Eutimio Martino - Siro Sanz
CONFERENCIA EN EL INSTITUTO BIBLICO Y ORIENTAL DE CISTIERNA. LA
PROTOHISTORIA DE LA MONTAÑA CURSO 2012-2013: HACIA LA RECONSTRUCCIÓN VADINIENSE
SU MUNDO Y SUS LÁPIDAS (Artículo publicado en la Revista Comarcal de Riaño)
RESUMEN:
RESUMEN:
Los
Vadinienses…, el pueblo más desconocido en sí mismo y en su historia, solo
conocido y aun apenas por las lápidas funerarias de sus hombres, un conjunto de
aproximadamente setenta. Un pueblo ni siquiera conocido por los especialistas,
o tenidos por tales.
La
primera pregunta y más introductoria: ¿Dónde se hallan las lápidas respectivas?
Una cuestión que tiene la respuesta global geográfica en el Sella medio, en
torno a Cangas de Onís, y en el alto Esla de la Cordillera Cantábrica. Una
doble ubicación. Que deja el intermedio vacío para las incógnitas.
Pero
la cuestión de la ubicación se concreta sobre el terreno: ¿En qué lugar
determinado se hallaron las lápidas? No ya el lugar individual en que se
recogieron sino el tipo de lugar acorde a la romanización. Porque, al
pertenecer los vadinienses al territorio cántabro sometido poco antes por el
romano, sus lápidas, ya escritas en latín, deben delatar obviamente las
coordenadas básicas de la romanización.
Pues
bien, las indicadas lápidas han sido halladas invariablemente dentro de los
núcleos de nuestras aldeas como formando causa común, las más de las veces en
torno a ermitas, en la fábrica de las iglesias, rarísima vez en un alto lejano
y acaso nunca en el recinto castreño, el hábitat supuesto de los vadinienses
para los tiempos anteriores a la conquista
romana.
Pero
solamente para aquellos tiempos, porque Augusto, según consigna Floro,
historiador de aquella guerra, después de someterlos, desconfiando del abrigo
de los montes, en que se refugiaban, les ordenó que habitasen establemente los
campamentos romanos, que se hallaban en lo llano.
Lo
mismo relata Estrabón, el geógrafo contemporáneo de la conquista. La misma
medida que aplicará César con los lusitanos del Monte Herminio, según el autor
de Bellum Hispaniense. De suerte que las lápidas aparecen allí donde el lector
de la historia cuenta con ellas y no en otra parte. Debemos abandonar ya la
coletilla de ciertos especialistas que hablan de estos monumentos funerarios
como material de acarreo. Con lo que, a través de las lápidas, ahora se lee de
abajo arriba de acuerdo con lo que antes leíamos de arriba abajo. Es decir, la
historia misma es la que sale favorecida.
La
suposición de que un lugareño de nuestro tiempo haya extraído la piedra, sin
duda ya sepultada, en el ámbito del castro prerromano, para cargar con ella con
rumbo al pueblo actual, conlleva más carga de absurdo que lo que pesa el
penasco.
DOVIDER/ US AMPA/ RAMI F(ilius) PR/ INCEPS CA/ NTABRORU/ M H(ic) S(itus) E(est) DE/ OBRIGI P(osuerunt) F ( ...)/ M(onumentum).
Lápida de Dovidero hijo de Ampáramo príncipe de los cántabros, hallada en el atrio de la iglesia de San Pelayo, Robledo de la Guzpeña (León). Actualmente en el Museo Arqueológico de León.
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