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martes, 14 de octubre de 2014

ADELA RODRÍGUEZ DÍAZ: CASI UN SIGLO DE MEMORIA VIVA DE CISTIERNA. Siro Sanz





Recibí la noticia del fallecimiento de Adela, una  lluviosa tarde de octubre mientras contemplaba desde la Campera Mateo la villa de Cistierna. Este acto supremo de la vida, lo realizó Adela acompañada del cariño de la familia y de su pueblo. Superada la tristeza del primer momento, pues la muerte de nuestros semejantes es separación y aviso de la propia, recordé con gratitud y alegría los muchos momentos compartidos con Adela. Enfilando ya la recta de los 100 años, seguía gozando de una memoria prodigiosa y además, cuando relataba hechos de la historia cotidiana de Cistierna durante el pasado siglo lo hacía con mucho sentido común, ecuanimidad, gracia y caridad cristiana.
Hasta tres molesquines llené de datos precisos y preciosos, que no opiniones, de personas y sucesos para muchos ya olvidados o que no quieren ser recordados. Algunos de esos datos aparecen en este blog y otros han sido puestos hace tiempo en papel de la Revista Comarcal de Riaño, todos ellos recogidos en las tardes de verano cuando Adela tenía a bien dedicarme su tiempo y paciencia. Hace cinco años me interesé mucho por el tema de la guerra civil en Cistierna. Cierto día, después de dos horas hablando del tema, Adela me espetó:-“Siro, la curiosidad mató al gato, preguntas cosas que ni a mi familia he contado”-. No se sentía a gusto recordando la muerte alevosa de sus convecinos, la persecución religiosa, la delación, la cobardía de otros y los difíciles tiempos que vinieron después. También me decía: -“de esto no escribas nada hasta después de mi muerte y no pienses que ahora sería distinto, la barbarie aparece en todo tiempo”-. No tengas cuidado Adela, el panorama que me pintabas era tan desolador, que al día de hoy aún no me atrevo a escribir el relato de la miseria humana desatada en nuestra villa durante aquel conflicto ahora recordado hasta la nusea por cierta "memoria" que no tiene nada de "histórica".
En su despedida nuestro buen párroco Don Avelino Gutiérrez, recordó con sentidas palabras la calidad humana, cristiana y vital de Adela. Durante los tiempos en que fueron párrocos de Cistierna: d. Similiano, d. Conrrado, d. Inocencio Rodríguez (Obispo de Cuenca), d. Fidel (Canónigo de la Catedral de León) y d. Telmo (Rector de San Marcelo de León), Adela fue una gran colaboradora en todas las tareas parroquiales y en todos los eventos promovidos y auspiciados en la parroquia de Santa María y después de Cristo Rey. En particular quiero destacar la participación de Adela en muchas de las actividades del Instituto Bíblico y Oriental de Cistierna, asistía a todas las conferencias de la Cátedra de Historia y a otras sobre las Sagradas Escrituras y ésto cuando tenía 85 años, hasta hoy que cumplía los 96.
La muerte cristiana es un gran sueño. Transitoriamente adormecido, el cuerpo de Adela espera el momento de la resurrección cuando de nuevo se vea habitada por el alma. Asomada ya al gran misterio, seguro que nuestra convecina, amiga y confidente, contempla ahora el rostro de Dios y aquellos tiempos de la antigüedad por los que tanto se interesaba en las conferencias del Bíblico. Mientras tanto, nosotros aguardaremos expectantes y con gozo el momento de reunirnos con ella y con nuestros queridos difuntos.
 Doña Adela Rodríguez y doña Milagros Corral (Foto: Siro Sanz)
 
 Doña Adela bajo la imagen de Cristo Rey, titular de la parroquia de Cistierna. (Foto: Siro Sanz)

 
Doña Adela y doña Rosario Vega en Picos de Europa. En la foto inferior cuando corrían los años sesenta, Adela es la tercera por la izquierda en la Virgen de la Velilla acompañada de: Elena Llamazares, Gelines, Puri, Tomasa y otras chicas de Cistierna. (Fotos: Gentileza de Adela)

miércoles, 8 de octubre de 2014

DE LOS BAILES Y DANZONES EN LA VILLA DE CISTIERNA. Publicado en Revista de Riaño Nº 45 año 2013. Siro Sanz García



La reconstrucción del pasado de una comunidad humana casi siempre se dirige a conocer sus formas de vida económica, política y las vicisitudes de esas variables a través del tiempo. Ya hemos dicho en otro lugar que a menudo las costumbres sociales y la forma de relacionarse dentro de esa comunidad, son olvidadas, aunque también son parte de la historia, sobre todo de la historia local. El baile ha sido una de las manifestaciones más antiguas de la humanidad, utilizado para relacionarse socialmente, para alterar el orden cósmico buscando la unión con la divinidad, propiciar el éxito en las expediciones guerreras y la caza y por supuesto, para arrimarse hombres y mujeres que a pesar de las prohibiciones e interdictos culturales o religiosos, siempre se han buscado con ganas y empeño.
Hasta los años treinta del siglo que pasó, para iniciar el baile en los pueblos del entorno de Peñacorada, sólo se necesitaba un par de panderetas o panderos, dos mozas que los tañían y acompasaban con un canto arcaizante, lleno de melismas y cadencias que muy poco o nada tienen que ver con la música de más allá de los Pirieneos. Estas mujeres memorizaban la tradición recibida y oralmente la trasmitieron en coplas y cantares durante generaciones. La devastación producida por la modernidad, los medios de comunicación y el seguimiento cerril de modas pasajeras, han acabado con un verdadero tesoro de tradición; en fin, la ignorancia hace que lo propio nos parezca atrasado, fuera de lugar frente a modas más atractivas y coloristas, pero alejadas de  nuestro ciclo cultural mediterráneo.
Con panderos y panderetas se hacían los bailes en Robledo, la Llama de la Guzpeña y otros pueblos del Valle del Tuejar hasta 1930,  según me relataba mi estimada tía que en gloria esté Eusebia Tejerina Valbuena. En la plaza de la Llama junto al caño, en las fiestas de precepto y sobre todo, en celebraciones que implicaban a todo el pueblo como las bodas, mozas y mozos  se disponían en dos filas, unos frente a otros, sin tocarse; a un golpe de pandero iniciaban el baile de la tierra como lo habían hecho y recibido desde hacía más de 1000 años de sus antepasados.
En Cistierna el baile tradicional ya se había perdido, no olvidado, a principios del S. XX. Se recuperó en la segunda mitad gracias a la inapreciable y poco reconocida labor, esfuerzo, empeño e investigación de Don Miguel Melcón. Desde los años sesenta del siglo pasado, Miguel lucha a brazo partido contra la incuria, el olvido y la desgana de propios y administraciones, para que el estilo antiguo de bailar y entender el gozo festivo no se pierda. A Don Miguel debemos últimamente que la romería de San Guillermo tenga de nuevo brillo propio y auténtico. Cada 28 de mayo, cuando el grupo de baile tradicional, únicamente femenino, acompaña y danza frente a la imagen del patrón de la villa, contemplamos una estampa restaurada del pasado, trasmitida hasta nosotros a través de una larga cadena, de la cual Don Miguel es el último eslabón. Esperemos que alguien tome en su día el relevo de quien tan dignamente rescató del olvido el baile antiguo que nace de la tierra. Ahora, hagamos un poco de memoria para saber cómo y dónde movían la patuca y se entregaban al dulce meneo los habitantes de Cistierna durante el pasado siglo. Antes de la guerra civil ya funcionaban en el pueblo dos bailes, el de Paulino, situado en la ahora llamada Avenida la Constitución, antes General Franco, y el salón del Señor Arquipos, en el corral trasero de su casa ubicado en la misma calle que el anterior, junto al comercio de Don Luis Canal. El local de Paulino, padre de la recordada  Florencia, era un baile popular que se hacía en los bajos de la casa donde Don Luis Barrio abrió hasta los años ochenta una tienda de ultramarinos. Mediante el “chinganillo”, como aquí se conocía al organillo, y en ocasiones con orquesta de tres instrumentos, se hacía el baile  todos los domingos y fiestas. Paulino, le daba a la manivela mientras la gente bailaba; al final de la pieza gritaba: ¿hay forasteros? Si los había repetía la misma pieza. Después de la guerra el bueno de Don Paulino compró un tocadiscos y dos altavoces; al no ser muy potentes la concurrencia bailaba arremolinada alrededor de los altavoces que colgaban de un poste. El salón del Señor Arquipos era un baile de sociedad, al cual solo podían acceder los socios, por decirlo de alguna manera, la gente bien, que no iba al baile de Paulino, más popular y de madreña en ristre. El señor Resti, en los años cuarenta,  abrió otro baile llamado pomposamente “Salón de Recreo”; también era de sociedad y dotado de ambigú donde se expendían refrescos (el famoso orange de polvos), coñac y vinazo. Este baile se ubicaba en lo que ahora es el taller de Don Constantino Llamas que en paz descanse, junto al colegio de las Madres Dominicas,  alevosamente desaparecido en nuestro tiempo, sin que las cabezas pensantes del pueblo y la ciudadanía hiciesen nada para parar aquella vergonzosa destrucción, como si al pueblo le sobrasen edificios de tal entidad. La enseñanza privada impartida por las Madres Dominicas, a pesar del empeño de algunos docentes de la pública que por aquellos años desacreditaban al colegio de Santa Catalina, siempre fue en nuestra montaña un gran centro de promoción infantil y juvenil, la única salida para muchas niñas del medio rural (prácticamente la totalidad de la Montaña de Riaño) que en dicho colegio residían y estudiaban. Durante la guerra  en el local del baile de Resti, existió un cuartel de militares.
 Según los informantes, parece ser que los Callado, de vez en cuando, también organizaban un baile en la plazoleta del Caño Marcelo. Otro salón de baile existió en la casa Nº 96 de la Avenida Constitución antes General Franco propiedad de D. Lorenzo García representante de artículos coloniales (suegro de D. Andrés Balbuena), que vivía junto a la actual Funeraria de Doña Elda. Esporádicamente, sobre todo cuando había alguna boda en el pueblo, funcionaba el baile de Rueda en la trasera del Café Central.
Dirán que mucho baile para tan poco pueblo, pero tengan en cuenta  que las únicas diversiones a las que se podía entregar la juventud eran el fútbol en el campo el Esla, el baile y el cine Valladares. Un hijo de Don Félix Montañés, antes de la guerra  abrió un cine cerca de la confitería actual, donde se pasaban películas mudas de Charlot y Buster Keaton, al precio de una peseta. También contaba Cistierna en las décadas de los años treinta y cuarenta, con un casino para socios instalado en el primer piso del Moderno, en concreto en las habitaciones 7 y 14.
Cuando la toma de Barcelona por Franco, un gélido día 26 de Enero de 1939, Paulino organizó un sonado baile conmemorativo de la victoria. Al danzón concurrió toda la mocedad de Cistierna, adultos, y muchos niños. Todo transcurría en calma hasta que un mozalbete gritó, “nos atacan los de Valmartino”. Por lo visto, la chiquillería y mozos de Valmartino bajaban por la carretera y el vallejo del Arroyo de las Cortinas en son de guerra; venían armados de hondas, palos y buenos morrillos. Los de Cistierna, salieron del baile Paulino como si las mismas “hordas rojas de Guardo” atacasen de nuevo la villa,  arremetiendo con fuerza contra los sorpresivos atacantes. Primero les hicieron  recular hasta  la tejera de Rodríguez y, desde allí, hasta  el alto donde empieza a columbrarse la silueta de la iglesia de San Pedro. Cuando subían  por el Camino del Inhiesto, la general desbandada valmartiniega, era observada por el cura que había subido al campanario alarmado por la gritería que venía de la Valleja de Arrón. El  pater,  alarmado ante la cobarde retirada de los suyos, comenzó a tocar las campanas. Al arrebatado repique, acudieron el maestro y muchos vecinos del pueblo que, enarbolando el pendón concejil, enardecieron con nuevos bríos el ánimo guerrero de la derrotada hueste. Animados por la presencia de los suyos, los que huyen dan valientemente la cara, cargan las hondas y arremeten contra los de Cistierna, lanzándoles una andanada de peladillas de río. La fortuna, tan cambiante en las cosas de la guerra, se torna adversa a los de la villa grande; éstos, a la vista del pendón y las fuerzas vivas que lo portaban dan la vuelta y, pies en polvorosa, huyen cuesta abajo hacia su pueblo. Así se festejó aquel frío día de enero  la toma de Barcelona: primero bailongo en casa Paulino y después aceifa guerrera con los del pueblo de al lado. La conflictividad en los bailes a menudo se producía cuando un mozo despechado, después de haber recibido calabazas de la chica pretendida, la sometía a una férrea vigilancia, para que no bailase con ningún otro. Si la muchacha aceptaba un nuevo compañero de baile, el rechazado se dirigía al afortunado para prohibirle bailar, y ahí se armaba la de Dios es Cristo.
Algo parecido debió ocurrir cuando se perpetró el romanceado crimen de Ramos, el 29 de Agosto de 1926. Los informantes no se ponen de acuerdo si la gresca se armó en el baile de Paulino, o en el de Arquipos. De los autos del proceso, se colige que ese día de verano se había producido una reyerta en un baile del pueblo; en la gresca intervino el cabo de la guardia civil Francisco Blanco, quien detuvo a Guillermo Roldán, interviniéndole una navaja y ordenándole que se fuese para su casa. A las ocho y media cuando el cabo se retiraba, a la altura de la plaza junto a la casa de D. Esteban Corral, Roldan traicioneramente asestó al del tricornio una puñalada por la espalda. Herido gravemente, el guardia sacó la pistola y le disparó a Roldán un tiro por la paletilla a la voz de “toma plomo, castrón”. El matador y el moribundo fueron trasladados al Moderno, donde su propietario el tío Inocencio Recio de Villayandre, permitió que allí les hiciesen la primera cura, parando la hemorragia con hilas y vendas de una sábana de lino que a tal efecto se cortó. El cabo dio las últimas boqueadas a los veinticuatro días. Roldan, después de curarse fue sometido a consejo de guerra; estamos en los tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera. El 28 de enero de 1928 es condenado a la infame muerte de garrote vil. La autoridad señaló el día 31 de marzo para ejecutar la sentencia. A León se trasladaron desde Cistierna en el rapidillo, dos hermanas y otros parientes del reo. El Obispo asistió al preso recordándole que se enfrentaba al gran misterio del más allá y, éste se confesó más tarde con un sacerdote. Se cuenta que cinco sacerdotes, capellanes y religiosos de diferentes órdenes, estuvieron toda la noche acompañando  y consolando a Roldan que comulgó devotamente y, de propina asistió a dos misas de rodillas. En la mañana del 31 de marzo, poco después de las once, quedo cumplida la sentencia “sic transit gloria mundi”, así pasa la gloria del mundo y, así se las gastaban por aquellos tiempos. Después de aquellos bailes vino el salón de baile de Don Siro Sanz Sagúillo, más tarde discoteca, el salón de baile de de Don Celerino y Doña Amor, y la pista de verano de Don Agustín Tejerina Valbuena (Gabardi). Siempre agobiados por los impuestos de lujo que imponía un ayuntamiento que no tenía donde rascar, entre ellos siempre existió una competencia feroz que duró más de 40 años. Pero esa es otra historia merecedora de capítulo aparte. Hoy día, únicamente bailan las personas mayores que acuden al Hogar del Pensionista, baile animado como pocos en la comarca, donde reverdecen sentimientos y sensaciones. No estaría mal que alguno de los abuelos fuese acompañado de vez en cuando por sus nietos y nietas, entregados con pasión al deporte del botellón, así aprenderían los usos antiguos para relacionarse y bailar el “agarrao”, llamado por algunos clérigos de mediados del siglo pasado el "aguarrao".
 A la derecha del galán de la moto, el baile de D. Lorenzo García. (Foto: Gentileza Familia Corral)

 En la Calle General Franco junto al que desaparecido Convento de las Dominicas (a la izquierda de la foto) funcionó el baile del Señor Resti. (Foto: Gentileza Luisa Polvorinos)

Aún se usa el baile de la tierra en la romería de San Guillermo de Peñacorada, cuando los cisterniegos suben a la gruta para honrar a su venerado patrón. (Foto: Siro Sanz) 
Salón de Baile del Moderno todas las fotos pertenecen a la nochevieja del año 1966, en la foto inmediata inferior en la barra Miguel G Tejerina, Dña Sara Sagüillo, Dña Ascensión Arraya, Dña Emma Sanz, Dña Rosalina G Tejerina; los guajes: Carlos, Antonio y Juanjo Sanz. (Foto F del Blanco. Familia Siro Sanz)

domingo, 7 de septiembre de 2014

LA BANDA DE MÚSICA DE CISTIERNA (Artículo publicado en la Revista Musical de Cistierna 2009)





El pulso de los pueblos se mide casi siempre por las cifras económicas, sin embargo, existen otros argumentos que califican la calidad de la vida y el latido interno de nuestras villas y aldeas.  El nivel cultural, la promoción de la cultura y el conocimiento de la historia local son  elementos que casi nadie tiene en cuenta pero que están íntimamente unidos a ese desarrollo económico que todo el mundo pretende. Un pueblo culto y bien formado no se deja manipular por las trapacerías de los políticos y  mira en el espejo de su propia tradición e historia para buscar las soluciones del futuro, siempre incierto y lleno de asechanzas, sobre todo en los momentos actuales. Que la cultura libera a los pueblos lo saben muy bien los políticos. Por eso antes y ahora, algunos sátrapas  impiden que sea un bien público al alcance de todos. Entre los hechos culturales importantes de Cistierna en años pasados no podemos obviar la refundación de la banda de música en 2001.  Y digo refundación, pues en ese año se retomó una actividad intermitente que desapareció  después la guerra civil. Desde finales del siglo XIX hasta 1919 parece que existía una banda de música que tocaba en actos del Ayuntamiento, fiestas patronales y ferias. Su relación con el consistorio era contractual y se ajustaba económicamente para todos los eventos que se celebraban en el municipio. Será en 1919 cuando desde el Ayuntamiento se organiza e impulsa una banda municipal, en la que previsiblemente, de forma oficial entraría aquella primera banda de músicos particulares-populares.
El 16 de agosto de 1919, se da cuenta en el Ayuntamiento de una instancia presentada por Don Ciriaco Diez, en la cual se interesa y ruega a la corporación por una subvención para  la adquisición de instrumentos musicales de viento con la intención de   formar  una banda. La corporación acordó que si en el  presupuesto hubiere una partida sobrante que se destinase a la compra de algunos instrumentos, principalmente de viento, entendiéndose que dichos instrumentos serían siempre propiedad del Ayuntamiento y se entregarían puntualmente a los músicos para sus estudios, ensayos y conciertos. Los músicos quedaban obligados a la conservación de los instrumentos musicales y a la devolución de los mismos cuando la corporación se los reclamase. Una vez organizada la banda, sus componentes se comprometían a tocar gratuitamente en las fiestas del Ayuntamiento, esto es, en Cistierna y todas sus concejos menores, además de en todos los actos públicos que se les requiriese u ordenase. La corporación terminaba por acordar en días posteriores las gratificaciones que los músicos debían percibir cuando lo entendiesen oportuno. El presupuesto si  alcanzó para la formación de la banda municipal, pues el 6 de marzo de 1920 se pagaba a los músicos 30 pesetas por su actuación en el baile que se celebró en la tarde de la feria de Santa Catalina del año 1919. La de Cistierna no era la única banda del municipio de Cistierna, en Sabero, (recordemos algo que los de este pueblo no quieren recordar, su pertenencia al Ayuntamiento de Cistierna hasta el 1 de enero de 1927 cuando obtiene la segregación con otros 5 pueblos), en aquellos años existía otra banda de música. La de Sabero actúa  en Cistierna con motivo de la feria de Santa Catalina el año 1920 y se les paga por el servicio 75 pesetas. En la inauguración del nuevo edificio del ayuntamiento en junio de 1929 tocó la banda municipal y por la noche en un alarde de júbilo incontenible (es sabido que los políticos con el dinero concejil tienen ese tipo de júbilos) se regaló a los Cisterniegos con fuegos artificiales. Durante la república se requiere a la banda municipal para tocar en algun discurso público y otros actos de marcado carácter político. Según testimonio de esa memoria viva de Cistierna que es: Doña Adela Rodríguez, cierto día de agosto durante el periodo republicano, Dolores Ibarruri la Pasionaria, pronunció un discurso en la plaza del ayuntamiento desde el balcón de la casa perteneciente a Doña Oliva la Caya, mitin muy concurrido, al finalizar  hubo música y baile a cargo de la banda municipal. Los pagos a la banda de Cistierna aparecen el los papeles de Ayuntamiento en plena guerra civil, sobre todo, cuando se recibía  con arcos enramados a alguno de los matarifes enmedallados que iban ó venían del frente, situado en los puertos fronteros con Asturias, ya se sabe, la música queda muy bien para enardecer al personal en los actos militares.
Después de la guerra civil la desaparición de los libros correspondientes a los años 1939-1943 debido a presuntas actuaciones dolosas de algún secretario, impiden saber si la banda municipal seguía actuando. Tampoco la tradición oral trasmite que la actividad de la banda se prolongase mucho más allá de los años cuarenta.
Por lo tanto, los miembros actuales de la banda de Cistierna tienen a sus espaldas una historia que enlaza tres siglos del S XIX al XXI y, dentro de cinco años deberían celebrar el centenario de su formación oficial por todo lo alto, todo ello en orden al debido respeto y memoria de aquellos que les precedieron.

Datos investigados en el Archivo del Concejo de la Villa de Cistierna.

Siro Sanz García. 
Banda de música de Cistierna (Foto: Diario de León)

lunes, 25 de agosto de 2014

LA CAMPERONA. Siro Sanz-Eutimio Martino. De la serie "La Huella de las Legiones. Volumen 4"





Falta poco para esa cita anual que llaman la "Vuelta Ciclista a ¿España?"
Este año, un final de etapa tendrá lugar en “La Camperona”altura señera de la Montaña Oriental Leonesa también conocida como la Montaña de Riaño. Nunca entendí bien semejante deporte, sobre todo, cuando contemplo las afecciones del mismo en algunos que lo practican asiduamente. Más de un paisano mío de Cistierna he visto culminar congestionado la cuesta de Yugueros, a punto de entregar los trastos y con los bofes entre los dientes…en fin…, con ese machaque intuyo que pocos llegarán a viejos; con menor sufrimiento y laceración un capuchino seguro que alcanza la suprema perfección espiritual.
La eminencia de La Camperona, 1603 m., se halla en Sotillos margen derecha del Esla, desde ella se alcanza a contemplar todo el escenario de la campaña del emperador Augusto contra los cántabros en la cuenca alta del  Astura. Desde ella divisamos la vertiente Norte de Peñacorada, el supremo bastión atravesado entre las cuencas del Cea-Esla. El Valle de Sabero, a cuya entrada se halla el Castillo de Aguilar. La cabecera de dicho valle la remata La Camperona. Delante de ella en la margen derecha del río los valles de: Valdore-Velilla, Vozmediano y Corniero y el contrapuesto de la izquierda: el de Argovejo. El incomparable vigía de Pico Moro, junto a sus inmediatos Peña Rionda y el Cerroso, y las posiciones romanas del eje del río: Valdoré, La Entrecisa y Villayandre-Crémenes. Al fondo Norte, se divisan las espaldas de Bérgida y crestería del Monte Vindio (Picos de Europa). Un extraordinario escenario que hubo de ser sometido por el romano con inmenso esfuerzo debido a la guerrilla que según Dion Casio, con anterioridad a la batalla de Bérgida, plantearon los indígenas en el laberinto montañoso situado entre Peñacorada en Cistierna y el Pico Yordas de Riaño. El formidable sistema de calzadas por los ríos Esla- Cea y las que unen transversalmente las dos cuencas explican a la perfección el ingente trabajo de los romanos para someter a los cántabros y dejar la plantilla que nos introdujo en la Historia Cristiana de Occidente. Así llegamos nosotros a La Camperona hace ya 14 años cuando investigábamos para el libro nº 3 de la serie “La Huella de las Legiones”, como atisbando desde sus alturas el pasado ya desvanecido.

Desde el Castillo de Aguilar vista al fondo de La Camperona. Entre el robledal otoñal la villa de Sabero.(Foto: Siro Sanz)

 El incomparable vigía de Pico Moro, junto a sus inmediatos Peña Rionda y el Cerroso. (Foto: Siro Sanz)

  Al fondo Norte, se divisan Las Pintas las espaldas de Bérgida (Valdeburón) y crestería del Monte Vindio (Picos de Europa). (Foto: Siro Sanz)

Al Noroeste de la Camperona divisamos los valles de: Valdore-Velilla, Vozmediano y Corniero. (Foto: Siro Sanz)


domingo, 3 de agosto de 2014

PUENTES ANTIGUOS DE LA MONTAÑA ORIENTAL LEONESA. PUENTE DE VILLAESCUSA. (Del Libro la Huella de las Legiones, v.2, Eutimio Martino-Siro Sanz)

El Castro de la Canalina en la margen derecha del Cea, fue sin duda el escenario de una de las campañas del Cea contra los cántabros. En el centro de la Vega bajo el castro se encuentra el balneario de Morgovejo y un poco más arriba el despoblado de Santa María de Villaescusa. El Puente de Villaescusa no es forzoso que pertenezca a la calzada romana del Cea, puesto que la misma sube por la margen derecha del río dejando los pueblos a la izquierda (Valderrueda, La Sota, Morgovejo). Ello hace más extraordinaria la figura y situación del mismo en agresiva orientación hacia el Castro de la Canalina. El puente comúnmente considerado romano es de piedra calar, consta de dos ojos, uno menor y otro de más luz, entre uno y otro se encuentran dos tajamares redondeados aguas arriba y abajo. Los dos cubos adosados a la única pila, se dice , proceden del siglo XVIII. Nos consta de una reparación de la fábrica que fue decretada por Felipe IV en 1628 ( Archivo Histórico Nacional, Cons., Leg. 26924). Se califican, éste y el de Las conjas, de puentes "muy antiguas". En el Becerro de Presentaciones de la diócesis de León consta Santa María de Villaescura, sin duda Villaescusa, como también San Miguel, del que aún perdura memoria y del emplazamiento de su ermita en la inmediata ladera camino del castro. En otro artículo recordamos que San Miguel suele figurar en lugares donde existe memoria de guerras antiguas. Aquí puedieron asentarse los cántabros habitantes de la Canalina, en cumplimiento de la norma de Augusto, quien, "recelando del abrigo de los montes en que se refugiaban, les ordenó que habitasen establemente los campamentos romanos, que se hallaban en lo llano" (Floro, II, 33, 59)
La perfección en el arco principal y el intradós es destacable tratándose de un medio rural. (Foto: Siro)

Intradós del arco principal. (Foto: Siro)


El Puente de Villaescusa orientado agresivamente hacia el Castro de la Canalina. (Foto: Siro)



La restauración del puente deja mucho que desear. En el lomo se cubrio con una lechada de cemento el pavimento empedrado antiguo. Las junturas de los sillares se remarcaron con cemento sin tintar y se añadió una barandilla de madera que le da un aspecto de puente de Central Park New York. (Foto: Siro)


jueves, 24 de julio de 2014

LA IGUALDAD ANTE LA LEY Y EL BUEN GOBIERNO EN ROMA. (Ciceron tratado sobre la República, 33)


"Como la ley es el vínculo de la sociedad civil, y el derecho es la igualdad de todos ante la ley, ¿qué derecho puede mantener a la sociedad de los ciudadanos cuando son estos desiguales? Porque, si no conviene igualar las fortunas, si tampoco pueden ser iguales las inteligencias de todos, si que deben ser iguales los derechos de los que son ciudadanos de una misma república. Pues ¿qué es una ciudad sino una sociedad en el derecho e igualdad ante la ley de los ciudadanos?...
Una vez que las riquezas de unos pocos y no sus virtudes se hacen con el gobierno, tales personajes son llamados nobles y padres de la patria, sin merecerlo realmente; porque la riqueza, el apellido de sus familias, los caudales carentes de prudencia y de medida para saber vivir y gobernar a los demás, son causa de oprobio, de insolente soberbia, del robo a sus gobernados, porque no hay más degenerada forma de gobierno que aquella en la que se considera más nobles y preparados a los más opulentos, aquellos que mandan a los demás siendo esclavos de su ambición."

Marco Tullio Ciceron  106 a. C.- 43 a. C.

martes, 1 de julio de 2014

LA ERMITA DE SAN MIGUEL EN ALEJE. Siro Sanz






Sobre la antigüedad de Aleje baste recordar que es el único pueblo de la Cantabria leonesa que ostenta su nombre en  lápida perteneciente a la tribu vadiniense. En uno de los varios monumentos funerarios encontrados aquí, figura el término alissiegini en el cual es fácil separar alissie, hoy Aleje.
El año 874 comienza la repoblación cristiana de Aleje, cuando Sisnando de Liébana recibe del rey Alfonso III, la iglesia de Santa Eulalia destruida por los musulmanes hasta sus cimientos.
La interesante documentación Alto Medieval de Aleje, alude a ciertos pagos y antropónimos que pueden probar la existencia de la ermita de San Miguel ya en el siglo X, seguramente era la iglesia de un poblado hoy desaparecido; el topónimo "Villar" y el hallazgo de tumbas de lajas de piedra en su entorno así lo atestiguan. Se mencionan también en la documentación caminos muy antiguos, en concreto romanos, como el camino que sube al Castil de la Mula  y El Pando que sale de la Cortina con el nombre de carraria entroncando en la vega con otro denominado carraria antiqua en 953. Las pequeñas dimensiones de la ermita de San Miguel y su planta rectangular la asemejan a muchas otras de la comarca, erigidas en lugares eminentes y próximas a las corrientes o confluencias de arroyos; la de S. Miguel en la margen derecha del arroyo de su mismo nombre que viene del Pando y Castil de la Mula y cercana a la confluencia de éste con el arroyo que nace de las aguas vertientes originadas entre el circo montañoso formado por el Pico el Águila, el Roscas, Peña Rionda y Pico Moro. 
En la Montaña Oriental tenemos ejemplos de iglesias muy antiguas, datadas como ya existentes en tiempos anteriores al siglo VIII: S. Pedro de Orzales en Sajambre; en las Salas S. Martín de Alión; Santa Maria o Marina en Santaolaja de la Varga; la ya mencionada Santa Eulalia de Aleje; San Martín de Verdiago; y sospechamos también de Santa Eulalia de Santaolaja de la Varga; San Jorge junto al castro de la Ercina y muchas más. Unas y otras encajan y  se explican en el esquema de la conquista romana y la campaña del Monte Vindio, como recogemos en la serie La Huella de las legiones, v. 8, pues todas ellas destacan por una constelación de indicios allí apuntados, aparte de su valor estratégico. En cuanto posiciones destacadas  en la campaña  y  de acuerdo con el estilo romano,  pudo  haber  existido  allí donde se sitúan las ermitas,  algún elemento de culto, e incluso, andando el tiempo  bastaría  el recuerdo de un pasado mítico y misterioso  para que se llevase a cabo la cristianización del lugar. Se dice que San Miguel suele figurar como patrono en lugares que guardan alguna tradición de guerras muy remotas. Estas iglesias, muchas de ellas ya en ruinas reclaman nuestra atención, son los testigos de los cultos antiguos y de la historia religiosa montañesa hasta la primera mitad del siglo XX. Su cercanía a las cumbres de los montes más señeros de la comarca las acercaba a la divinidad, pues los dioses antiguos se manifestaban en las montañas y allí recibían culto hasta que las divinas palabras de Jesús, vinieron a nosotros a través de la calzada del Esla. Merece la pena acercarse por el antiguo camino hasta la ermita de San Miguel de Aleje, pasear la vista por la belleza de sus montañas, a poco que nos esforcemos se escucha en ellas la respiración de Dios.

 El pesador de las almas, príncipe de los espíritus celestiales, fortísimo e invicto San Miguel Arcangel, patrón y titular de la ermita de Aleje.

Valle y ermita de San Miguel de Aleje bajo la mole de Pico Moro. (Foto: Siro S)

 La ermita de S. Miguel en lugar eminente sobre la confluencia del arroyo que baja del Pando y Castil de la Mula con el arroyo que nace en el circo formado por Pico Moro, Pico Roscas y Pico el Águila. (Foto: E Martino)

Magnífico tramo de calzada entre San Miguel y el Pando, por la quebrada rocosa que baja del Castil de la Mula. (Foto.E. Martino)
En dirección al Pico Roscas y la Peña Rionda, divisamos en el fondo del valle la ermita de S. Miguel. (Foto. Siro)