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sábado, 19 de enero de 2013

EDAD CONTEMPORÁNEA: DON FRANCISCO VALBUENA GARCÍA Y DON BENITO VALBUENA LÓPEZ, CARA Y CRUZ DEL MAGISTERIO EN LA VILLA DE CISTIERNA DURANTE LA REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL (Artículo publicado en la Revista Comarcal de Riaño Nº 41) Siro Sanz García




A mediados de noviembre de 2011, una inesperada llamada de teléfono procedente de Llodio, provincia de Álava, me ponía en contacto con Don Ángel Larrea Urrutia, hasta ese momento, persona desconocida para mí. Solicitaba ciertos datos biográficos sobre Benito Valbuena López, según esta persona, un maestro asturiano asesinado el año 1938 en un caserío cercano al citado pueblo alavés. Su interés y el de otras personas de Llodio, alguna de ellas dedicada al magisterio, era recoger la memoria de estos desgraciados sucesos. De Benito Valbuena López,  sabía que no era asturiano, y sospechaba desde hacía tiempo que era  hijo de Don Francisco Valbuena natural de Valderrueda, director de la graduada de Cistierna desde el año 1925, hasta el fin de la guerra civil. Al ser contraparientes de mi padre pensaba que la obtención de datos no sería difícil, ¡Qué equivocado estaba! Una hija de Don Francisco Valbuena, Domitila Valbuena, por lo tanto hermana de Benito, fue la mujer de Bernardino Sagüillo Alonso, tío de mi padre. Debido a una temprana orfandad, mi padre y su hermana, serían acogidos por sus tíos Domitila y Bernardino, a las edades de 8 y 12 años. Consulté a mi padre, por si recordaba alguna cosa que la tía Domi le hubiese contado en su infancia acerca de su hermano Benito. Solamente pudo comunicarme la existencia de tres hijos suyos: Benito, Luis y Maruja, los cuales, en los años de la posguerra venían a casa de la tía Domi a pasar las fiestas de septiembre. De su padre, no sabía nada, nunca había escuchado a su tía hablar de este misterioso hermano; conocía sin embargo la existencia de otros hermanos de Benito llamados Evencio y Paula. Era de esperar este sonoro silencio. En una familia tan de derechas como la de nuestra tía Domi, nunca se había hablado de un hermano desaparecido en el bando perdedor; los tiempos vinieron recios, ásperos y estragados después del conflicto y, hasta la memoria de los que murieron en el lado equivocado, por muy del régimen que fuese su familia, debía de ser olvidada. La incautación de bienes era  suficiente garantía para que las familias de los represaliados callasen para siempre. También es nuestro deber reseñar las tropelías cometidas por las izquierdas en las zonas mineras: quema de iglesias; destrucción del patrimonio religioso; asesinatos inmisericordes de clérigos y católicos practicantes y sobre todo el odio de clase generado desde hacia más de 40 años por una izquierda ajena a nuestras costumbres y tradiciones comunales. Don Francisco Valbuena García (Valderrueda 1875), padre de Benito, fue un notable maestro y educador de generaciones de cisterniegos; aun es recordado  con gratitud y cariño por alguno de sus educandos ya octogenarios. Era hombre de conocida  filiación derechista, buen católico en palabras y obras. La tía Domi, digna hija de su padre, fue también una ferviente católica, siempre, hasta los últimos años de su vida, acompañó su devoción con  continuos actos de caridad hacia los más menesterosos de la villa, sintiendo sus necesidades como propias y procurando remediarlas por todos los medios a su alcance. Los años 20 y 30 del siglo que pasó, fueron tiempos en los que la población de Cistierna, aumentó de forma considerable; las minas y el ferrocarril atrajeron a un número importante de obreros y sus familias. Después de la segregación de Sabero, y otros 4 pueblos del ayuntamiento de Cistierna en  1925, aún contaba el concejo con más de 4.000 almas. Esta numerosa población acuciaba al concejo, bastante limitado por entonces, con más servicios médicos, escolares y de seguridad. Don Francisco Valbuena, en sus años de director de las escuelas municipales, elevaría cartas al Ayuntamiento y autoridades provinciales reclamando un aumento de las plazas para niños y niñas. A instancia suya se formaría una comisión con el fin de construir un grupo escolar de 12 unidades; se propuso al Ayuntamiento para la instalación del citado grupo y después de haberlo estudiado suficientemente, el lugar denominado “Las Cortinas”. En orden a la seguridad, el 12 de Agosto de ese mismo año, a  propuesta del alcalde también se acordaría por unanimidad solicitar del Jefe de la Guardia Civil de la provincia de León concediese el aumento de 10 números de Guardias Civiles solteros para el puesto de Cistierna, con carácter fijo, ya que los juzgaba indispensable para la tranquilidad y sostenimiento del orden público de la cabeza del concejo y pueblos limítrofes, pues una población numerosa, comercio, industria, bancos etc, requería tal protección. En los días de la República, cuando el laicismo se imponía en la escuela pública española, Don Francisco, se opondrá con razonables argumentos a que se despojasen las aulas de las escuelas de niños y niñas que él gobernaba, del crucifijo que siempre las había presidido. Aparte de su defensa de la religión católica, Don Francisco, nunca cuestionaría el orden legal establecido por la República, a diferencia de otros maestros nacionales, como Don Albano Fernández, Doña Emilia Mata, Don Jerónimo Muñoz, Don Ángel Cuñado, a los que se requería de parte del ayuntamiento republicano, el 9 de marzo de 1936, por haber vulnerado lo legislado  por el Ministerio de Instrucción Pública, y  actuar abiertamente contra la el sistema republicano. No hacemos con esto una relación de buenos y malos, lo datos únicamente muestran la división que  por aquellos años existía en muchos ámbitos de la sociedad española, en este caso, las diferencias políticas entre los maestros y en muchas familias de Cistierna. Los servicios prestados en el desempeño del magisterio y como director de las escuelas de la villa por Don Francisco Valbuena, serían reconocidos en los años 50, cuando la corporación en pleno le dedico la calle que discurre desde la  rectoral parroquial hasta el Ayuntamiento. Hasta aquí en breves pinceladas, resumimos la cara amable de la familia Valbuena, honrada por las autoridades y recordada por muchos de sus parientes y convecinos. La vida de Benito Valbuena, pudo haber transcurrido más o menos como la de su padre, si no hubiese estallado una cruel guerra civil que le haría pagar con la vida por el único delito de haber sido un maestro de ideas avanzadas, un pedagogo que al igual que su padre, pensaba en la cultura como el único medio para que España abandonase su secular atraso. Este singular maestro, nace en Cistierna el 15 de enero de 1901, hijo de Francisco Valbuena y de Concepción López Caro, estudia magisterio en León y en los años 20 obtiene el título. En 1924 aparece como maestro de Quintana de la Peña, destino poco apetecido por los maestros locales, que apenas paraban en el pueblo un año o dos. Quintana, situado en la cara sur del macizo de Peñacorada, sólo se comunicaba con la carretera principal por un camino muy antiguo, sólo apto para caballerías y, así, hasta los años 70 del siglo pasado, cuando el pueblo se despobló por completo. En 1925, al tiempo que su padre es director de la Graduada, aparece como maestro en Cistierna. En vísperas de la guerra civil tiene plaza en Otero de Curueño. Una de las facetas más interesantes de la vida profesional de Benito Valbuena, era su simpatía hacia la Institución Libre de Eseñanza, fundada en 1876 por los catedráticos Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro Sáinz de Rueda y Nicolás Salmerón, apartados de la Universidad por defender la libertad de cátedra y una enseñanza moderna.  Los proyectos más conocidos emanados de su filosofía docente se plasmaron en las Misiones Pedagógicas y las Colonias Escolares. Las misiones pedagógicas iban dirigidas a las zonas rurales más apartadas y de difícil comunicación del país, en un intento por redimirlas del atraso y del analfabetismo; en esos años más de 47% de la población era analfabeta. Benito participó en la misión pedagógica dirigida a la comarca montañesa de Babia, en junio de 1932,  con la colaboración del Ayuntamiento de San Emiliano. En esta misión participaron también los inspectores Don Rafael Álvarez, Don Vicente Valls, Don José Ruiz Galán, Don Salvador Ferrer, y el maestro Don Valeriano Enríquez. De este grupo sabemos que fue ejecutado durante la guerra Civil Rafael Álvarez, inspector de las escuelas de la zona del Órbigo y de la ciudad de León casado con la también inspectora y profesora Francisca Vicente Mangas, expulsada de la Normal de León y depurada, que murió en 1941 en Sevilla. A esta familia de represaliados, pertenecía Encarnación Vicente Mangas, vocal y secretaria de la junta de enseñanza de Cistierna en los años treinta, que tuvo que pechar con la ejecución de su cuñado y la depuración de su hermana.  Otro maestro muy querido y recordado en Cistierna, que conoció a Benito Valbuena, fue Virgilio Rabanal, natural de Sabero. Virgilio será juzgado en 1938, condenado a 30 años de cárcel y apartado de una profesión que nunca más volvería a ejercer;  su familia tuvo que soportar al expolio de sus bienes y  una vida de miseria y desprecio en Cistierna. Cuando después de muchos años de cárcel regresó al pueblo, encontró que su plaza, obtenida mediante oposición, había sido ocupada por una cursillista afín a la Falange. Don Virgilio se dedicaría a sacar arena y grijo del río Esla con un capacho para poder dar de comer a su numerosa familia. Peor suerte tuvo Benito Valbuena, que a principios del verano de 1938, cuando la cosecha se trillaba en las eras del pueblo, se ve obligado a dirigirse al lugar donde se cosechaban hombres. Por esa fecha emprende viaje a las Provincias Vascongadas con la intención de pasar a Francia; no sabemos qué medio utilizó, aunque intuimos que pudo realizar el trayecto de León a Bilbao en el tren de la Robla., o pudo ir caminando durante la noche siguiendo las vías del tren, algo frecuente en aquellos años. En los primeros días de Julio llega a las inmediaciones de Llodio, pujante pueblo  alavés situado a muy pocos kilómetros de Bilbao. Por breve tiempo se refugia en una caseta cercana a un caserío llamado Luja; allí su propietario, mediante un mapa que Benito traía, le explicó la situación del monte Gorbea y la manera de trasponerlo sin riesgo en dirección a Francia. Para ello, debía subir un pequeño monte llamado Mostatxa, en el descenso debía pasar por un barrio denominado Isardio, cruzar la carretera N-625 y dirigirse a otro valle que le llevaría al Gorbea. Bajando del monte Mostaxa, antes de llegar a Isardio, fue descubierto junto a otras dos personas que le acompañaban en la huída;  alguien bajó rápidamente al pueblo para avisar la presencia de fugitivos en el monte. De Llodio subió un grupo de personas que lo ejecutan en un lugar llamado Alqueta el 5 de Julio de 1938. El padre del informante don Antonio Larrea,  que vive muy cerca del lugar de la detención y ejecución, durante años contaba a su hijo Ángel, que escuchó los disparos que acabaron con la vida de Benito en el mismo lugar donde fue detenido.  Poco después, su cadáver montado en un asno, fue bajado al pueblo como si se tratara de un trofeo de caza. A los otros dos acompañantes de Benito (sospecho que también eran cisterniegos) les quisieron fusilar en la plaza del pueblo. Por ellos intervino una brava y misericordiosa mujer de convicciones carlistas, de nombre Paula. Gracias a sus ruegos no fueron asesinados allí mismo, pero desconocemos la suerte que corrieron posteriormente. De estos dos acompañantes se comentaba que parecían gentes de calidad, con carreras como el propio Benito. Según el registro civil de Llodio, Benito Valbuena fue enterrado el 6 de Julio de 1938 en la tumba Nº 127. Curiosamente en el acta de defunción, el motivo de su muerte, “heridas de arma de fuego”, aparece tachado*. En León dejaba una atribulada viuda y tres niños pequeños. En fin..., que no vuelvan jamás a España tiempos como aquellos, en los dos bandos enfrentados hubo gente honrada y asesinos; los últimos siempre aprovechan situaciones como aquella para dar suelta a sus más bajos instintos contra el derecho natural: robo, asesinato y violación.
AGRADECIMIENTOS: A Don Ángel Larrea Urrutia y a su padre Don Antonio Larrea, Sus recuerdos y labor investigadora permitieron reconstruir los últimos momentos de  la vida de Benito Valbuena en Llodio.                                                                                                                                           

* En el original no está tachado, lo tachan cuando te dan la fotocopia, deber ser normativo


              
















Don Francisco Valbuena y su esposa Concepción López Caro, padres de  Benito Valbuena López. (Fotos gentileza de Isabel Fernández Argüeso, biznieta de Don Francisco Valbuena)

    Calle Francisco Valbuena (Cistierna). (Foto Siro Sanz)

4 comentarios:

  1. Buenas tardes:

    Soy nieta de Don Benito Valbuena Lopez y puedo contar más cosas de la familia. La abuela Concepción se apellidaba Lopez Caro y era de ascendencia italiana por parte de madre. Su hermano era farmacéutico en Galicia y creador de un tinte capilar muy famoso que aun hoy en día se fabrica. Debido a ello el hermano de mi abuelo estudió farmacia y estuvo de titular en Boñar, hasta que años más tarde se instaló como farmacéutico en Madrid.
    La gente de Otero que todavía vive y que fueron alumnos de mi abuelo le recuerdan con gran cariño. El problema de mi abuelo es que en el año 34 ya estaba metido en temas políticos y por ello acabó en la cárcel, así que no fue en la guerra cuando empezó todo.

    Por cierto, yo también tengo esas fotos en mi casa.

    Saludos a todos

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  2. Conocía los detalles que usted me comenta de su abuela Concepción y del hermano inventor por una biznieta que se llama Isabel y que es también de mi familia. D. Benito fue un pedagogo de ideas muy avanzadas para la época y desgraciadamente eso en aquellos tiempos no era aceptable. Muchas gracias por su comentario e interés. Le agradecería mucho, si es que puede, que me enviase una fotografía de D. Benito, para commpartirla con la familia que aún queda en Cistierna, arriba le facilito mi correo. Gracias

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