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Martes, 25 de abril 2023, 21:10
En la protohistoria, la montaña oriental leonesa, fue territorio cántabro fronterizo con los astures. En la Alta Edad Media, durante el periodo de la monarquía astur, embrión del reino de León, frontera con los árabes pues estamos en la retaguardia de Cangas, primera capital de los cristianos. Más tarde, frontera con Castilla. La fidelidad de la montaña de Riaño al reino y diócesis de León es continua a través de los siglos.
De los embates bélicos castellanos, siempre defendió la montaña oriental su pertenencia a León, desde los castillos roqueros del Alto Esla-Cea: Aguilar (Sabero); Monteagudo (Cistierna); Alión (Riaño); Portilla y Siero (Boca de Huérgano); Peñafiel (Prioro). Esa naturaleza fronteriza nos singulariza y destaca con gran personalidad sobre el resto de los territorios del glorioso reino de León. Una singularidad que no nos aparta de nadie, al contrario, nos integra en una realidad mayor, no en vano, en el territorio comprendido entre Peña Corada, Covadonga y Liébana se naturaliza el origen de la nación española y de todas las naciones de Hispanoamérica.
En nuestro tiempo, desde el comienzo de la democracia, asistimos a un imparable declive del sentimiento de pertenencia a nuestras raíces leonesas, que volvemos a repetir no son ni deben ser excluyentes jamás. Ese declive de nuestros referentes históricos va acompañado de consecuencias sociales y económicas que afectan ya a varias generaciones de montañeses.
Desde el inicio de la democracia, la guerra entre los dos partidos mayoritarios y sus clientelas con intereses ajenos a los referentes históricos de nuestro territorio no han hecho más que ahondar los problemas que nos afligen: extermino de la agricultura, ganadería, cierre de las minas, emigración; despoblación; malas comunicaciones; vías pecuarias por las que se tarda más de una hora en llegar a centros básicos: educación, sanidad; juntas vecinales sin libertad y mediatizadas por los partidos políticos etc.
El pantano de Riaño y quien lo trujo, vino a dar la puntilla y descabezar aún más el territorio. No olvidemos nuestro pasado y presente de territorio leonés fronterizo, no marginal, esto último, una realidad a la que se nos dirige poco a poco desde hace 40 años
Ruinas del castillo de Aguilar entre Cistierna y Sabero. Al fondo Peñacorada peña mojonera de la Cantabria histórica por el SO. La fidelidad de la montaña de Riaño al reino y diócesis de León es continua a través de los siglos. De los embates bélicos castellanos, siempre defendió la montaña oriental su pertenencia a León, desde los castillos roqueros del Alto Esla-Cea: Aguilar (Sabero); Monteagudo (Cistierna); Alión (Riaño); Portilla y Siero (Boca de Huérgano); Peñafiel (Prioro). (Foto: Siro Sanz)
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