Los raíles por los que circula la cultura occidental son
Grecia y Roma. Dos pueblos que han aportado a la humanidad conceptos tan
importantes como la democracia y el derecho pero que mostraban una carencia
casi absoluta de protección y empatía hacia los más débiles de aquellas sociedades.
Durante los siglos I-IV el cristianismo aportará al imperio romano una moral
que dignifica la vida de los niños, las mujeres y los esclavos. Siglos de
subversión de los valores morales y sociedad pagana. Siglos también de persecución pero de constante expansión por todos los rincones del imperio. La protección,
dignificación de las mujeres, de la
infancia, de los pobres, huérfanos viudas y esclavos, el negarse a que todo fluya y nada nos
afecte preconizado entonces por los estoicos y ahora por las actuales sectas y filosofías de la Nueva Era engolfadas en sus egoistas nirvanas, convirtieron
poco a poco el cristianismo en la religión más atrayente del imperio romano preparando el
triunfo definitivo en el siglo IV.
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