Es una gran suerte para Cistierna
contar con el foro del Instituto Bíblico y Oriental que permite a filósofos
como d. Benito Guerrero, amueblar poco a poco nuestras mentes, despejar dudas y sutilmente ayudarnos a salir de las multitudes indiferentes, barriendo como un suave viento las bagatelas hedonistas en las que todos
ponemos nuestros afanes cotidianos, nuestros
gustos y aficiones: ¡tan absorbentes, tan absolutistas!
Dice Benito Guerrero que este ciclo de conferencias
ha sido pensado y orientado a la Biblia y la Filosofía; dos cosas en absoluto
distintas, aunque en apariencia lo parezcan. En cierto modo dentro de cada uno de nosotros habita un filósofo. Quién
no se ha preguntado: ¿En qué consiste
vivir? ¿De qué va la vida? En la búsqueda de respuesta a esos interrogantes
ya estamos filosofando. La
búsqueda de luminosos fogonazos en la oscuridad de nuestra existencia nos dignifica y nos empuja a indagar e investigar sobre la belleza, la
bondad y la verdad. Las respuestas a esas preguntas pueden ser múltiples
pero ¿Cómo podemos saber si la nuestra es la auténtica? Los filósofos nos enseñan que sólo en las crisis contrastamos y nos
damos cuenta de si nuestra forma de vivir o entender la vida es correcta. Todos
vivimos experiencias de crisis.
Alguna de ellas sepultadas en el olvido pues se producen en los años más
tiernos de nuestra infancia. La primera
se produce cuando entramos en la existencia. Después viene la experiencia lingüística cuando
empezamos a comprender lo que se nos dice, los enunciados, las palabras que ya
no aparecen como simples sonidos. A continuación
la experiencia ontológica, aquel momento
en el cual se comprende el sentido de la existencia, el sentido del verbo
ser, del existir. El descubrimiento de que todo el mundo sensitivo esta dentro o se resume en el concepto ser, algo que a la vez que nos
llena de felicidad, nos indica que
comporta finitud y acabamiento. Conocemos entonces que cada momento de nuestra vida será irrepetible produciendo en nosotros una sensación de
angustia. Las actitudes hacia ese conflicto creado por el conocimiento de la finitud y de la muerte, algunas personas lo intentan desvanecer o al menos adormecer con el disfrute constante. Para el cristiano y, en esto la Biblia nos enseña con profundidad y
experiencia de generaciones, la casa del
ser no es confortable, la experiencia
ontológica afecta poderosamente nuestra conciencia y nos dice que nuestro
lugar no es el ser ni el disfrute. Nace con esa
experiencia ontológica un tipo de conciencia nueva, una conciencia estimativa que enriquece nuestra capacidad de
reconocer valores: El valor de la
Verdad, el valor de la Belleza y
el valor de la Bondad. Una
conciencia que nos dice que la casa del ser no es nuestro destino, que con esos valores recién descubiertos seremos
descentrados para siempre de nosotros mismos para dirigirnos a D. Pero incluso en esa casa del ser, del divertimiento, de la actividad frenética que
intentamos abandonar, ya existía implícita
una actitud religiosa que se puede resumir en la frase: “En cada ateo hay
un creyente y en cada creyente hay un ateo”. Creo que las conferencias de Benito Guerrero nos descubren en estas
montañas de la Cantabria Leonesa lo estúpido de muchas de nuestras actitudes
vitales, demasiado dirigidas hacia
el propio yo, una conducta que nos impide dar el SI definitivo a la
disponibilidad de cambiar, siempre
inmersos en aparatosos ejercicios de funambulismo existencial, engañando a
los que nos rodean para esconder la ruinas
y los fracasos de nuestra vida. Pero..,
hay esperanza, no suframos anticipadamente, no matemos con la pereza las ganas de avanzar. Alguien dijo: “el
amor es más fuerte que la muerte”. Aquí
en Cistierna se cultiva un especial y potente amor a la Biblia, a la Filosofía, a la cultura y lenguas del Oriente. Al menos las personas que asisten a las conferencias
de Benito Guerrero salen reconfortadas, pues sienten que su valentía se acrecienta al conocer el auténtico
sentido de la vida, que la vida es algo
más. Este ciclo de conferencias centrado en la Biblia y Filosofía ilumina nuestras vidas tan dirigidas al mal del siglo: el materialismo y relativismo. Estamos tan preocupados por lo exterior, desbordados y sin respiro por alcanzar metas absurdas que olvidamos los desgraciados que somos, olvidamos que existe el tiempo del amor, que cada momento que pasa es irrepetible y que lo hemos pasado sin amar.
Y termino “Marta, Marta: te afanas diligentemente tras muchas cosas. Y una sola es necesaria”. Sustituyan Marta por: El nombre propio de cada uno .
S. S. G
Y termino “Marta, Marta: te afanas diligentemente tras muchas cosas. Y una sola es necesaria”. Sustituyan Marta por: El nombre propio de cada uno .
S. S. G
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