca en que se habían refugiado los cristianos”. Ambos describen las hendiduras de la peña en Covadonga (I.c.). La batalla fue una emboscada, el arzobispo Rodrigo dice que las fuerzas cristianas estaban ocultas en los montes pues la cueva no podía cobijar a todos. Un dato que armoniza con la emboscada es el de que las piedras (lanzadas por los honderos) volvían sobre los que las lanzaban y fuertemente los despedazaban, un efecto no de piedras de honda, sino de las que les lanzaban los cristianos desde las alturas de Priena sobre el desfiladero que conduce a Covadonga. También el desenlace apoya el hecho de una emboscada. El que una parte de los árabes ascendiera y pasara a Liébana, mientras que la otra vuelve hacia atrás, se explica bien por efecto de una emboscada lanzada sobre el centro de la columna, dividiéndola en dos a la altura de Priena. Covadonga fue la emboscada más productiva de cuantas quedaron en la historia. En su día (siglo XVI) recogió Morales, presente en Abamia, el testimonio de la tradición. “Una de las cosas que a mi me ha parecido muy notable en todo esto de Covadonga y por aquí es que aquí fue la furia de Augusto César con los Asturianos (Guerras Cántabras) cuando los sujetó… que parece que se habían acogido a la fortaleza natural de Covadonga y sus contornos (Picos de Europa), y así se pudo tener más noticia deste lugar en tiempo del rey D. Pelayo para acogerse a él, como ya se sabía que otros antiguamente lo habían hecho” (Viaje. OVIEDO, 1977, P. 67). De la nada no sale nada y las tradiciones de Pelayo como indígena, no godo, organizador de la resistencia contra los musulmanes son muy importantes en la Cantabria Leonesa y en Liébana. Sin embargo algunos eruditos o que se tienen por tales ignoran por completo la tradición y el origen de esas tradiciones porque no han puesto sus pies en tierra, o si nos apuran, ni han pisado los territorios donde la importante gesta de Pelayo se produjo. Territorios que no son otros que los de la plantilla dejada por los romanos cuando las guerras cántabras. Lo del principio.., hipercriticismo de gabinete.
Salgan señores un poco a la montaña, al menos les dará el aire y se despejaran las miasmas de sus cerebros. ¡"Válganos Dios, y que falta está haciendo una ley contra la ignorancia, para poder destituir de sus empleos a algunos catedráticos y enviar a la escuela de primeras letras a éstos percibidores de miles de duros"!...(Antonio de Valbuena de Pedrosa del Rey dixit)
Es Alfonso III el primer cronista que localiza la batalla de Covadonga y se apoya en un texto viejísimo, del mismo s. VIII; no conservado. Estamos de acuerdo en que el dato más disonante es el de 187000 musulmanes que llegaron a Covadonga. Aceptamos las hipérboles, pues hasta los árabes exageran cuando dicen que los combatientes de Rodrigo entre soldados y jinetes eran unos 600.000. Pero, ¿por qué y para qué el cronista cristiano habría colocado el pie del monte Auseva por capricho y falsía la batalla de Covadonga? Ninguna fuente histórica contradice esta localización (I.c.). Los cronistas árabes incluso detallan el escenario de la batalla. Así Ibn Hayyan dice: “La sierra en que se habían guarecido Pelayo y sus hombres”. Isa al Razi comenta: “La roca en que se habían refugiado los cristianos”. Ambos describen las hendiduras de la peña en Covadonga (I.c.). La batalla fue una emboscada, el arzobispo Rodrigo dice que las fuerzas cristianas estaban ocultas en los montes pues la cueva no podía cobijar a todos. Un dato que armoniza con la emboscada es el de que las piedras (lanzadas por los honderos) volvían sobre los que las lanzaban y fuertemente los despedazaban, un efecto no de piedras de honda, sino de las que les lanzaban los cristianos desde las alturas de Priena sobre el desfiladero que conduce a Covadonga. También el desenlace apoya el hecho de una emboscada. El que una parte de los árabes ascendiera y pasara a Liébana, mientras que la otra vuelve hacia atrás, se explica bien por efecto de una emboscada lanzada sobre el centro de la columna, dividiéndola en dos a la altura de Priena. Covadonga fue la emboscada más productiva de cuantas quedaron en la historia. En su día (siglo XVI) recogió Morales, presente en Abamia, el testimonio de la tradición. “Una de las cosas que a mi me ha parecido muy notable en todo esto de Covadonga y por aquí es que aquí fue la furia de Augusto César con los Asturianos (Guerras Cántabras) cuando los sujetó… que parece que se habían acogido a la fortaleza natural de Covadonga y sus contornos (Picos de Europa), y así se pudo tener más noticia deste lugar en tiempo del rey D. Pelayo para acogerse a él, como ya se sabía que otros antiguamente lo habían hecho” (Viaje. OVIEDO, 1977, P. 67). De la nada no sale nada y las tradiciones de Pelayo como indígena, no godo, organizador de la resistencia contra los musulmanes son muy importantes en la Cantabria Leonesa y en Liébana. Sin embargo algunos eruditos o que se tienen por tales ignoran por completo la tradición y el origen de esas tradiciones porque no han puesto sus pies en tierra, o si nos apuran, ni han pisado los territorios donde la importante gesta de Pelayo se produjo. Territorios que no son otros que los de la plantilla dejada por los romanos cuando las guerras cántabras. Lo del principio.., hipercriticismo de gabinete.
Salgan señores un poco a la montaña, al menos les dará el aire y se despejaran las miasmas de sus cerebros. ¡"Válganos Dios, y que falta está haciendo una ley contra la ignorancia, para poder destituir de sus empleos a algunos catedráticos y enviar a la escuela de primeras letras a éstos percibidores de miles de duros"!...(Antonio de Valbuena de Pedrosa del Rey dixit)
D. Pelayo según las convencionalismos iconográficos goticistas del XIX.
La aldea de Brez a la derecha de la imagen.
Macizo oriental de Picos de Europa. Liébana. Brez lugar de donde Pelayo salió huyendo perseguido por los musulmanes hacia el collado de Cámara a la izquierda de la imagen en las peñas de Macizo Oriental de Picos de Europa. Liébana paisajes de Reconquista. (Foto: E. Martino)
La Cruz de Priena. Priena el monte donde los cristianos prepararon la emboscada que dividió en dos el ejército de Alkama. (Fot: E. Martino)
Calzada de Teleña. La misma plantilla romana utilizada siglos después por los cristianos cuando se levantaron contra el Islam Hispano. (Foto: E. Martino)