En las lecciones acerca de “La
Romanización y Cristianización de la Montaña Oriental Leonesa”
en el marco del Instituto Bíblico y Oriental a cargo de Eutimio Martino y Siro
Sanz, se trato en profundidad el culto a
S. Martín y Santa Marina, relativamente abundante en la montaña. Las iglesias
que siguen en pie dedicadas a estos santos y muchas ermitas ya en ruinas,
testimonian una advocación que necesita ser explicada e interpretada. Este es
un brevísimo resumen de la conferencia que trato dicho tema.
Se da por sabido que el culto de
S. Martín de Tours está muy extendido por todas partes, un hecho que no admite
discusión, y también se da por sabido
que su difusión se debe a la influencia
de los peregrinos franceses a Compostela, algo que ya no es tan evidente, si
acudimos a la historia.
En la
Montaña Oriental se documenta S.
Martín por partida doble con
anterioridad a la historia de las peregrinaciones, en la era visigótica, en
particular en el Esla, en Verdiago y Las
Salas, al menos deductivamente. Más confusa es la figura de Santa Marina, intensamente
legendaria. Pero, al tratar aquí solamente de su culto en la región, detectamos
el paralelismo que muestra con S.
Martín.
Es absolutamente seguro que Martín proviene del latín y que originariamente
significa “perteneciente, relativo a Marte”,
siendo así que Marte es el dios romano
de la guerra. Si, por otra parte, observamos que algunas iglesias o ermitas
dedicadas a S. Martín coinciden no pocas veces con aquellas constelaciones de restos e indicios romanos, que previamente habíamos destacado como “La Huella de las Legiones”, podemos pensar que pudo producirse una sustitución.
Siendo el culto a Marte
consustancial para el romano en la campaña militar, fácilmente pudo servir de
molde a un culto cristiano que se dirige precisamente a S. Martinus, el “perteneciente o relativo a Marte”. Además hay que contar con varias
centurias de Imperio Romano hasta que llega el Cristianismo, un espacio suficiente
para que se debilite el culto de los conquistadores, haciendo posible la
sustitución que parece una re-viviscencia del pasado,
para superarlo, como que siempre
la religión es arcaica.
El remate lo pone la
multiplicación del proceso: porque se añaden otras muchas figuras tanto romanas
como cristianas y una intricada geografía de la montaña, que de hecho fue trillada
por las legiones, y no sin dejar huella.
San Martín de Alión en las Salas: Iglesia documentada en 874.
Ruinas del la ermita de Santa Marina, al pie del castro de Robledo de la Guzpeña. En la foto la limpieza de las ruinas llevada a cabo por Promonumenta en 2010, una asociación que se duele de verdad por el patrimonio leonés. En los muros de la fábrica menudea la tégula romana de reborde.
En primer plano ruinas de Santa Marina, Valle de Nuestra Señora en Santaolaja de la Varga, al fondo el castro o Castillón de Santaolaja.
En primer plano ruinas de Santa Marina, Valle de Nuestra Señora en Santaolaja de la Varga, al fondo el castro o Castillón de Santaolaja.
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