La toponimia censurada con frecuencia, resulta imprescindible a cierto nivel como auxiliar de la Historia. A lo largo del imperio los nombres latinos cristalizan por el estatus de los imperantes. La llegada del Cristianismo no podrá soslayar del todo los nombres del culto romano. A menudo se rebautiza y no se rechaza lo pagano sobre todo en lugares menos cultos y apartados. A Marte lo cristianiza S. Martín; Santa Marina; San Mamés; San Marcial. (Foto Siro Sanz: Imponente entrada al valle de Santa Marina en Peñacorada-Cistierna)
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