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sábado, 8 de febrero de 2014

RESUMEN DE LA CONFERENCIA: LA GEOGRAFÍA DE PELAYO. SEDE DEL INSTITUTO BIBLICO Y ORIENTAL DE CISTIERNA. Eutimio Martino-Siro Sanz


Apuntaba Ambrosio de Morales en el siglo XVI que el ejemplo de la resistencia de los antiguos contra las legiones romanas, planteada en las montañas de la Cordillera Cantábrica, pudo inspirar a Pelayo a repetir lo mismo pero ahora contra el Islam. Pelayo se sirvió de aquella infraestructura viaria guerrera que para el romano fue instrumento de sometimiento y ahora para la cristiandad oprimida se convertirá en instrumento de liberación. El tema de Pelayo ha sido hasta el momento un tema enigmático, imposible y vedado, con muchísimos datos contrarios difíciles de armonizar. Algunos autores incluso encuadran a Pelayo y Covadonga en el plano del mito y de lo irreal. La metodología para acercarse al enigma ha sido: la lectura de las fuentes, en concreto la crónica de Alfonso III en su versión Rotense, se ha trabajado mucho la geografía y la antroponimia. Realizada esta labor, emerge una figura que tiene sus raíces en el Vindio, en concreto en Liébana, un notable entre los cántabros que pisa las antiguas calzadas romanas y reune al toque del cuerno de la guerra a los indígenas montañeses que se alzan para la "salvación de la iglesia". No olvidamos que en la crónica se habla del territorio asturiense, pero el territorio del primitivo reino astur en su mayor parte correspondía a la región habitada en la época romana por los cántabros, sin olvidar que en la época medieval amplias comarcas de la actual provincia de Santander, cántabras en época romana, reciben el nombre de Asturias. Todo comienza con la huida de Pelayo: “Los árabes habían penetrado en Asturias y se disponían a detenerlo por engaño en una aldea llamada Brece, cuando le fue comunicado a Pelayo por un amigo el intento de los árabes. Pero, como los sarracenos eran más en número, viendo Pelayo que no podía resistirles, primeramente saliendo lentamente de entre ellos y luego a la carrera, llegó a la orilla del río Pianonia , el cual encontró en llena y fuera de madre, No obstante, valiéndose de un apoyo para sobrenadar  y sin abandonar su caballo alcanzó la otra orilla y ascendió a un monte; los sarracenos dejaron de perseguirle. Él, por su parte, dirigiéndose a zona montañosa, enroló consigo a cuantos encontró que acudían presurosos a concejo…
Hasta ahora la aldea de Brece de donde huye perseguido Pelayo a los Picos y el río Pianonia se localizaban en Infiesto donde existe un caserío denominado Brecín y un río Piloña derivado del Pianonia. Sin embargo encontramos en Liébana una aldea denominada Brez y un río Belondio. Ambos derivan perfectamente del Brece y del Pianonia de la crónica. La fuga de Pelayo hacía un Piloña salido de madre y a un valle abierto no tiene sentido. Brecín escondido entre las colinas y sus bosques  prestaba un buen escondite sin lanzarse al río. Además la lejanía de Brecín de los Picos de Europa unos 30 kilómetros nos parece excesiva. No así el Brez de Liébana bajo el Macizo Oriental de Picos de Europa, y muy próximo por el Collado de Cámara al Macizo Central. La montaña cuya ascensión hace desistir a los árabes no destaca al revés que los Picos, sobre la que Pelayo habría dejado atrás en el Sueve, ni un río Piloña, desbordado por Infiesto sería vadeable en aquel tiempo ni hoy. Pelayo se mueve durante unos años antes de la batalla de Covadonga en el entorno del Monte Vindio, donde escaramucea con los árabes. La tradición de Pelayo entre los valdeones, los lebaniegos e incluso entre los habitantes de la Comarca de Riaño es aún más fuerte que en Infiesto y otras partes de la Asturias actual. Covadonga no es el mito irreal que algunos pretenden, tampoco una extraordinaria batalla por el número de contendientes, pero si un carnicería lo suficientemente execrable para ser disminuida en las fuentes árabes. Bajo la Cruz de Priena las fuerzas árabes fueron masacradas, los supervivientes divididos, algunos huirían por la ruta que traían otros subirían a la meseta de Enol y con guías intentarían el camino del Sur, siguiendo vías empedradas que bajan hasta Arenas de Cabrales, después por el Caoro subirán hasta Portudera para bajar a  Tielve y de allí a los puertos de Aliva, perdiéndose hacía Liébana donde serán definitivamente exterminados en Cosgaya.
 Brez (a la derecha) encaramado en un extremo del Macizo Oriental enfilando la entrada del Collado de Cámara hacia Aliva. (Foto: E. Martino)

 Calzada entre Tanarrio y Cámara, a contracorriente del río Belondio. (Foto: E. Martino)


 Cuenca alta del Río Belondio, la que atraviesa el camino de Brez al Collado de Cámara, perceptible en la parte superior izquierda de la imagen. En el centro Tanarrio. (Foto: E. Martino)

Les Cueñes del Cantón entre Velvín y Soñín en la vía que baja a Lincós. Por donde dirigidos inevitablemente por guías del país los árabes en huida descenderían hasta Arenas de Cabrales. (Foto: E. Martino)

Puerto de Era (Portudera) y la calzada del Caoro, tan necesaria para la comunicación entre Arenas de Cabrales (arriba a la izquierda) y Liebana a través de Áliva y Espinama. La calzada sale de Arenas y la vemos dibujada atravesando las majadas de Portudera para bajar a Tielve, un camino que con guías del país los árabes debieron tomar para salir al Sur. (Dibujos del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Carpeta 16, nº 232)

1 comentario:

  1. Genial el resumen, muchas gracias por tu labor divulgativa y por vuestras investigaciones.

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