(Foto Siro Sanz)
El macizo de Peñacorada va adquiriendo poco a poco la categoría de
núcleo Vadiniense de cierta importancia. En le municipio de Cistierna:
contamos con cuatro hallazgos Valmartino (Museo de León), Sorriba (Museo de
León), Santaolaja de La Varga (Museo Diocesano de Arte Sacro, León), Fuentes de
Peñacorada (Museo Diocesano de Arte Sacro. León). Municipio de Sabero una
lápida (Tabularium Artis Asturiensis. Oviedo). Municipio de Prado de la Guzpeña : dos hallazgos (una lapida
en el Museo de León), y otra que
apareció hace 5 años en La Llama de La Guzpeña trasladada por Patrimonio a
León, de la cual no hemos vuelto ni el ubi est. En el municipio de Valderrueda:
contamos con una lápida aparecida en Puente Almuhey hace unos años y ahora en
paradero desconocido. En total un
conjunto formado por 8 lápidas muy interesantes, al que debemos añadir el
último hallazgo, y con esta ya son 9 lápidas las encontradas en el entorno del
macizo de Peñacorada.
La lápida que ahora nos ocupa
había sido dada a conocer por Martino-Siro, en el año 2003, cuando fue
publicada en “La Huella de Las Legiones, Cuaderno de Campo Nº 1” . El hallazgo pasó desapercibido, como
tantas cosas de nuestra montaña, hasta que el Diario de León, se acordaba de ella en un extenso artículo de Don Emilio Gancedo,
un periodista más preocupado y sensibilizado por nuestro patrimonio que algunos
alcaldes de la comarca.
Martino-Siro, la habían localizado en Robledo de la Guzpeña , ladera sur de Peñacorado en el año 2000,
aunque era conocida por todos los habitantes de Robledo. En 1996 el P.
Martino, había notificado a David Martino y Julio Mangas, la existencia en el
mismo lugar de otro notable monumento funerario, que algunos siguen pertinaces en afirmar que procede de Valmartino, éste dedicado a DOVIDERO HIJO DE
AMPARAMO PRÍNCIPE DE LOS CANTABROS. El espacio distante, entre ambas lápidas
halladas en Robledo, apenas es de 8 metros .
Descripción de la lápida: Cronología aproximada S. I -II, se
trata de una piedra caliza, bien trabajada en los laterales, aunque
previsiblemente esta labra es debida a la función que tenía la piedra hasta hoy
día que es la de servir como escalón en un notable edificio. La piedra está
partida a la mitad y falta una parte. Sólo se distingue el interlineado, un
grabado puntiforme en la parte superior, el nombre de la persona a la que se dedicó
ó el dedicante mismo VALA (eso) / ANN(orum) los años del difunto sin los
números.
El antropónimo VALAESO, no es
desconocido en la comarca, en dos lapidas de Aleje viene escrito el mismo
nombre con “B”: (BALAESO FRONTONI), (PENTI(o) BALAESI). La vacilación a la hora
de usar B por V ó viceversa, no es sólo de nuestro tiempo.
Alfred Holder en su diccionario
céltico cuando habla del Balaeso de Aleje cita un VALAISIS iberico muy afín al
BALAESO vadiniense, quizás estamos ante la pervivencia de una aportación
ibérica mantenida entre los cántabros.
Estas dos lápidas: la de Valaeso y la de Dovidero otorgan al núcleo de
Robledo de
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