A mediados de noviembre de 2011, una inesperada
llamada de teléfono procedente de Llodio, provincia de Álava, me ponía en
contacto con Don Ángel Larrea Urrutia, hasta ese momento, persona desconocida
para mí. Solicitaba ciertos datos biográficos sobre Benito Valbuena López,
según esta persona, un maestro asturiano asesinado el año 1938 en un caserío
cercano al citado pueblo alavés. Su interés y el de otras personas de Llodio,
alguna de ellas dedicada al magisterio, era recoger la memoria de estos
desgraciados sucesos. De Benito Valbuena López,
sabía que no era asturiano, y sospechaba desde hacía tiempo que era hijo de Don Francisco Valbuena natural de
Valderrueda, director de la graduada de Cistierna desde el año 1925, hasta el
fin de la guerra civil. Al ser contraparientes de mi padre pensaba que la obtención
de datos no sería difícil, ¡Qué equivocado estaba! Una hija de Don Francisco
Valbuena, Domitila Valbuena, por lo tanto hermana de Benito, fue la mujer de
Bernardino Sagüillo Alonso, tío de mi padre. Debido a una temprana orfandad, mi
padre y su hermana, serían acogidos por sus tíos Domitila y Bernardino, a las
edades de 8 y 12 años. Consulté a mi padre, por si recordaba alguna cosa que la
tía Domi le hubiese contado en su infancia acerca de su hermano Benito.
Solamente pudo comunicarme la existencia de tres hijos suyos: Benito, Luis y
Maruja, los cuales, en los años de la posguerra venían a casa de la tía Domi a
pasar las fiestas de septiembre. De su padre, no sabía nada, nunca había
escuchado a su tía hablar de este misterioso hermano; conocía sin embargo la
existencia de otros hermanos de Benito llamados Evencio y Paula. Era de esperar
este sonoro silencio. En una familia tan de derechas como la de nuestra tía
Domi, nunca se había hablado de un hermano desaparecido en el bando perdedor;
los tiempos vinieron recios, ásperos y estragados después del conflicto y,
hasta la memoria de los que murieron en el lado equivocado, por muy del régimen
que fuese su familia, debía de ser olvidada. La incautación de bienes era suficiente garantía para que las familias de
los represaliados callasen para siempre. También es nuestro deber reseñar las tropelías cometidas por las izquierdas en las zonas mineras: quema de iglesias; destrucción del patrimonio religioso; asesinatos inmisericordes de clérigos y católicos practicantes y sobre todo el odio de clase generado desde hacia más de 40 años por una izquierda ajena a nuestras costumbres y tradiciones comunales. Don Francisco Valbuena García
(Valderrueda 1875), padre de Benito, fue un notable maestro y educador de
generaciones de cisterniegos; aun es recordado
con gratitud y cariño por alguno de sus educandos ya octogenarios. Era
hombre de conocida filiación derechista,
buen católico en palabras y obras. La tía Domi, digna hija de su padre, fue
también una ferviente católica, siempre, hasta los últimos años de su vida,
acompañó su devoción con continuos actos
de caridad hacia los más menesterosos de la villa, sintiendo sus necesidades
como propias y procurando remediarlas por todos los medios a su alcance. Los
años 20 y 30 del siglo que pasó, fueron tiempos en los que la población de
Cistierna, aumentó de forma considerable; las minas y el ferrocarril atrajeron
a un número importante de obreros y sus familias. Después de la segregación de
Sabero, y otros 4 pueblos del ayuntamiento de Cistierna en 1925, aún contaba el concejo con más de 4.000
almas. Esta numerosa población acuciaba al concejo, bastante limitado por
entonces, con más servicios médicos, escolares y de seguridad. Don Francisco
Valbuena, en sus años de director de las escuelas municipales, elevaría cartas
al Ayuntamiento y autoridades provinciales reclamando un aumento de las plazas
para niños y niñas. A instancia suya se formaría una comisión con el fin de
construir un grupo escolar de 12 unidades; se propuso al Ayuntamiento para la
instalación del citado grupo y después de haberlo estudiado suficientemente, el
lugar denominado “Las Cortinas”. En orden
a la seguridad, el 12 de Agosto de ese mismo año, a propuesta del alcalde
también se acordaría por unanimidad solicitar del Jefe de la Guardia Civil de
la provincia de León concediese el aumento de 10 números de Guardias Civiles
solteros para el puesto de Cistierna, con carácter fijo, ya que los juzgaba
indispensable para la tranquilidad y sostenimiento del orden público de la
cabeza del concejo y pueblos limítrofes, pues una población numerosa, comercio, industria, bancos etc,
requería tal protección. En los días de la República, cuando el laicismo se
imponía en la escuela pública española, Don Francisco, se opondrá con
razonables argumentos a que se despojasen las aulas de las escuelas de niños y
niñas que él gobernaba, del crucifijo que siempre las había presidido. Aparte
de su defensa de la religión católica, Don Francisco, nunca cuestionaría el
orden legal establecido por la República, a diferencia de otros maestros
nacionales, como Don Albano Fernández, Doña Emilia Mata, Don Jerónimo Muñoz,
Don Ángel Cuñado, a los que se requería de parte del ayuntamiento republicano,
el 9 de marzo de 1936, por haber vulnerado lo legislado por el Ministerio de Instrucción Pública,
y actuar abiertamente contra la el
sistema republicano. No hacemos con esto una relación de buenos y malos, lo
datos únicamente muestran la división que
por aquellos años existía en muchos ámbitos de la sociedad española, en
este caso, las diferencias políticas entre los maestros y en muchas familias de
Cistierna. Los servicios prestados en el desempeño del magisterio y como
director de las escuelas de la villa por Don Francisco Valbuena, serían
reconocidos en los años 50, cuando la corporación en pleno le dedico la calle
que discurre desde la rectoral
parroquial hasta el Ayuntamiento. Hasta aquí en breves pinceladas, resumimos la
cara amable de la familia Valbuena, honrada por las autoridades y recordada por
muchos de sus parientes y convecinos. La vida de Benito Valbuena, pudo haber
transcurrido más o menos como la de su padre, si no hubiese estallado una cruel
guerra civil que le haría pagar con la vida por el único delito de haber sido
un maestro de ideas avanzadas, un
pedagogo que al igual que su padre, pensaba en la cultura como el único medio
para que España abandonase su secular atraso. Este singular maestro, nace
en Cistierna el 15 de enero de 1901, hijo de Francisco Valbuena y de Concepción
López Caro, estudia magisterio en León y en los años 20 obtiene el título. En 1924
aparece como maestro de Quintana de la Peña, destino poco apetecido por los
maestros locales, que apenas paraban en el pueblo un año o dos. Quintana,
situado en la cara sur del macizo de Peñacorada, sólo se comunicaba con la
carretera principal por un camino muy antiguo, sólo apto para caballerías y,
así, hasta los años 70 del siglo pasado, cuando el pueblo se despobló por
completo. En 1925, al tiempo que su padre es director de la Graduada, aparece
como maestro en Cistierna. En vísperas de la guerra civil tiene plaza en Otero
de Curueño. Una de las facetas más interesantes de la vida profesional de
Benito Valbuena, era su simpatía hacia la Institución
Libre de Eseñanza, fundada en 1876 por los catedráticos Francisco Giner de
los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro Sáinz de Rueda y Nicolás Salmerón,
apartados de la Universidad por defender la libertad de cátedra y una enseñanza
moderna. Los proyectos más conocidos
emanados de su filosofía docente se plasmaron en las Misiones Pedagógicas y las
Colonias Escolares. Las misiones pedagógicas iban dirigidas a las zonas rurales
más apartadas y de difícil comunicación del país, en un intento por redimirlas
del atraso y del analfabetismo; en esos años más de 47% de la población era
analfabeta. Benito participó en la
misión pedagógica dirigida a la comarca montañesa de Babia, en junio de 1932,
con la colaboración del Ayuntamiento de San
Emiliano. En esta misión participaron también los inspectores Don Rafael Álvarez, Don Vicente Valls, Don
José Ruiz Galán, Don Salvador Ferrer, y el maestro Don Valeriano Enríquez. De
este grupo sabemos que fue ejecutado durante la guerra Civil Rafael Álvarez,
inspector de las escuelas de la zona del Órbigo y de la ciudad de León casado
con la también inspectora y profesora Francisca Vicente Mangas, expulsada de la Normal de
León y depurada, que murió en 1941 en Sevilla. A esta familia de represaliados,
pertenecía Encarnación Vicente Mangas, vocal y secretaria de la
junta de enseñanza de Cistierna en los años treinta, que tuvo que pechar con la
ejecución de su cuñado y la depuración de su hermana. Otro maestro muy querido y recordado en
Cistierna, que conoció a Benito Valbuena, fue Virgilio Rabanal, natural de Sabero. Virgilio será juzgado en 1938,
condenado a 30 años de cárcel y apartado de una profesión que nunca más
volvería a ejercer; su familia tuvo que
soportar al expolio de sus bienes y una
vida de miseria y desprecio en Cistierna. Cuando después de muchos años de
cárcel regresó al pueblo, encontró que su plaza, obtenida mediante oposición,
había sido ocupada por una cursillista afín a la Falange. Don Virgilio se
dedicaría a sacar arena y grijo del río Esla con un capacho para poder dar de
comer a su numerosa familia. Peor suerte tuvo Benito Valbuena, que a principios
del verano de 1938, cuando la cosecha se trillaba en las eras del pueblo, se ve
obligado a dirigirse al lugar donde se cosechaban hombres. Por esa fecha
emprende viaje a las Provincias Vascongadas con la intención de pasar a
Francia; no sabemos qué medio utilizó, aunque intuimos que pudo realizar el
trayecto de León a Bilbao en el tren de la Robla., o pudo ir caminando durante
la noche siguiendo las vías del tren, algo frecuente en aquellos años. En los
primeros días de Julio llega a las inmediaciones de Llodio, pujante pueblo alavés situado a muy pocos kilómetros de
Bilbao. Por breve tiempo se refugia en una caseta cercana a un caserío llamado
Luja; allí su propietario, mediante un mapa que Benito traía, le explicó la
situación del monte Gorbea y la manera de trasponerlo sin riesgo en dirección a
Francia. Para ello, debía subir un pequeño monte llamado Mostatxa, en el descenso debía pasar por un barrio denominado Isardio, cruzar la carretera N-625 y dirigirse a otro valle que le llevaría al Gorbea. Bajando del monte Mostaxa,
antes de llegar a Isardio, fue descubierto junto a otras dos personas que le acompañaban
en la huída; alguien bajó rápidamente al
pueblo para avisar la presencia de fugitivos en el monte. De Llodio subió un
grupo de personas que lo ejecutan en un lugar llamado Alqueta el 5 de Julio de
1938. El padre del informante don
Antonio Larrea, que vive muy cerca
del lugar de la detención y ejecución, durante años contaba a su hijo Ángel, que escuchó los disparos que
acabaron con la vida de Benito en el mismo lugar donde fue detenido. Poco después, su cadáver montado en un asno,
fue bajado al pueblo como si se tratara de un trofeo de caza. A los otros dos
acompañantes de Benito (sospecho que también eran cisterniegos) les quisieron
fusilar en la plaza del pueblo. Por ellos intervino una brava y misericordiosa
mujer de convicciones carlistas, de nombre Paula.
Gracias a sus ruegos no fueron asesinados allí mismo, pero desconocemos la suerte que corrieron posteriormente. De estos dos acompañantes se comentaba que parecían gentes
de calidad, con carreras como el propio Benito. Según el registro civil de
Llodio, Benito Valbuena fue enterrado el 6 de Julio de 1938 en la tumba Nº 127.
Curiosamente en el acta de defunción, el motivo de su muerte, “heridas de arma
de fuego”, aparece tachado*. En León dejaba una atribulada viuda y tres niños
pequeños. En fin..., que no vuelvan jamás a España tiempos como aquellos, en los dos bandos enfrentados hubo gente honrada y asesinos; los últimos siempre aprovechan situaciones como aquella para dar suelta a sus más bajos instintos contra el derecho natural: robo, asesinato y violación.
AGRADECIMIENTOS:
A Don Ángel Larrea Urrutia y a su
padre Don Antonio Larrea, Sus
recuerdos y labor investigadora permitieron reconstruir los últimos momentos
de la vida de Benito Valbuena en
Llodio.
* En el original no está tachado, lo tachan
cuando te dan la fotocopia, deber ser normativo
Buenas tardes:
ResponderEliminarSoy nieta de Don Benito Valbuena Lopez y puedo contar más cosas de la familia. La abuela Concepción se apellidaba Lopez Caro y era de ascendencia italiana por parte de madre. Su hermano era farmacéutico en Galicia y creador de un tinte capilar muy famoso que aun hoy en día se fabrica. Debido a ello el hermano de mi abuelo estudió farmacia y estuvo de titular en Boñar, hasta que años más tarde se instaló como farmacéutico en Madrid.
La gente de Otero que todavía vive y que fueron alumnos de mi abuelo le recuerdan con gran cariño. El problema de mi abuelo es que en el año 34 ya estaba metido en temas políticos y por ello acabó en la cárcel, así que no fue en la guerra cuando empezó todo.
Por cierto, yo también tengo esas fotos en mi casa.
Saludos a todos
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EliminarSi tiene la fotografía de su abuelo D. Benito, puede enviarla al siguiente correro: sirosanzgarcia@yahoo.es
EliminarGracias
Conocía los detalles que usted me comenta de su abuela Concepción y del hermano inventor por una biznieta que se llama Isabel y que es también de mi familia. D. Benito fue un pedagogo de ideas muy avanzadas para la época y desgraciadamente eso en aquellos tiempos no era aceptable. Muchas gracias por su comentario e interés. Le agradecería mucho, si es que puede, que me enviase una fotografía de D. Benito, para commpartirla con la familia que aún queda en Cistierna, arriba le facilito mi correo. Gracias
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