La distribución espacial del la tribu
Vadiniense viene determinada por los hallazgos de las lápidas funerarias
pertenecientes a este pueblo, pero, nos podemos preguntar: ¿el espacio donde
aparecen las lápidas, son las tierras ancestrales de este pueblo? Parece un poco absurdo firmar con el gentilicio Vadiniense muchas
de ellas.
Si pensamos que ellos habitaban su propio
territorio, no era necesario afirmar una y otra vez su pertenencia a la tribu
Vadiniense.
Hasta ahora se explicaba con dos teorías
muy cuestionables, la del nomadismo y una expansión demográfica, la
distribución de la tribu a un lado y otro de la cordillera: al Norte de la
Cantábrica Ponga, Güeña, Cangas y Corao; al Sur, cuenca alta del
Esla-Cea-Porma, llegando un poco más abajo de Cistierna.
Los conferenciantes sin embargo se preguntan por
la ausencia de lápidas en Valdeón y Sajambre, donde hasta el momento no ha
aparecido ni siquiera un testimonio funerario perteneciente a este pueblo y, también por la supuesta ausencia de castros en esa zona; aunque la Corona de
Sajambre y la Peña el Castiello en Valdeón muestran claros indicios castreños. Para ellos queda bien claro que las lápidas no deben buscarse en los castros,
aparecen donde deben aparecer, en las poblaciones de fondo de valle, siendo los
primeros vestigios de urbanización y del proceso de romanización de muchos de
los núcleos montañeses, lo que nos aleja de la teoría del nomadismo. La lápida
de Pedrosa del Rey que nombra a un vicani
(aldeano) en su vicus (aldea) es
suficiente prueba del proceso romanizador impuesto por los conquistadores. Roma
fija a las poblaciones para controlarlas militarmente e imponer sobre ellas los tributos del imperio. Los clanes vadinienses
fueron desplazados de las crestas de la cordillera entre el año
19 a.C y principios del siglo I. Es éste un hecho fielmente constatado por los
autores clásicos (Floro-Dión Casio) que escribieron sobre aquella cruenta guerra, solo después del
conflicto con Roma adquiere notoriedad Vadinia; antes de Tolomeo (s. II), ni
Plinio ni Mela nombran a Vadinia. Los dos núcleos del Sella y alto Esla desde
Cistierna hacía el Norte, se relacionan con el escenario de dos
principales campañas de los romanos contra los cántabros: la de Bérgida y la
del Monte Vindio; ambas conectadas en el relato histórico, tanto en lo temporal
como en lo físico. La guerra montañera contra Roma 29-19 a.C, nos induce a
pensar que dichas lápidas ocupan un lugar determinado como consecuencia de la
actuación de los vadinienses contra los romanos y de las medidas que éstos
tomaron contra ellos, que no fue otra que la deportación de sus tierras
ancestrales, por haberse destacado en el conflicto. Debido a claros indicios en
la toponimia y por la ausencia de monumentos funerarios en Sajambre y Valdeón se
puede afirmar, que en esos valles se encuentra el origen de tan misterioso
pueblo.
Lápida de Cornelio Nepos, ciudadano vadiniense, procurador u hombre principal de sus convecinos, aparecida en Pedrosa del Rey (León). (Foto: Siro Sanz. Museo de Riaño)
Monumento funerario de Dovidero príncipe de los cántabros, Robledo de la Guzpeña. (Foto: Siro Sanz. Museo de León)
Monumento funerario de Cangilo Virono. Villapadierna. Esta lápida nos muestra la importancia del avunculado (tío materno) entre los vadinienses. (Foto: Siro Sanz. Museo de León)
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