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lunes, 29 de diciembre de 2025

UNA VIDA DEDICADA A LA HISTORIA DE LA MONTAÑA ORIENTAL LEONESA: R. P. EUTIMIO MARTINO. Artículo publicado en Leonoticas 27-12-2025

 


Calzada de Fuentes de Peñacorada documentada en 1181

Con ocasión del aniversario de la primera edición de “Roma contra cántabros y astures”, nos asomamos a la ventana que nos abre Leonoticias para celebrar los 44 años de esa publicación del P. Eutimio Martino; magna obra que ya va por la cuarta edición. De este libro comentó el profesor W. Shmithenner, uno de los mayores especialistas del s. XX en la figura y época de Augusto: “Su libro de 1981, Roma contra cántabros y astures lo tengo todavía en mi mente con o un recuerdo de afecto y admiración. Me parece de lo mejor que se ha escrito de las guerras hispanas de Augusto…, siempre he creído que esa investigación había que encomendarla a investigadores hispanos y muy concretamente a los que habitan en el Noroeste peninsular1. Pasados 20 años de aquella primera edición, Martino emprendió la tarea de la confirmación gráfica de aquellas tesis a base de la presentación de testimonios materiales en su aval, en particular los caminos tendidos para el desarrollo de las campañas romanas. El genio práctico romano sabía que por donde iba la calzada, avanzaba el imperio. En ese empeño un servidor acompañaría al P. Martino durante más de 30 años, colaborando en los 9 libros de la serie: “La huella de las legiones”. La observación in situ, es la que nos dio a conocer la conexión de las calzadas con los castros que hubieron de conquistar los romanos, también con sus propios castella y campamentos de marcha. El sentido común, instaba al abandono de las tesis de Vitrubio que describe la construcción de esos caminos por la superposición de varias capas de materiales. La pregunta que siempre nos hacíamos era: ¿en todo momento y en todo terreno, inclusive en la roca se han de requerir las múltiples capas de Vitrubio? Muchos opinan que se requiere siempre excavación al momento de pronunciar el tema de lo romano, sin advertir que muchos de estos caminos nunca han estado enterrados, al contrario, activos hasta el s. XX, sin recibir sedimentación alguna, si acaso habían perdido la superficie de materiales menudos que favorecían el deslizamiento de carros y paso de caballerías, quedando en muchos de ellos un esqueleto de rocas desnudas. El esquema de Vitrubio, es válido para reconocer la realidad a la que él se refiere: pavimentos urbanos de basílicas y otros edificios públicos. En consecuencia, cuando nos adentrábamos en la montaña en busca de las calzadas romanas, había que olvidarse un poco a Vitrubio y de excavar; aquí se excava poco o nada, son los topos y jabalíes los únicos arqueólogos que a veces nos ayudan escarbando y hozando en lugares que investigamos. Nos tocaba reconocer e inventariar. En esa labor nos admiraba la perfección y envergadura de unos caminos muchas veces tallados en la roca, superiores a toda capacidad de los naturales en lo humano, técnica y economía. Incluso inadecuados para las actividades típicas de los montañeses como es la ganadería. El pastoreo de ganado mayor y menor ni requiere ni agradece un piso que es propio de animales ferrados, portadores de carga. Caminos construidos a veces inmediatos a las corrientes de los ríos, absurdos para los naturales que conocían sus frecuentes avenidas, no para el romano que desconocía la cuenca y entraba en buen tiempo para hacer la guerra. Nos encontramos un sistema de caminos que surcaba la cordillera tanto transversal como longitudinalmente. En sentido longitudinal siguiendo el curso de los ríos, para el avance, y en sentido transversal para el ojeo. Las calzadas del Esla y Cea, para el avance, las intermedias para el despliegue de la guerrilla. La del Esla se documenta en el s. X como carraria antiqua en Aleje, y en los mismos términos y la misma época la de Corniero, transversal al Esla. Por la del Esla circularon los árabes contra la Peña de Pelayo (Picos de Europa) a la vez que dejaban destruidas las iglesias que figuran luego en sus cimientos el año 874. Lo mismo que hicieron los árabes con las iglesias lo llevan a cabo hoy día las máquinas con las calzadas. En pocas horas se consume la obra que había durado milenios para construir pistas terreras. Ahora nos toca inventariar lo destruido, como todo el país, averiado y sin rumbo por la mafia que nos gobierna

NOTAS:

1)   Prof. Dr. Walter Shmithenner. ALBERT-LUDWIGS UNIVERSITAT SEMINAR FÜR ALTE GESCHICHTE FREIBURG. Viernes-5-8-1988. Cartas.